G E O F F R E Y   H O D S O N


Una Visión Oculta
de la Salud
y de
las Enfermedades



Digitalizado por la “Biblioteca Upasika”. Julio 2004.

www.upasika.com

I

UNA VISIÓN GENERAL DEL ASUNTO

Las teorías aquí presentadas han sido desarrolladas mediante el estudio clarividente de un gran número de casos que han estado bajo mi cuidado durante los pasados dos años; he observado, hasta donde mis poderes me lo permiten, la condición de los cuerpos sutiles y físicos de los pacientes, desde la época de su primera consulta, y a través de las varias etapas del tratamiento, hasta llegar a la recuperación o fallar en el intento, según fuera el caso.

Un período de estudio mucho más largo y una clarividencia más altamente entrenada y más científicamente aplicada son necesarios antes de que puedan obtenerse conclusiones finales; por lo tanto, como estamos aún en la etapa en que formulamos y probamos hipótesis, todo lo que yo diga debe ser considerado como sugestiones solamente, presentadas a fin de que otros puedan comparar sus resultados con los míos, y que un mayor número de estudiantes puedan ser inclinados a aplicar las profundas e iluminadoras enseñanzas de la Teosofía a los problemas de la salud y la enfermedad.

La salud perfecta es un estado al cual seguramente desean llegar todos aquellos que aspiran al servicio de sus semejantes. Aquellas almas aún más ardientes cuyos sueños incluyen el escalamiento del corto, empinado y escabroso sendero que conduce a la elevada cima de la montaña de la evolución, alrededor de la cual prosigue su tortuosa ruta de lento ascenso el camino en espiral de la vida ordinaria, encontrarán que la buena salud física es uno de los factores esenciales en el triunfo de su esfuerzo.

Como leales seguidores de los verdaderos Fundadores de la Sociedad Teosófica y de sus nobles servidores, a quienes debemos toda la moderna enseñanza, los estudiantes de Teosofía deben abrazar el ideal del servicio; existen muchos, en verdad, un siempre creciente ejército de peregrinos, que esforzándose en vivir la vida oculta, esperan lograr mayores poderes de servicio y llegar a esferas de utilidad siempre crecientes.

Mi esperanza es que este pequeño libro pueda ser un punto de arranque, desde donde nosotros podamos agregar algo al conocimiento de nosotros mismos, y por lo tanto, a nuestra utilidad a la humanidad.

Aquellos que están observando la dirección del esfuerzo y la investigación humana, en sus variados campos de actividad, quizás convendrán en que el progreso, en muchas direcciones del progreso científico, se caracteriza por un cambio de método. En Medicina, todo aquel amplio margen de terapia conocido como Medicina Natural, psicoanálisis, tratamiento con luz solar y luces coloreadas, puede ser citado como ejemplo de la adopción de nuevos métodos.

Hablando en general, uno podría decir que en la Medicina, el cambio es hacia el intento de descubrir y tratar las causas verdaderas de la mala salud, que se ha encontrado yacen a mucha mayor profundidad de lo que hasta ahora se había supuesto. Están surgiendo escuelas de pensamiento que pretenden haber perseguido a la mala salud más allá de los confines del cuerpo físico, hasta los reinos del así llamado “subconsciente”. El cambio se muestra también en una tendencia a aplicar los propios métodos y fuerzas de la Naturaleza en la curación de la enfermedad y a alejarse de las drogas, sueros y cirugía, y especialmente de aquellas formas de tratamiento que meramente suprimen los síntomas de la enfermedad.

La salud y la enfermedad no pueden ser verdaderamente entendidas con sólo un estudio del cuerpo tísico; debemos sondear mucho más profundamente si es que queremos descubrir las verdaderas causas. Estamos llegando a la conclusión de que las raíces de la enfermedad están en las profundidades de la naturaleza mental y emocional del hombre y hay quienes piensan que esto es cierto no sólo de aquellas enfermedades que, a despecho de los avances de la ciencia médica, continúan cobrando una pesada cuota de vidas humanas, burlando a nuestros científicos más sabios, sino también de cualquier desviación de la salud perfecta, por más ligera que sea.

¿Cómo definiremos la salud a fin de que se conozcan los límites de nuestro estudio y pueda indicarse su dirección?.

Yo sugiero que podemos considerar a la salud como esa condición en la que un flujo, sin obstáculos, de la fuerza vital a través de la naturaleza entera; como el estado de los procesos de absorción, asimilación y eliminación están en manifestación perfecta en otros planos tanto como en el físico.

Con esta definición quiero enfatizar la idea de que existe en la Naturaleza una abundante provisión de fuerza vital y vitalidad, y que si todo el microcosmos humano ha de ser mantenido con salud y eficiencia, esta abundante energía ha de ser absorbida, asimilada, expresada como función y finalmente eliminada después de haber hecho su trabajo de vitalizar todo el sistema. Esta vivificante energía existe en todos los planos y, si la salud ha de mantenerse, los procesos antes mencionados deben ocurrir en plena medida, de acuerdo al grado de evolución, en todos aquellos cuerpos en donde esté funcionando la conciencia. Si esto es cierto, entonces la mala salud puede atribuirse a una interferencia del flujo de la vida a través de los cuerpos sutiles así como del físico.

La experiencia a lo largo de las líneas a que hemos hecho referencia tiende a confirmar esta teoría de la salud, y los esfuerzos por tratar la mala salud mediante métodos basados sobre esta experiencia están encontrándose con éxito considerable.

El método empleado en el diagnóstico ha sido el cuidadoso examen de la condición de los cuerpos mental, astral y etérico (después de que los síntomas y la historia física han sido estudiados), con objeto de descubrir en cual de ellos está situada la obstrucción. Los resultados de semejante diagnóstico y una descripción de las condiciones que, hasta donde yo alcanzo a ver, -acompañan a la mala salud, se estudian en la parte II.

Hablando ampliamente, los estados emocionales y mentales pueden ser divididos en dos clases; aquellos de donde resulta la expansión, expresión y felicidad, y aquellos que producen limitación, inhibición e infelicidad; siendo estos los estados de salud y de enfermedad respectivamente.

En la primera clase pueden colocarse la completa amplitud de mente, el inegoísmo y el amor, y en la segunda, el prejuicio, el egoísmo, y todas las cualidades negativas de la mente y de la emoción que brotan de aquellos. Períodos de tiempo variable pueden transcurrir antes de que el estado psicológico se manifieste en el cuerpo físico; pero cuando las cualidades que mencionamos primero reinan, se encontrará buena salud; en donde las segundas prevalezcan, no habrá salud; y hay algunos que creen que cada tipo tiene su correspondencia en una forma particular de enfermedad y un órgano especial donde se manifiesta. Tablas de: estas correspondencias han sido elaboradas y una de ellas puede estudiarse en el folleto de la Sra. E. A. Gardner: “Métodos Curativos, Antiguos y Modernos”.

