La Cándida Albicans en el ecosistema intestinal.

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Los hongos unicelulares microscópicos están presentes por todas
partes en nuestro entorno desde el fondo de los océanos hasta en lo
mas alto de las montañas del Himalaya. La mayoría son inofensivos,
incluso útiles para el hombre, algunos viven de forma comensal en la
superficie del cuerpo humano o sobre sus mucosas (Stevens et Lowe,
2000).
En la actualidad se han descubierto 35 especies de Cándida. La
Cándida albicans es la especie de levadura (hongo unicelular) la más
importante, la mas conocida del genero HIPERVÍNCULO «/wiki/Candida_
%28genre%29» Cándida.
Estas levaduras son generalmente saprofitas de la piel y de las
mucosas. En ciertas condiciones (conferencia mas adelante), estas
levaduras se vuelven patógenas y infecciones fúngicas se van
manifestar en nuestro organismo.
En general, se encuentran Cándidas en:
El asma, la rinitis, la urticaria (atópica)
La candidiasis bucal, intestinal, vaginal
Afectaciones viscerales, en pulmones, riñones…
Las micosis de la piel y de las uñas
Las candidiasis generalizadas, sobre la piel y las mucosas.
De una forma mas precisa:
Afecciones localizadas, cutáneas y mucosas (muguet o moniliasis oral,
queilitis angular, glositis, intertrigo), de las uñas (onixis y
perionixis), esofagicas y intestinales (vulvo-vaginitis, balanitis,
cistitis), oculares (irido-cyclitis) , bronco – pulmonares etc.
Afecciones generalizadas de tipo septicemia del adulto o de
septicopioemia del recién nacido.
En su entorno equilibrado (ecosistema intestinal no perturbado) la
cándida albicans en forma de levadura es útil para el hombre porque
permite metabolizar los últimos desechos de nuestra digestión
principalmente a nivel del colon.
Sin embargo, en caso de desequilibrio de la flora intestinal, se
observa una disminución de las principales cepas de la flora
dominante: Bifidobacterias y lactobacilos. La cándida albicans va a
poder entonces desarrollarse y modificarse morfológicamente emitiendo
hifas (célula hifal).
Bajo esta forma denominada miceliana, la cándida se vuelve patógena y
puede causar infecciones de las mucosas afectando a los intestinos, el
esófago, la boca, las partes genitales y las porciones húmedas de la
piel (Odds, 1988) incluso afectaciones sistémicas cuando los agentes
patógenos están diseminados por el sistema sanguíneo (Stevens et
Lowe 2000, Calderone et Fonzi 2001).
La candidiasis digestiva es ciertamente la más difícil de
diagnosticar porque se desarrolla en silencio durante numerosos años
con síntomas clínicos banales tales como molestia o dolor intestinal,
borborigmo, meteorismo, emisión de ventosidades en general poco
olorosas, diarrea y /o estreñimiento.
Pocos exámenes biológicos son fiables. Los exámenes micológicos de
las heces, la cuti-reacción a la candidina, la búsqueda de
anticuerpos no suelen ser determinantes y aportar los resultados
esperados en el diagnostico.
Ciertos autores preconizan la búsqueda de metabolitos urinarios
(arabinol, tetra mato, cetoglutarato. .) de la cándida pero este
examen sigue siendo muy especializado y poco conocido.
Si los tratamientos no son iniciados con suficiente precocidad, la
cándida va a continuar progresando y tapizara poco a poco la mucosa
intestinal bajo su forma de micelio provocando una agravación de la
disbiosis intestinal, señales de deficiencia inmunitaria, con la
aparición del síndrome de permeabilidad intestinal: leaky glut
syndrom.
Los Diferentes tipos de Candidiasis:
â—� La candidiasis oral es una infección oportunista de la cavidad
bucal. Es una infección común, y de hecho la infección fúngica que
tiene mayor prevalencia en el ser humano (Abu-Elteen et Abu-Elteen,
1998). Esta causada por el crecimiento acelerado de los champiñones
unicelulares del genero Cándida. Varias especies de Cándida pueden
ser responsables de esta infección, de las cuales C. albicans, C.
tropicalis, C. glabrata, C. pseudotropicalis, C. guillieirimondii, C.
krusei, C. lusitaniae, C. parapsiliosis y C. estelatoidea . Sin
embargo, mas del 80% des las encontradas en las candidiasis orales
pertenecen a las especies C. albicans, C. glabrata y C. tropicalis, C.
albicans siendo la especie la mas frecuente (Odds, 1988).