Tomemos primero los estados mentales; recientemente se han llevado a cabo experimentos por un grupo de estudiantes, en los que un miembro se colocaba en diferentes estados mentales por un deliberado esfuerzo de voluntad (una habilidad adquirida por la práctica de la meditación) y dos clarividentes observaban los resultados y tomaban notas separadas. Un sentimiento escogido fue el de la depresión profunda, tipo de pensamiento que rápidamente afectó el cuerpo astral y poco después el físico etérico; a medida que el sentimiento se hacía más profundo, el aura de salud pareció debilitarse y la circulación de prana se vio impedida. Este pensamiento fue seguido por uno de una ecuanimidad normal, después por un rasgo de buen humor – contando alguien una historia o cuento gracioso – y finalmente, por un esfuerzo de exaltar la mente y expandir la conciencia. El efecto sobre el cuerpo etérico fue muy marcado, el aura de salud se recuperó rápidamente, y fue elevada a una condición de más grande actividad en tanto que la circulación de prana fue incrementada, particularmente en el flujo hacia el cerebro.

Si este resultado puede obtenerse por un mero ejercicio temporal del poder del pensamiento utilizado experimentalmente, parecerá obvio que los estados mentales, prolongados hasta convertirse en un hábito, pueden producir efectos de un carácter definido sobre el cuerpo físico denso con el transcurso del tiempo. La experiencia nos ha mostrado que todas las inconsistencias mentales, los prejuicios poderosos y la miopía mental, los errores del pensamiento que colocan al pensador fuera de armonía con la verdad, las marcadas divergencias entre los ideales mentalmente concebidos y los hábitos diarios de vida y pensamiento, se encuentran acompañando a diferentes formas de mala salud física y, que, en muchos casos, aparecen como causas activas de la enfermedad.

En el reino de la emoción se aplican los mismos principios: las emociones reprimidas son reconocidas inmediatamente como causas de mala salud. Este reconocimiento concuerda con la definición de salud que he sugerido; la represión de cualquier clase significa un obstáculo en el flujo de la fuerza vital, y eso significa mala salud. En forma similar, las emociones negativas tales como el miedo, la depresión, la preocupación, la ansiedad, los celos, el odio, son fuentes fructíferas de sufrimientos en el nivel físico, en tanto que excesiva indulgencia en emociones muy promisibles puede también producir la mala salud.

En antiguos días, el sanador, el sacerdote y el instructor eran una y la misma persona, y es triste que ya no se pueda confiar en los hombres para combinar estas funciones. La tarea del sanador tiene frecuentemente un parecido muy estrecho con la del sacerdote o confesor, pues todos estos defectos mentales y emocionales deben ser corregidos, pero tienen, que ser admitidos y encarados antes de que esto pueda hacerse. El error de pensamiento debe ser corregido, el pensador colocado en armonía con la verdad, los prejuicios deben hacerse objetivos a fin de que puedan ser vistos y eliminados; las emociones reprimidas deben ser liberadas y, si no pueden ser expresadas, debe descubrirse un método de sublimación o transmutación; el temor, la preocupación: y la depresión deben eliminarse y toda la naturaleza interna debe ser puesta en armonía con la verdad y con la ley de la vida, que es el Amor.

Desde este punto de vista, el propósito de la mala salud y del dolor es enseñarnos a evitar el error; el dolor puede ser considerado como un error subjetivo a fin de que pueda ser conocido y corregido. Si esto es cierto, entonces el insensibilizar los nervios con drogas es hacer un daño al alma que está utilizando el dolor para evolucionar. Esto no significa que no deba hacerse todo esfuerzo para aliviar el dolor y salvar del sufrimiento, pero sugiere un método de hacerlo que tenga probabilidad de ser permanente, más bien que el de administrar drogas para una enfermedad o un dolor hasta que los síntomas sean suprimidos temporalmente.

Como cada efecto debe tener una causa, la mala o buena salud del cuerpo es kármica ya sea que la causa tenga un minuto de transcurrida o que pertenezca a una vida anterior. Obviamente, todas las taras hereditarias y las enfermedades congénitas son el rebultado de acciones ejecutadas en vidas pasadas y, para una completa comprensión de nuestro tema, requeriríamos el poder de estudiar las anteriores encarnaciones de los pacientes. Aunque esto no está aún por completo dentro del poder del estudiante ordinario, no obstante, pueden obtenerse vislumbres y aun visiones detalladas de vidas pasadas mediante una meditación cuidadosa e intensa. Muchas ideas sugestivas e interesantes emergen de un esfuerzo semejante, pero con nuestro presente y muy limitado conocimiento, es más sabio no decir mucho acerca de ello.

Muchas de las dificultades emocionales y mentales a que antes me referí, son problemas dejados insolutos en unas vidas anteriores y traídas a esta vida para ser vueltos a encarar una vez más. Estos son medios por los cuales al alma progresa, y ese progreso puede ser impedido o ayudado en grado notable por el tratamiento suministrado al cuerpo físico, en salud y en enfermedad, por aquellos a cuyo cuidado se ha dejado.

II

LOS CUERPOS SUTILES EN LA SALUD

Y EN LA ENFERMEDAD

Los cuerpos sutiles que principalmente nos interesan son el mental, el astral y el etérico; sus descripciones pueden obtenerse en los manuales de Teosofía y en el libro: “El Hombre Visible e Invisible”. En las ilustraciones contenidas en este último libro no se hace ningún intento para representar los centros de fuerza, o chakras, en los cuerpos sutiles; no obstante, éstos juegan una parte prominente en la salud del cuerpo físico, especialmente aquellos centros particulares en el doble etérico, que corresponden al bazo y al plexo solar. Estos cuerpos son construidos durante el descenso de la conciencia del nivel causal al físico, y el tipo de materia empleado y su disposición en el cuerpo son gobernados en un amplio margen por el karma. Cuando el ego da aquel impulso que vivifica a su tiempo el átomo permanente de cada plano, son emitidas por éstos una serie de vibraciones; éstas yacen latentes en el átomo permanente, impresas en él por las diversas experiencias de vidas pasadas. El vehículo, en cada nivel, está compuesto exclusivamente de aquella materia que responda a las vibraciones emitidas, de manera que el cuerpo es algo que se adapta exactamente al karma del individuo.

Comenzamos el nuevo ciclo de nacimiento con un juego de vehículos que son el producto de nuestro propio pasado; los materiales adecuados son atraídos a los cuerpos sutiles, y el cuerpo físico denso es ajustado para adaptarlo tan estrechamente como sea posible, a nuestras necesidades kármicas y evolutivas. Esto se logra por la sabiduría de los Señores del Karma. Quienes seleccionan para nosotros, los padres que proveerán exactamente el cuerpo requerido para nuestro ulterior desarrollo.

Las funciones de los varios cuerpos son bien conocidas de los estudiantes de Teosofía y sólo necesito referirme aquí al doble etérico del cuerpo físico. Este actúa como un vehículo de prana, conservándolo y suministrando los medios mediante los cuales es conducido por todo el cuerpo en su labor de vitalización. Este prana se absorbe a través del centro esplénico en donde es especializado para conformarse a la vibración personal y dividido en sus siete constituyentes, cada uno con su propio color distintivo, y despachado a vitalizar las diferentes partes del cuerpo; también es introducido con el alimento. Después de ser utilizado es eliminado a través de la piel, en múltiples corrientes. Estas descargas forman lo que se llama aura de salud.

En el plano físico, la vitalidad es probablemente el factor más importante en la salud una deficiencia en el suministro de vitalidad tiende a establecer un círculo vicioso de causa y efecto que es difícil de romper. Como un ejemplo de esto puede citarse aquella forma de debilidad nerviosa en la que la indigestión es un factor; la vitalidad es disminuida en el cuerpo por una u otra causa, esto significa un flujo insuficiente del rayo verde en los órganos digestivos. Privados de su ración completa de prana, estos órganos son incapaces de realizar sus funciones y no extraen del alimento la medida completa de nutrición y vitalidad, con el resultado de que todo el sistema se debilita más aún y consecuentemente no puede absorber y asimilar la vitalidad que normalmente sería recibida a través de los canales. Este círculo vicioso debe ser roto antes de que pueda ser restablecida la salud del cuerpo.

Los cuatro factores que parecen ser de primera importancia para la salud del cuerpo físico son:

1.         La condición de cada uno de los cuerpos sutiles.

2.         La relación de éstos entre sí y también entre ellos y el cuerpo físico.

3.         La relación del ego a sus vehículos.

4.         La relación de cada vehículo con el medio ambiente de su propio plano.

Trataré más adelante del segundo y tercer factores y comenzaré considerando el primero y el cuarto.

Tomando primero la condición del cuerpo mental, encontramos que una de las principales causas de la mala salud física es una condición mental falta de elasticidad. La mentalidad fija y cristalizada, que ha llegado a establecerse firmemente en un estado rígidamente conservador y hostil a las nuevas ideas y nuevas presentaciones, limita el flujo hacia abajo de la fuerza vital del ego a sus vehículos y, probablemente, resultará en una enfermedad tal como la artritis reumatoide en la que el cuerpo físico tenderá a tornarse tan firmemente rígido y osificado como la mente. El prejuicio es otra fuente de mala salud mental; algunas áreas dentro del cuerpo mental tienden a estancarse, cesando de participar en la circulación general de la materia de éste. Estas se muestran como parches de color más obscuro, variando en el grado de densidad, obscuridad y tamaño. Algunas veces el proceso de endurecimiento es tal que produce una protuberancia semejante a una gran verruga. Si el tipo de pensamiento que habiéndose cristalizado al grado de ser una obsesión mental, tiene una correspondencia con el nivel emocional, una condición similar se establecerá gradualmente en el cuerpo astral, según veremos cuando tratemos de ese vehículo. Los hábitos de pensamiento que estén fuera de armonía con la verdad, (según la reconozca el ego de acuerdo con su desarrollo) producen mala salud en el cuerpo mental; una fricción continua parece ser causada por el pensar erróneo si se persiste en él por algunos años.

Una parte fundamental del proceso curativo es hacer que el paciente abandone viejos hábitos o carriles de pensamiento, encare la verdad tal como él la conoce, y coloque su vida en concordancia con este conocimiento. Este principio puede aplicarse a todos los tipos de mala salud mental, desde los hábitos mentales erróneos de menor importancia, pasando por todas las etapas de rigidez y ortodoxia, hasta la verdadera demencia en donde el cuerpo mental puede haber cesado de funcionar como un vehículo para la expresión de la conciencia.

En nuestra presente etapa de desarrollo, al cuerpo astral se le encuentra con más frecuencia que al mental como asiento del desorden, ya que la conciencia del mayor número de gentes está aún enfocada en las emociones, Aquí se aplica el mismo principio que encontramos en el cuerpo mental, esto es que la rigidez en un hábito contrario a la verdad, es una potente causa de problemas. El cuerpo astral está sujeto también al daño, debido a la represión y al debido exceso. Bajo estos dos encabezados pueden clasificarse muchos de los desórdenes emocionales del hombre. La emoción negativa, gratificada continuamente, producirá serios resultados astrales y físicos. La preocupación, la depresión y el miedo son los tres ejemplos más comúnmente encontrados y se muestran como parches de un opaco gris parduzco en el cuerpo astral; si la depresión, por ejemplo, está relacionada a la condición de alguna parte especial del cuerpo físico, entonces el parche aparecerá en esa región del aura. No es raro que el cuerpo entero esté envuelto en una cubierta de un opaco gris terroso y el efecto de esto sobre la salud física es muy serio; el cuerpo físico está entonces casi enteramente privado de aquellas vivificantes corrientes de fuerza que deberían verterse en él a través de los cuerpos astral y mental. Al considerar las anormalidades emocionales con relación a la salud física, su efecto sobre los varios chakras o centros de fuerza debe tenerse en mente. Como todos los estudiantes lo saben, estos son siete en número y están situados como sigue:

CHAKRAS PÉTALOS PLANETAS Y SIGNOS
(1) Muladhara (Sacro):

(2) Savadhisthana (Bazo)*

(3) Manipura (Ombligo)

(4) Anahita (Cardíaco)

(5) Vishuddha (Garganta)

(6-7) Ajña (Cuerpo Pituitario y Glándula Pineal)

(7) Brahmarandhra (Fontanela Anterior)

4

6

10

12

16

48 + 48

960 (+ 12)

{ (Saturno) g (Capricornio)

¥ (Júpiter) f (Sagitario)

¡ (Marte) e (Escorpio)

± (Venus) d (Libra)

¾ (Mercurio) c (Virgo)

› (Luna) a (Cáncer)

¸ (Sol) b (Leo)

† (Urano) o ‡ (Neptuno) ¿?

* En el libro “Los Chakras o Centros Magnéticos Vitales del Ser humano” (Pág. 21, Editorial Orión, México, 1945) dice C. W. Leadbeater en una nota al calce: “El chakra del bazo no está indicado en los libros de la India, y en su lugar se nombra un centro llamado Swádhisthana, situado en la vecindad de los órganos genitales, al cual se le asignan los mismos seis pétalos. A nuestro entender, el despertamiento de este centro debe considerarse como una desgracia por los graves peligros con. él relacionados. En el plan egipcio de desenvolvimiento se tomaban delicadas precauciones para evitar semejante despertamiento. (Véase: “La Vida Oculta en la Masonería”), N. del T.

Se da el número de pétalos y los signos planetarios para aquellos que puedan estar interesados.

Cuando hay anormalidad en el uso de la fuerza creadora, ya sea que tome la forma de represión, exceso o prácticas equivocadas, el Chakra Muladhara es generalmente afectado y, a través de él, los nervios y el cordón espinal en las regiones sacra y lumbar; el cuerpo astral muestra entonces en esa área, condiciones que difieren de acuerdo con el tipo de anormalidad presente. En casi todos los casos hay un parche de color rojo cárdeno de grado variable de densidad y tamaño; el aura es algunas veces aumentada por una banda de este color y, cuando las prácticas equivocadas y las anormalidades sexuales persisten hasta ese momento, toda la mitad inferior del cuerpo astral puede ser afectada; la circulación general de la materia del cuerpo está alterada por una circulación secundaria en la mitad inferior que puede establecer una “vida” propia separada. Formas de pensamiento muy desagradables con frecuencia están presentes, así como ciertos elementales tendiendo ambos a intensificar la condición y a aumentar la dificultad.