â—� La candidiasis vaginal es la infección genital más propagada en
la mujer en buen estado de salud, el 88 al 95%, según diferentes
estudios, estarían causadas por C. albicans (Buchta 2004, Regulez et
al. 1994, Mendling et al. 2000). En ciertos casos de vaginitis
crónicas refractarias o recurrentes, estaría indicado tratar también
a la pareja, Mendling et coll. (2000) habiendo sido puestas en
evidencia cepas de C. albicans idénticas en las parejas. Incluso se
han reportado endocarditis por Cándida albicans (Hauser 2003,
Kaloterakis et al. 2003). Los principales factores de riesgo de las
infecciones fúngicas sistémicas son la inmunosupresió n y la rotura
de la integridad de la piel o de las mucosas (Maertens et al. 2001).
Estas infecciones fúngicas sistémicas pueden ser clasificadas como
oportunistas, o endémicas (Garber, 2001). Las infecciones fúngicas
son muy a menudo oportunistas puesto que un desequilibrio de la flora
microbiana normal es necesario para su desarrollo (Odds, 1988). Estas
infecciones son peligrosas y están asociadas a una fuerte tasa de
mortalidad (Garber, 2001).
â—� La candidiasis cutánea superficial se desarrolla en las zonas de
transpiración, como la ingle, las axilas, las zonas interdigitales, y
sobre las zonas quemadas o despellejadas.
El diagnostico de las infecciones fúngicas es difícil sobre todo en
el caso de una afectación únicamente digestiva y debe reposar sobre
un interrogatorio y una búsqueda clínica determinada. El tratamiento
debe ser establecido rápidamente, con frecuencia antes de la
recepción de los resultados de laboratorio, dado el carácter
peligroso de estas infecciones por su riesgo de sistematizació n. Por
ejemplo, la tasa de mortalidad debida a las candidiasis sanguíneas es
aproximadamente un 31% en Suecia (Klingspor et al. 2004), 15% a 7 días
y 35% a 30 días en Finlandia (Poikonen et al. 2003). Unas tasas de
mortalidad del 35% han sido observadas en un hospital universitario
Inglés (Schlenz et Gransden 2003). Estas tasas están en aumento en
estos países, pero siguen siendo todavía mas bajas que en Estados
Unidos.
Varias especies de Cándida pueden ser patógenas. El genero patógeno
mas a menudo identificado en las infecciones sistémicas es el de la
Cándida albicans.
Un estudio internacional por autopsia de enfermos fallecidos de cáncer
ha revelado que un 58% de las infecciones fúngicas sistémicas eran
causadas por C. albicans (Bodey et al. 1992). Sus manifestaciones las
mas corrientes son las candidiasis vaginales y orales de las cuales la
mas conocida es sin duda el muguet, candidiasis del recién nacido
contraida durante el pasaje en el tracto vaginal infectado de la madre
(Winner 1964).
Factores de predisposició n a la candidiasis
Los factores que predisponen a la candidiasis son múltiples (Odds
1988, Farah et al. 2000). De forma general, las candidiasis siendo
infecciones oportunistas, los principales factores de predisposició n
están asociados a una inmunodepresió n y un desequilibrio de la flora
normal.
En el ámbito bucal, encontramos primero el porte de prótesis dentales
y la falta de higiene asociada, que es el principal irritante de la
cavidad bucal.
La toma de medicamentos es también un factor que predispone a la
candidiasis y esto a través de varios mecanismos (Scully, 2003).
Primero, la toma de antibióticos de amplio espectro favorece un
desequilibrio de la flora bacteriana bucal normal. Este mismo
desequilibrio puede estar asociado al uso de cortico-esteroides
tópicos o sistémicos utilizados en el tratamiento de los desordenes
inflamatorios o por el uso de cortico-esteroides en inhalación
utilizados en el tratamiento del asma. Un cambio de la flora ha sido
observado incluso en el uso excesivo de los elixires antisépticos para
enjuagarse la boca (Odds, 1988). Un segundo mecanismo esta relacionado
con la xerostomia, un efecto secundario observado con varios
medicamentos, como los anticolinergicos, los simpaticomimé ticos, los
relajantes musculares, los anti migrañas, las benzodiazepinas, los
hipnóticos, los opiáceos, los inhibidores de las bombas de protones,
los medicamentos citotoxicos, los retinoides, los antivirales anti-VIH
y las citoquinas (Scully, 2003).