En los casos en que la expresión física ha sido evitada, pero la mente y las emociones han estado activas, las fuerzas del cuerpo astral parecen volverse sobre sí mismas, como si la dirección del flujo, que debería ser hacia fuera, estuviera invertida. Por estas condiciones la fuerza vital que viene de arriba, es impedida en su flujo, y el doble etérico es debilitado por la falta del prana superior en toda la región pélvica; por lo tanto, los nervios son afectados y es del chakra-Muladhara, en el astro-etérico, y de los nervios sacros en el físico, de donde parece brotar el efecto. Una dificultad ulterior es ocasionada a veces por la inusitada actividad del chakra Muladhara; su fuerza, fluyendo sobre los centros físicos de la generación, actúa como un estimulante continuo de los nervios interesados.

En este libro yo no estoy tratando especialmente la cuestión de la curación, pero esta dificultad es tan prevaleciente, y los estudiantes, que se esfuerzan por purificar y perfeccionar, su vida emocional, aplican tan frecuentemente métodos que están calculados para establecer en vez de eliminar, algunas de las condiciones a las que ya me he referido, que quizás yo pueda, con utilidad, hacer una sugestión para que se ayuden en los casos de esta clase. En mi opinión la sola represión es, no sólo el método erróneo de auto-purificación, sino que también puede ser seguida de serios resultados astrales y físicos.

El poder creador es una fuerza poderosa, una reflexión en el hombre del poder creador del Logos y, puede ser tratado en una de estas tres formas: Puede ser expresado en formas normales o anormales; puede ser reprimido; o puede ser transmutado y sublimado. Si es expresado en formas normales y legítimas, no afectará la salud. Si es reprimido, sin ningún intento de transmutarlo, con el tiempo afectará a la salud. Si es sublimado, suministrará al individuo una enorme y potente fuerza, que incrementará su poder de servicio a un grado casi ilimitado y lo proveerá con uno de los medios mediante los cuales él puede entrar en el Sendero y encontrar su camino hacia el Adeptado.

El estudiante debe estar perfectamente seguro de que está listo para el intento, y de que está preparado para renunciar a los ordinarios placeres y alegrías del hombre del mundo, por aquellos de la vida oculta. Esta decisión debe ser completamente sincera e inconmovible; una actitud a medias o indecisa terminará en el fracaso, cuando no en un desastre. El Ideal de una perfecta pureza debe ser erigido en su conciencia y considerado como el propósito supremo de sus esfuerzos. Se debe ejercer un control rígido y continuo sobre la mente y las emociones, hasta que una tendencia hacia la pureza y el celibato y a abstenerse de la, generación física, sea definitivamente establecida, sólo entonces se tendrán probabilidades favorables de triunfar en la difícil tarea de la sublimación.

Si la energía creadora que surge en el hombre ha de sublimarse, debe entonces ser dirigida hacia arriba. Esto me parece que es la clave de todo el problema: La fuerza, que puede considerarse como centrada en el chakra Muladhara, debe fluir hacia arriba, por la espina dorsal, hasta salir por la coronilla.

Una meditación definida debe asumirse, perseverando con regularidad en ella, con objeto de utilizar la voluntad para retirar toda la fuerza de los órganos creadores e impelerla hacia arriba por la columna vertebral. Además, siempre que se sienta la urgencia creadora, la voluntad debe ser inmediata e instantáneamente aplicada en la dirección sugerida; este procedimiento debe mantenerse con una determinación inquebrantable, hasta que la dirección natural del flujo sea hacia arriba en vez de hacia abajo, tras de lo cual, quedará cada vez más bajo el control consciente de la voluntad y comenzará a ser utilizada para los propósitos del desarrollo y la labor oculta.

Regresando a la consideración de las causas anormales de la salud, la práctica de la magia en vidas pasadas, ya sea de las variedades negra o gris, frecuentemente aparece como responsable de la mala salud kármica en la presente encarnación. Estos trastornos se manifiestan generalmente como trastornos espinales; posiblemente porque ciertas fuerzas empleadas en la magia residen en la espina.

Cuando se ha infligido crueldad en grado serio, a otros en el pasado, el efecto parece recaer sobre los huesos y articulaciones y en los casos en que estuvo unida a la magia, la columna vertebral es a menudo el asiento de la reacción kármica.

Se observó un ejemplo interesante del karma de la magia, en el que la música de cierto carácter invariablemente producía la claustrofobia. El sujeto sentía un poderoso disturbio en la región del plexo solar, un intensísimo deseo de salir al descubierto y un temor indescriptible al desastre. La investigación reveló una condición desordenada y mucho muy mala en el plexo solar y hacía entrever el mal uso de las fuerzas incorporadas en el sonido, particularmente música de un carácter mantrico; probablemente, en una vida anterior se utilizó la música con el intento de elevar la conciencia, con un motivo que no era puro; un súbito éxito en esta práctica liberó la conciencia y así que esto sucedió, se convirtió en presa de las dificultades y peligros del plano astral en tanto que el cuerpo perecía a resultas de la situación. La claustrofobia fue el resultado kármico del desastre.

A fin de comprender con claridad la sugerencia que voy a hacer, es necesario que una de las diferencias entre los cuerpos astral y físico se aclare plenamente. En el cuerpo físico hay cuando menos tres sistemas de circulación descubiertos hasta ahora, y son: El de la sangre, el de la linfa y el de la vitalidad. En el astral, toda la materia que lo constituye circula por todo el cuerpo, siendo vitalizada y especializada alternadamente por cada uno de los centros de fuerza al pasar a través de ellos.

La epilepsia, también parece ser una enfermedad que tiene sus raíces en la región astro-mental y sus causas, en prácticas mágico-sexuales en el lejano pasado. Un esfuerzo por estudiarla ha mostrado en algunos casos, la presencia de lo que podría ser descrito como una gran cicatriz; algunas veces, ésta es de unas seis pulgadas de diámetro y consiste de materia astral “muerta”. Cuando, en el curso de la circulación, este parche entra en la región del, o justamente sobre el cerebro, parece cortar la línea de conexión entre éste y la conciencia; el verlo le recuerda a uno el aspecto de las manchas solares. Este proceso puede ser súbito o gradual y corresponderá con la naturaleza de los ataques epilépticos. Probablemente, el elemental físico, sintiendo la súbita separación, haga violentos esfuerzos por impedirla, causando así las convulsiones que usualmente acompañan a los ataques.

Se ha encontrado que el efecto de repetidos pensamientos o emociones negativos es el de producir tumores en el cuerpo físico. Casos de tumores, que se sospechaban cancerosos, mostraron, examinados clarividentemente, que la condición del cuerpo astral en las inmediaciones del tumor era muy similar a la descrita con referencia a la epilepsia, pero con la diferencia de que no estaba en circulación. Las peculiaridades observadas en dos particulares “tumores” astrales eran que ellos no participaban de la circulación general, sino que permanecían relativamente estacionarios sobre el pecho del cuerpo físico, que era la parte afectada.

El proceso mediante el cual fue formado el tumor físico y que quiero describir con mayor detalle, parece haber sido como sigue:

Se sintió una sensación dolorosa en uno de los senos, posiblemente debido a una inflamación glandular; pero como a las pacientes se les había operado el otro seno debido a y un tumor canceroso, sus pensamientos inmediatamente se proyectaron en esa dirección, y el temor a una repetición de aquello penetró en su mente, junto con ansiedad, nerviosidad y depresión generales todas centradas sobre el seno. El efecto primario de esto fue en el nivel astro-mental, donde produjo un parche de un gris obscuro y opaco en la parte aura situada sobre el seno; gradualmente el parche se tornó más concentrado y definido, hasta que se formó en el cuerpo astral, lo que puede describirse como una isla consistente de materia astral vibrando a una frecuencia mucho más baja que el resto del cuerpo; debiendo su lentitud al temor y depresión que obsesionaban a las pacientes. En uno de los casos esta condición era complicada aún más por ira y amargura ante esa calamidad. El resto de la materia del cuerpo astral circulaba alrededor de las márgenes de esta “isla” que día a día se hacía más densa y más malsana; se llegó entonces a un estado en que el doble etérico del seno fue afectado por simpatía y comenzó también a densificarse. Esto continuó hasta que cesó de actuar como un vehículo del prana, que fluía a su alrededor y no a través de él; consecuentemente, los nervios y tejidos fueron privados de vitalidad y se establecieron condiciones favorables para el desarrollo de un tumor. Naturalmente todo esto aumentó el dolor, de manera que se indujo un círculo vicioso en el que el dolor, producía el miedo y el miedo incrementaba las “islas” astral y etérica, y ellas, a su vez, aumentaban el dolor.

Parece probable que si se hubiera practicado la operación que fue prescrita, las condiciones hubieran vuelto a presentarse; era esencial que en estos como en el caso epiléptico, los cuerpos astrales y etéricos deberían limpiarse, y de hecho, tan pronto como se hizo esto, los síntomas físicos desaparecieron enteramente.

También se han hecho esfuerzos por estudiar la arteriosclerosis y frecuentemente se ha encontrado una condición del cuerpo astral muy nebulosa, por no decir cenagosa. Es posible que a medida que la fuerza vital desciende a través del astral hasta el físico, se contamine con esta condición, y arrastre consigo deletéreas vibraciones que obstruyen el sistema, y que esto pueda afectar las arterias en una forma correspondiente, haciendo que se reduzca su diámetro interno por el depósito que se fija en sus paredes interiores.

Está dentro del margen de la posibilidad que condiciones similares a las descritas puedan ser causadas por influencias extrañas a la persona en cuestión; el medio ambiente es un poderoso factor en la salud y en la enfermedad y, aunque se verá que primero debe estar presente la posibilidad kármica, no tengo duda que una persona puede contribuir muy materialmente a la mala salud de otra. Recuerdo, en conexión con esto, la vieja historia del hombre que estaba sufriendo neurastenia con tendencias suicidas; el doctor lo examinó y la ansiosa esposa le preguntó si algo podría hacerse. “Sí, por supuesto”, repuso el médico, “yo le enviaré de inmediato una fuerte poción para dormir”. “¿Cuándo deberé dársela?” preguntó la esposa. “No se la dé a él”, dijo el doctor, “tómesela usted”.

Esta historia, aunque un poco brutal, es un ejemplo excelente del hecho que cada hombre de la Medicina pronto reconoce en el curso de su práctica, esto es, que muy a menudo la gente que está haciendo el mayor daño en este respecto, lo hace por los motivos más elevados. En su intenso deseo de escudar y proteger a un ser querido, continuamente lo rodean de una pesada nube de pensamientos de temor y ansiedad. En algunos casos, parecen proyectar una cubierta de su propio magnetismo físico alrededor del paciente, reteniéndolo como si estuviera en una prisión; puede ser una prisión de amor, pero no por eso deja de ser prisión. He llegado algunas veces a la conclusión de que hijos ya, muy crecidos aún están, en todos sentidos, dentro del seno materno.

III

DESÓRDENES MENTALES

Los diagramas adjuntos pueden ayudar a una comprensión de nuestro tema desde el punto de vista teosófico. En el diagrama A, los dos triángulos representan el ego y la personalidad respectivamente, y las diferentes relaciones en que están dibujados hacen referencia a cuatro etapas de desarrollo. La primera figura puede considerarse mostrando la condición de salvaje, en el que la relación no está activa, sino que sólo existe simbólicamente en el hecho de que lo Inferior es un reflejo de lo Superior. No obstante esta aparente separación, el salvaje puede ser perfectamente sano si el yo inferior es una reflexión fiel y no distorsionada del Superior. La segunda figura representa al hombre espiritual con un lazo ya formado entre el Superior y el inferior. El tercero, al Iniciado (donde las bases están unidas), y el cuarto, al Adepto, donde los dos triángulos están perfectamente ajustados y entrelazados.

Las condiciones de salud perfecta estarían presentes en los tres últimos, pues el yo inferior no muestra distorsión y está en correcta relación con el Superior, de acuerdo con el grado de desarrollo. Podríamos añadir que si hubiera una distorsión presente, la mala salud resultante sería proporcionada al grado de desenvolvimiento; el salvaje, por ejemplo, puede sobre-expresar con seguridad su naturaleza astral, representada por el ángulo izquierdo del triángulo dirigido hacia abajo, hasta un grado que sería muy perjudicial en el hombre espiritual y totalmente desastroso en el Iniciado.

En la segunda serie de figuras, el plano mental superior, mental inferior, astral, etérico y físico denso están representados por los espacios horizontales entre las líneas; los triángulos representan el ego, y la condición de la conciencia expresada a través de los vehículos está indicada por el ancho de las bandas verticales.

Las figuras primera y segunda representan un estado de salud perfecta; el ego se expresa igualmente en todos los vehículos y consecuentemente el “flujo” es perfecto. La figura 2 representa la salud perfecta en un estado avanzado de desenvolvimiento, cuando el ego se expresa en la personalidad en forme plena.

En todos los otros casos, el “flujo” es imperfecto en el nivel físico, debido a una sobre-expresión o a una expresión deficiente en uno u otro de los planos. El ancho de la banda que sale de la base del triángulo que represente el ego, denota la proporción normal de expresión, de acuerdo con el grado de desarrollo; su estrechamiento en niveles más inferiores representa el efecto de la distorsión.

Las figuras 3 y 6 representan una expresión mental excesiva y una deficiente respectivamente; al igual que las figuras 4 y 7 que representan una expresión astral excesiva y una deficiente. La figura 8 representa sólo una dificultad etérica, tal como una mucho muy baja vitalidad, y se incluye como una condición posible, aunque es una que yo no he visto aún; según mi experiencia, casi siempre hay en los cuerpos superiores una causa contribuyente a esta condición. Estas figuras representan todas las formas posibles de mala salud y pueden aplicarse a toda condición.

Procederemos ahora a examinar con su ayuda ciertos desórdenes mentales. Una forma muy común de trastornos mentales es aquella conocida como alucinaciones, y que puede tomar la forma de ilusiones auditivas, visuales o mentales. En el caso de alucinaciones auditivas, el sujeto escucha voces, a veces sólo una, otras veces muchas. Esto puede deberse a la presencia de entidades obsesoras – una condición que será considerada posteriormente -, pero han habido a menudo casos en donde el examen clarividente no ha podido encontrar agente externo alguno. La observación de los cuerpos sutiles en tales casos, indica una rotura o interrupción en el flujo de la conciencia, ya sea en el nivel astral o entre el astral y el mental. En ambas condiciones, los impulsos de la conciencia llegan al cerebro por una ruta indirecta: algunas veces es a través de un cuerpo astral separado de la línea normal de comunicación; otras veces puede haber una línea de conexión trabajando imperfectamente entre la conciencia y el cerebro, justamente lo suficiente para mantener activo el cuerpo, pero no lo bastante para darle inteligencia normal.