Los ataques malignos favorecen mas aun la candidiasis (en particular
oral) por la alteración directa del sistema inmunitario como efecto
secundario del tratamiento de quimioterapia o de radioterapia
necesaria para su tratamiento (Hancock et al. 2003, Segal et Minamoto
2001). Se ha estimado que los enfermos tratados de leucemias y
tumores que reciben radioterapia o quimioterapia presentaban
desarrollos de candidiasis orales entre el 50 y 70% respectivamente
(Farah et al. 2004). Estas infecciones pueden servir de deposito de
patógenos y permitir la aparición de una candidiasis sistemática,
principalmente en los enfermos afectados de una enfermedad
mieloproliferativa (Blash 2002).
Les afecciones endocrinas favorecerían también la aparición de
candidiasis bucales. Las diferentes especies de Cándida se han
revelado mas prevalentes en los niños que sufren de diabetes que en
los no diabéticos en buen estado de salud. Su apego a las células del
epitelio bucal es también superior (Kadir et al. 2002). Enfermedades
endocrinas como el hipotiroidismo, el hiperparatiroidismo y las
deficiencias de las suprarrenales pueden también causar candidiasis,
pero únicamente si une deficiencia inmunitaria secundaria esta
asociada (Odds, 1988).
Deficiencias nutricionales diversas, como las deficiencias en hierro,
en ácido fólico y dietas ricas en glúcidos han sido igualmente
asociados a la patogénesis de ciertas candidiasis orales (Samaranayake
1986). La alimentación moderna al privilegiar los aportes en azucares
(soda, aporte de azucares en las preparaciones alimentarias, junk
food,…) prepara a nuestro organismo a su debilitamiento y al terreno
de la precandidiasis.
El virus VIH, que causa el síndrome de inmunodeficiencia humana
(SIDA), es evidentemente un factor de riesgo importante para la
candidiasis crónica. La candidiasis oral es la manifestación oral
más frecuente del VIH, a pesar de que los datos no sean completos
sobre esta infección en los países desarrollados (Paton et al. 2002).
Parece ser que el aumento de la popularidad de los centros deportivos
y de las piscinas haya estado implicados en esta afección (Detandt et
al. 1995).
La populación en general seria portadora asintomática de C. albicans
en una proporción de 20 al 75%, los intervalos siendo relativamente
variables según los diferentes estudios (Farah et al. 2000).
La incidencia de C. albicans varia sin embargo según las diferentes
poblaciones de la forma siguiente: 45% en los recién nacidos, 45% a
65% en los niños en buen estado de salud, 30% a 45% en los adultos
saludables, 50% a 65% en los portadores de prótesis amovibles, 65% a
88% en los residentes en instituciones de cuidados de corta o de larga
duración (hospitales, clínicas..), 90% en las leucemias en curso de
radioterapia y 95% en los pacientes portadores del VIH (Akpan et
Morgan, 2002).
Es curioso constatar que los múltiples aspectos que pueden manifestar
los síntomas que dan fe del desarrollo excesivo de nuestro micro
champiñón son muy a menudo desconocidos. ..! Los americanos hablan
del «Yeast syndrom» o síndrome de candidiasis crónica que nos
inflige cada vez con mas frecuencia. Pero la dimensión real de esta
entidad clínica ha sido sobretodo reconocido en los Estados Unidos de
América. Gracias a la publicación de dos libros capitales sobre el
tema: «The Missing Diagnosis»(Orion Truss) et «The Yeast
Connection»( William Crook).
Según los estudios epidemiológicos los mas recientes, se estima que
aproximadamente 80 millones de personas sufren de candidiasis crónica
y de sus consecuencias en Estados Unidos. En Francia ningún estudio
serio nos permite dar unas cifras y la sub-evaluació n de las formas
clínicas de este síndrome solo nos aportaría cifras erróneas.
Virulencia y dimorfismo de Cándida albicans
Los factores de virulencia de la C. albicans son múltiples, incluyendo
las adhesinas que sirven al reconocimiento del huésped, la secreción
de fosfolipasas y de aspartil-proteasas y una variación de la
morfología (dimorfismo) (Calderone et Fonzi 2001).