Los impulsos del ego pueden “saltarse” el cuerpo astral, si la condición de éste es tal que lo haga incapaz de transmitirlos o bien, puede haber destellos intermitentes que sí lleguen al cerebro vía el astral. En cualquier caso, este vehículo está tan fuera de alineamiento y tan fuera de control del ego, que al cerebro afectado, los impulsos le parecen provenir del exterior e incluso pueden ser escuchados como sonidos.

La causa de semejante condición puede encontrarse en una vida pasada o en varias de carácter expresado por la figura 4. Por ejemplo, excesiva sexualidad, embriaguez, glotonería o cualquier otra indulgencia emocional producirían un desarrollo indebido de ciertas partes y características del cuerpo astral, con una correspondiente falta de desarrollo del mental; el etérico y el físico denso también serían afectados, ya que la expresión del exceso sería a través de uno u otro de los sentidos físicos.

El resultado sería una serie de cuerpos en mala relación unos con otros; un cuerpo mental no desarrollado; un desenvolvimiento desigual y distorsionado del astral, con un fuerte elemental astral dotado de demasiado predominio; un etérico pobre y deficiente en vitalidad; y finalmente, un cerebro débil. A menos que sea curada semejante condición, es probable que ocurra un reblandecimiento del cerebro debido a la falta de las vivificantes corrientes de prana provenientes del ego.

Un caso interesante fue el de un hombre de sesenta años que se creía enteramente solo en la inmensidad del espacio, y que estaba convencido de que el mundo entero que se manifestaba a sus sentidos, era un fraude gigantesco y del cual él era víctima. Incluso su propio cuerpo parecía a veces no pertenecerle, no ser real, y en consecuencia él experimentaba un profundo sufrimiento psíquico. En su caso, el ego era claramente incapaz de alcanzar algo más inferior que el cuerpo mental, en el que el hombre había concentrado la mayor parte de sus energías; su cuerpo astral estaba fuera de control y, por su repugnancia hacia él, el paciente vivía en su mente en forma deliberada. El exceso de trabajo y las preocupaciones habían producido una neurastenia aguda y entonces resultaron los síntomas que he descrito y que él llamaba “despersonalización”.

Este caso caería bajo la figura 3, pero sería necesario que la clasificación se modificara, pues el cuerpo astral era muy fuerte y no había sido dominado en sus aspectos inferiores durante las vidas pasadas; el método siempre había sido el de ignorarlo y vivir en la mente – por lo tanto, era primitivo en comparación con el mental -. Mientras el cuerpo físico se mantuvo en buena salud y el sistema cerebro espinal bien surtido de prana, los impulsos del ego llegaban a través del mental y probablemente tomaban el atajo que une el atómico astral con el atómico físico; pero cuando surgieron malas condiciones, el cerebro fue privado deliberadamente del aspecto sentimientos de la conciencia. Sólo conceptos puramente mentales, con toda su fría claridad podían llegar al paciente produciendo una sensación de profundo aislamiento en el vasto espacio cósmico.

Los impulsos egoicos podían verse llegar al cuerpo astral sin poder penetrarlo; se “pulverizaban” al chocar con su capa exterior, la que era atravesada por algunos fragmentos que producían las alucinaciones auditivas que también estaban presentes en este caso.

Los casos de torpeza mental y estupidez anormales deben clasificarse bajo los desórde­nes mentales, aunque la causa no necesariamente debe estar en el cuerpo mental. Un caso (donde el mal era de origen prenatal, debido a un severo choque que tuvo la madre en el octavo mes de embarazo) mostraba que los síntomas de la enfermedad eran casi enteramente etéricos. El doble etérico del cerebro había sido desajustado con respecto a su contraparte densa y, como el doble etérico es el último eslabón en la cadena de vehículos mediante la cual la conciencia usa el cerebro, el ego tenía gran dificultad en hacerle llegar a éste, alguna inteligencia. Si esto se hubiera descubierto y tratado durante los primeros siete años, o incluso, los primeros catorce años, podría haberse efectuado una curación; infortunadamente, no se hizo riada radical hasta que el paciente tenía veinticinco años. Por esta fecha, los elementales astral y físico se habían acostumbrado ya a una considerable libertad de acción por su propia cuenta y la conducta resultante era muy extraña en verdad. En este caso, el cerebro no estaba adecuadamente desarrollado debido también a la ausencia de prana egoico.

Otro caso de desarrollo muy retrasado se investigó hasta sus causas astro-etéricas. Había habido excesos terribles tanto de embriaguez como de sensualidad en más de una vida pasada y en esta vida presente la madre, durante todo el período del embarazo, se encontraba más o menos en estado de embriaguez; su estado llegó al máximo cuando se avecinaba el nacimiento y continuó así por toda la quincena siguiente, al final de la cual murió. Como es de suponerse, el niño inició su vida con un, impedimento muy serio: un cuerpo totalmente envenenado y un cerebro etérico dislocado. Esto tenía una ventaja, que era que la naturaleza astral no pudiera expresarse en un grado mayor que la mental; el cuerpo astral era extremadamente tosco y turbio, y una de las dificultades que se esperaba ocurrieran a medida que las condiciones etéricas eran mejoradas gradualmente haciendo posible una mayor manifestación del hombre interno, era una violenta expresión de este cuerpo astral. Se encontró que los ataques epilépticos presentes entre los síntomas, se debían a la condición del cuerpo astral ya descrito.

Las ilusiones y los disturbios emocionales inexplicables presentan características interesantes; las ilusiones son debidas generalmente a un rompimiento de la línea de conciencia en el nivel astro-etérico, de manera que todos los impulsos son recibidos en una condición distorsionada y consecuentemente, son mal interpretados.

Un caso de temor inexplicable mostraba una actividad anormal del plexo solar y la investigación sacó a la luz el hecho de que, más antes en la vida, el sujeto había practicado ciertas formas de yoga descubiertas en un libro Oriental, que aconsejaban la meditación en el plexo solar como un medio de producir clarividencia; esta meditación se practicó hasta lograrse cierta medida de contacto con determinados niveles del plano astral. El centro a través del cual las emociones subconscientes llegan a la conciencia física es el plexo solar y no es raro que se “sientan” en esa región; el miedo, por ejemplo, es acompañado algunas veces por una sensación de hundimiento en el plexo solar físico. En el caso a que me refiero, la meditación – o más bien la concentración – indudablemente había estimulado el centro astral, pero en una forma enteramente impropia; el resultado fue que sus actividades pasaron gradualmente fuera del control de la voluntad y ocurrieron experiencias astrales anormales. Estas sucedían, por lo general, precisamente a medida que la conciencia estaba abandonando el cuerpo y había una intrusión de vibraciones astrales, hecha posible por la ausencia de la conciencia directora y la condición activa del plexo solar. Estos contactos astrales inferiores son frecuentemente de una naturaleza terrorífica, y esto es en tanto uno está sujeto a ellos y no los ha dominado aún. En el caso descrito, varios habitantes de estas desagradables regiones buscaban una entrada a través del atenuado velo y la conciencia regresaba precipitadamente al cuerpo en un estado de terror.

Condiciones similares a éstas, pueden ocurrir como un resultado de prácticas erróneas; semejantes en vidas anteriores y, sin duda, muchos asilados de nuestros manicomios están en un caso no muy diferente al descrito.

Algunas veces las ilusiones y alucinaciones son debidas verdaderamente a la presencia de entidades obsesoras. Esto es un asunto acerca del cual poco puede decirse al presente; las obsesiones son tan variadas en carácter y se deben a tantas causas diferentes, que se requeriría un largo estudio antes de que uno pudiera dar una explicación adecuada de todas ellas.

Las entidades obsesoras se dividen en dos clases: elementales y humanas, siendo cada clase susceptible de ulterior división. Los elementales pueden ser habitantes naturales del etérico o el astral inferior, miembros del reino elemental de la Naturaleza; o pueden ser formas de pensamiento artificiales, creadas mediante prácticas mágicas, y utilizadas en una vida anterior o en la presente, por la persona obsesionada o por los miembros de la fraternidad negra. Las entidades humanas obsesionantes pueden ser espíritus ligados a la tierra, suicidas o víctimas de muerte violenta, o también miembros de las fuerzas negras, encarnados o desencarnados, en busca de un sujeto en quien practicar sus abominables actividades. En todos los casos, la victima debe tener algo en su naturaleza que corresponda con la del obsesor; debe haber una porción del aura, generalmente en el cuerpo astral, que esté vibrando en un grado mucho más bajo que el resto y que forma un foco a través del cual puede trabajar la entidad obsesora.

Mucha gente, al reasumir la vida oculta en una nueva encarnación, es enfrentada con elementales que representan los más obscuros aspectos de su propio pasado; muchos magos blancos han chapuceado en la magia negra en una u otra vida y antes de que puedan darse ciertos pasos de adelanto, el karma debe ser ajustado, y estos esqueletos guardados en el armario oculto, deben ser sacados a la luz, “desempolvados” y enterrados decentemente. Usualmente no hay mucha dificultad en sacarlos; saltan con violencia considerable y, conociendo que su hora se aproxima, se aferran fiera y perversamente a su desgraciado creador.

También aquí, es probable que muchos asilados de los manicomios muy a menudo sufran de tales visitaciones y un gran número de casos aparentemente desahuciados podrían ser curados si se aplicaran los métodos de exorcismo apropiados.

La entidad debe ser separada del aura y, si no escucha a la razón, debe ser destruida si es posible y si no, aprisionada. El aura del .paciente debe ser sellada mientras se efectúa la curación; la materia impura del aura debe “lavarse” y finalmente, el ego debe ser persuadido para que se haga cargo de sus vehículos una vez más, debiendo hacer un esfuerzo determinado por mantener el control.

El choque o trauma de la obsesión es muy severo y si el ego pasa por él sano y salvo y reasume el control, lecciones muy valiosas son aprendidas, especialmente la más obvia y la más necesaria: “no volverlo a hacer”.

IV

EL EGO Y SUS VEHÍCULOS

A fin de que el ego pueda obtener el máximo de cualquier ciclo de encarnación, es importante que logre una posesión tan completa de sus tres vehículos como sea posible. Ahora bien, el máximo de control sólo puede lograrse cuando los cuerpos gozan, individualmente, de buena salud y están coordinados y alineados.

Para una salud perfecta el rítmico pulso del flujo y reflujo del ilimitado océano de la Vida Una debe palpitar con regularidad en la totalidad del ser; cada vehículo debe estar armonizado con ese ritmo hasta donde lo permita su condición evolutiva; a través de cada uno, la energética fuerza del Yo Superior debe fluir libre y continuamente hasta llegar al cuerpo físico para ser expresada, ahí en formas de vida y conducta que correspondan tanto como sea posible; con los dictados de la conciencia. La conciencia del hombre puede considerarse como la representación del ego en la conciencia física.

La mala salud significa que el ritmo se ha interrumpido, que se ha establecido una desarmonía con la Vida Una y la fricción resultante causa dolor; el dolor nos manifiesta la desarmonía y nos inclina a corregirla.

El ideal para los tres vehículos inferiores es que debieran actuar como una unidad; los tres deben ser uno, coordinados y alineados de manera que puedan convertirse en un perfecto instrumento en las manos del ego y sin ofrecer obstrucción al flujo de su radiante vida.

Para ayudarnos a obtener una comprensión más profunda del problema de la salud y la enfermedad, haremos ahora, un intento por darnos cuenta, hasta algún grado, del punto dé vista del ego.

El Yo Superior de un ser humano evolucionado es un ser de radiante esplendor que reside en el cuerpo causal, ese principio que fue formado cuando él se individualizó varios millones de años atrás. El cuerpo causal de un sincero estudiante de las profundas verdades espirituales ocuparía mayor espacio que el contenido en una habitación de ordinarias dimensiones; en proporción al físico, es mucho mayor que los cuerpos astral y mental, y más allá de sus límites se extiende una radiación, resplandeciendo de poder, que aumenta considerablemente tanto la esfera de su influencia como la belleza de su apariencia. La conciencia que en él reside, es poderosa y sabia en su propio nivel, a. un grado que está más allá de la capacidad de concepción del cerebro físico. El Obispo Leadbeater compara al ego de un hombre ordinario con el de un hidalgo espiritual de la mejor clase; y el del hombre culto, con el más elevado tipo de un digno embajador: un sereno, sabio y poderoso representante de la mónada que está aún más allá. La condición del ego de un Arhat es aproximada un poco más a nuestra comprensión mediante ese maravilloso grabado en el libro “El Hombre Visible e Invisible”, que representa el cuerpo causal de un Iniciado del cuarto grado.

¿Podremos lograr alguna comprensión de la vida del ego en su propio plano?.

Primero debemos recordar que él mora en el nivel mental superior en donde la conciencia ya no requiere una forma que lo limite; nuestras divisiones físicas de la manifestación en pasado, presente y futuro; cercano y distante, con todas las limitaciones que imponen sobre nuestra comprensión de las ideas y situaciones, están enteramente trascendidas. Además, puede decirse que el ego conoce sin necesidad del pensamiento analítico; las situaciones son comprendidas de un sólo golpe de vista; intrincados sistemas de filosofía son expresados y comprendidos, en el nivel causal, en un solo relámpago o destello de conciencia; las grandes sinfonías existen en su totalidad y pueden abarcarse como un todo perfecto y completo, mediante el poder sintético de la conciencia causal. ¡Cuan diferente es todo esto de los tediosos métodos del plano físico, en donde una composición debe ser expresada nota por nota antes de que los tardos oídos de la persona ordinaria puedan transmitirla a la mente y la mente traducirla a términos de comprensión!.