La actividad proteolítica de la C. albicans desempeñaría una
función importante en la virulencia de este organismo, inclusive si la
función de este mecanismo en la infección humana es aun bastante
desconocida (Hube 1996, Naglik et al. 2003). Las funciones
atribuidas a la aspartil proteinasa secretada (Sap) en la infección
por C. albicans podrían ir de la simple digestión que permite la
absorción de sustancias nutritivas, hasta la digestión de las
células del anfitrión o de las inmunoglobulinas del anfitrión con el
fin de resistir al sistema inmunitario (Naglik, 2003).
Entre los factores de virulencias propuestos para la C. albicans, es
probablemente el dimorfismo el más intrigante. El dimorfismo es la
capacidad del hongo de cambiar de morfología según su estado
fisiológico o su entorno. Dos formas principales pueden ser
observadas, las formas de levadura o de micelio (Figura 1).
Tradicionalmente, la forma de micelio esta considerada como patógena,
es la forma observada en los tejidos infectados.
Figura 1: Las morfologías implicadas en el dimorfismo celular de la
C. albicans.
A/ forma levadura B/ Forma de micelio
El dimorfismo facilitaría la penetración en profundidad de la C.
albicans en los tejidos (Odds, 1994). Esta asociación entre la
virulencia y el dimorfismo se encuentra también en varios hongos
patógenos (Smith et al, 2003). Además, una nueva vía de
investigación se abre para evaluar la función del anfitrión en el
dimorfismo. Por ejemplo, la fagocitosis de una célula de C. albicans
por una célula inmunitaria podría provocar su morfogénesis en hifa
(Romani et al. 2003).
Varias condiciones pueden provocar el cambio de forma de la C.
albicans, como, por ejemplo, la presencia de suero, de AMPc, de N-
acetil glucosamina o de prolina en el medio. Un aumento del pH del
medio (de pH 4.5 a pH 7.0) puede también producir una transición de
la forma levadura hacia la forma de micelio (Odds, 1988). Las
reacciones al pH de la C. albicans serian importantes en la virulencia
de la C. albicans, este organismo es capaz de proliferar y de causar
patologías en medios con un pH diferente, como la vagina y el tracto
digestivo
Primer agente de las perturbaciones de los metabolismos
Hemos podido observar que la cándida en forma de levadura vive en
perfecta armonía con su anfitrión. Si este, sea por aporte de
medicamentos (antibióticos, cortico-esteroides, contraceptivos, y
quimioterapia. ..), sea por una alimentación muy rica en azucares o
muy ácida que provoque a medio termino modificaciones del equilibrio
ácido básico (variación del pH), o también a por el porte de
prótesis dentarías acompañadas de una mala higiene bucal, o por
cualquier medio que modifique el equilibrio del ecosistema intestinal,
la levadura va ha obtener un dominio sobre las bacterias saprofitas y
se modificara morfológicamente, volviéndose patógena de cara a todos
los sistemas metabolitos de su anfitrión.
La cándida al tener la capacidad extraordinaria de multiplicarse a la
velocidad de 400.000 por minuto, su supervivencia va ha basarse sobre
una búsqueda permanente e invasiva de su metabolito energético que es
el azúcar.
Primero en los desechos de metabolitos de nuestra alimentación
(celulosa, glucosa, galactosa, fructosa.. ), desencadenando en el
anfitrión señales de hipoglucemia y compulsiones por lo dulce, luego
en caso de necesidad y de un desarrollo persistente, la cándida va a
atravesar la mucosa intestinal, directamente destruyendo los
enterocitos, o a través de los puentes intercelulares para ir a
extraer su comida de los ganglios mesentericos y luego de los vasos
sanguíneos desembocando en una candidiasis sistémica.
Mucho antes que la cándida resulte en una enfermedad sistémica, esta
habrá podido perturbar un cierto numero de sistemas y provocar en el
paciente trastornos que serian interesantes investigar, buscar y
cotejar con una infección fúngica subyacente.
Los trastornos nerviosos: La cándida, al digerir los azucares, produce
alcohol que va a ser metabolizado en el hígado en acetildehido. Esta
molécula va a fijarse a nivel cerebral sobre el neuromediador Dopamina
y perturbar así su funcionamiento. La Dopamina al ser bloqueada de
esta forma, producirá un desequilibrio entre el eje dopaminérgico y
serotoninérgico y el sujeto presentara trastornos nerviosos:
Reacciones de tipo depresión, ansiedad, irritabilidad, compulsión por
el dulce, intolerancia al estrés. Delante de un tal cuadro, la
búsqueda de una candidiasis debería ser considerada.