El ego es libre y poderoso en mayor medida de lo que nosotros podamos concebir; las limitaciones del tiempo y el espacio son prácticamente desconocidas para él y es casi omnipotente dentro de su propia esfera de influencia. Sus compañeros – compartiendo con él la luz y esplendor del nivel causal, donde las grandes ideas arquetípicas existen como síntesis – son sus egos hermanos, sus iguales. Él tendrá, si esa es la línea de su progreso evolutivo, el privilegio del contacto constante con los Grandes Seres y Sus discípulos iniciados; y los arupa devas, los señores de los mundos sin forma, son habitantes normales de su medio ambiente.

La personalidad comienza gradualmente a compartir esta vida. A medida que los vehículos inferiores son purificados y se extienden los poderes de percepción, trascendemos las limitaciones de estos mundos inferiores y sus grilletes caen uno a uno.

Aún ahora, en nuestros momentos de exaltación e inspiración, sentimos sobre nosotros el toque del ser inmortal produciéndonos una conciencia de poder, de sabiduría y de fuertes vibraciones rítmicas que recorren todos nuestros vehículos; un día entraremos en plena posesión de éste mundo y nuestra conciencia estará centrada ahí, manteniendo con el cerebro, sólo aquel contacto que sea necesario para mantener al cuerpo físico activo y al elemental físico trabajando eficientemente, pues ya para este tiempo, este último estará ya entrenado para actuar con un mínimo de supervisión. Entonces no estaremos limitados a una sola clase de trabajo en un momento dado, sino qué seremos capaces de actuar simultáneamente en los tres mundos inferiores, aun cuando el trabajo pueda ser de clases y en lugares diferentes; entre tanto, un casi ilimitado número de actividades será mantenido simultáneamente por nosotros en el plano Causal.

He escuchado que se dice de un bien conocido líder teosófico, que él es capaz de sustentar una, de sus lúcidas pláticas sobre un asunto abstruso ante un auditorio en el plano físico; al mismo tiempo, él sustentará otra ante un auditorio enteramente diferente y con un tema por completo distinto en el plano astral; en el plano causal está trabajando en todos los grandes esquemas de los que está encargado por los Maestros, y observando a aquellas gentes en particular a – quienes se está esforzando por ayudar – siendo éstas probablemente, algunos cientos en número; en tanto que la total batería de su conciencia está trabajando en un nivel mucho más elevado, en donde se mantiene en una meditación continua las veinticuatro horas del día para la ayuda del mundo.

Me doy cuenta de que para la conciencia normal de la mayoría de nosotros, semejante condición parece imposible por lo avanzada; para la conciencia cerebral eso es probablemente cierto, pero para la conciencia egoica no sólo es posible, sino que prácticamente todos los estudiantes muy diligentes y. sinceros la están logrando ya en alguna medida, pues está dentro del alcance de todos nosotros. Este mundo de servicio ilimitado es nuestro y podemos entrar en él; y la Teosofía es la llave que abrirá la puerta. Es a este mundo a donde los Maestros nos invitan siempre, diciendo: “Venid de vuestro mundo al Nuestro”.

Lo importante es comenzar. Podemos empezar con la suposición de que estos métodos son posibles para nosotros y practicar la ayuda al mundo y a nuestros semejantes desde el nivel egoico tanto como desde los niveles mental, astral y físico. Incluso si nuestras limitaciones físicas son demasiado grandes para permitirnos el lograr mucho, justo al presente, esforcémonos por efectuar un arreglo eficaz con nuestro ego de manera que él pueda incluirnos más y más en sus actividades y encargarse, en su nivel, del trabajo que queremos hacer y que, hecho por él, en unión de su yo personal, será muchísimo más efectivo de lo que fuera posible para aquel yo personal solo.

Tomemos un ejemplo concreto, de manera que podamos obtener una idea clara de cómo debiéramos aplicar este método de trabajo oculto. Suponiendo que hay un individuo a quien hemos decidido ayudar – y debe haber un siempre creciente número de ellos -, debemos primero fijar nuestra mente sobre él con toda nuestra fuerza y concentración mental, imprimiendo una firme decisión de que sea ayudado, sanado e inspirado en la forma que sea mejor para él: no es bueno fijar demasiado rígidamente cuál ha de ser el resultado concreto de nuestros esfuerzos – podemos dejar eso con plena seguridad a la Buena Ley y a la más amplia visión de su Yo Superior y del nuestro -. El siguiente paso es elevar la conciencia tan cerca como sea posible del nivel egoico y decidir “allá arriba” que el ego tomará el caso en sus manos. Después de esa acción que con práctica puede realizarse en un instante – aún cuando esté teniendo lugar una conversación – todo lo que es necesario es recordar ocasionalmente a esa persona aquí abajo, desear ardientemente su progreso y aspirar con mucha fuerza a trabajar por su bienestar. Habiendo hecho esto podemos dejar lo demás al ego; no hay necesidad de estar ansioso o de tener alguna duda, el resultado es seguro.

Si se continúa esta práctica, una creciente medida de cooperación entre el ego y la personalidad será establecida y se logrará un sentimiento cada vez mayor de la realidad de la labor oculta.

El ego de cada uno de nosotros es un ser poderoso y no necesitamos, no debemos cometer el error de atribuirle las limitaciones de las que somos tan dolorosamente conscientes en la carne; ellas no existen en el nivel egoico. La humildad sólo está bien en el nivel personal.

Tal es la vida y tal puede ser la labor del ego – una vida de gozo y esplendor y de continuado servicio prestado desde un punto de apoyo de lo más fundamental – el de las causas en lugar del de los efectos.

Debemos suponer que es de estos niveles, así como desde planos más elevados aún, desde donde los Maestros realizan sus incesantes labores para la elevación del mundo. Esto le recuerda a uno el relato que dice que el Señor Buddha acostumbraba como una práctica, todas las mañanas, el ver todos los rincones del mundo a fin de descubrir a aquella gente que tuviera más necesidad de Su ayuda; semejante perspectiva, sólo sería posible cuando fuera empleada la conciencia (generalmente llamada “cósmica”’ o “Búddhica”) de los niveles que están por encima del plano mental.

Si decidimos vivir y actuar como un ego, el privilegio de unirnos en las grandes actividades de los Maestros es nuestra, y probablemente, uno de los mejores caminos para entrar a Su mundo es imitarlos hasta donde sea posible y desvanecer nuestra personalidad en el servicio de la humanidad. Gradualmente cada uno de nosotros comenzará a vivir y a trabajar como un ego y no como una personalidad; esto aumentará nuestra eficiencia enormemente e impartirá a todas nuestras actividades el sello de grandeza y permanencia, en tanto que nuestra salud física será seguramente mantenida en la más elevada perfección posible, a medida que la vida egoica se vierta cada vez más libremente a través de nosotros. Entonces, habiéndonos sanado a nosotros mismos, podemos comenzar a curar a otros y así ocupar un lugar, por más humilde que sea, en las filas de aquellos que son los sanadores, instructores y salvadores de los hombres.

GEOFFREY HODSON.

ÍNDICE

CAPÍTULO I. – Una Vista General del Asunto.

CAPÍTULO II. – Los Cuerpos Sutiles en la Salud y en la Enfermedad.

CAPÍTULO III. – Desórdenes Mentales.

CAPÍTULO IV. – El Ego y sus Vehículos.