Los trastornos hormonales: Hemos observado que en el diabético, la
cándida tiene mas facilidad para desarrollarse. También hemos visto
que la cándida tiene una relación muy estrecha con el azúcar. La
cándida también posee sobre su membrana externa receptores a la
progesterona y a la testosterona, hormona por la cual tiene especial
atracción. En caso de invasión de la cándida, fenómenos de
perturbación hormonal van a aparecer progresivamente. En la mujer
infectada, la progesterona siendo captada por la cándida, aparecerá
un síndrome hiperestrogénico relativo, ocasionando perturbaciones
físicas y psíquicas de esta paciente, particularmente en los periodos
premenstruales.
Los trastornos hepáticos: Hemos podido ver que la cándida metaboliza
el azúcar en alcohol a nivel digestivo, este remonta al hígado por el
sistema porta. Parámetros de gamma GT elevados (gamma GT
idiopáticos), y perturbaciones enzimáticas pueden ser descubiertos en
pacientes no alcohólicos pero infectados por una candidiasis crónica.
Esta intoxicación crónica puede estar al origen de la perturbación
del sistema metabólico hepático en su totalidad así como del sistema
de la Fase I de detoxicación hepática. Además, las cándidas
segregan numerosas toxinas. En efecto, conocemos 79 sustancias
químicas diferentes segregadas por las diferentes especies de cándida
albicans. Cada especie de cándida albicans puede secretar
aproximadamente 35 diferentes.
Los trastornos inmunitarios: El equilibrio de la flora intestinal esta
a la base de una buena inmunidad de nuestro organismo. El sistema
inmunitario intestinal es el mas importante de nuestro organismo. Se
encarga de hacer una barrera casi infranqueable para todos los
intrusos (bacterias, hongos, virus, sustancias tóxicas.) Hemos visto
que la cándida tiene muchas facilidades para desarrollarse en cuanto
este equilibrio se altera.
Debido a su localización a nivel de la mucosa intestinal
(principalmente el colon derecho), su acción directa sobre la mucosa
intestinal (inflamación, destrucción, perforación), su capacidad
fenomenal de desarrollo, de adhesión a la mucosa intestinal, de su
virulencia y de modificaciones morfológicas, la cándida va a
participar directamente en la perturbación del sistema inmunitario.
En primer lugar, colonizando el tubo digestivo, la cándida impide a
las buenas bacterias de la flora dominante desarrollarse. En segundo
lugar destruyendo la mucosa intestinal y las células específicas de
la inmunidad (células M), la cándida diminuye la capacidad
inmunitaria de los intestinos.
En tercer lugar, la cándida se introduce en los ganglios linfáticos
para extraer el azúcar y destruye así las células específicas de la
inmunidad. Por lo tanto, podemos comprender que la infección por
cándida es proveedora de deficiencia inmunitaria y ante todos los
pacientes que tengan infecciones repetitivas, la búsqueda de una
candidiasis crónica se impone
Los trastornos auto-inmunitarios: La cándida, bajo su forma de
micelio, perfora, gracias a sus hifas, la mucosa intestinal en
búsqueda de azúcar. Perforada de esta forma y haciéndose permeable,
la mucosa intestinal es atravesada por macromoléculas que el organismo
reconoce como extranjeras. El sistema inmunitario puesto en alerta
produce entonces un gran numero de anticuerpos. Estas moléculas
extranjeras pueden tener determinantes antigénicos que tienen
correspondencias con nuestras propias proteínas orgánicas. Los
anticuerpos así sintetizados pueden atacar a nuestros órganos. La
candidiasis crónica puede por lo tanto ser la conexión de ciertas
patologías auto-inmunes por mediación de la deterioración de la
mucosa intestinal.
Las intolerancias alimentarias: Los alimentos se benefician de una
tolerancia excepcional a condición que atraviesen la mucosa intestinal
sometiéndose a las transformaciones necesarias para una buena
absorción. Durante la digestión, los alimentos pasan del estado de
polímeros al estado de monómeros (nutrimentos) . Solo los monómeros
podrán ser absorbidos y los inmunólogos hablan de tolerancia oral a
los alimentos pero esto implica una integridad de la mucosa intestinal.
Una vez mas a través de la alteración y de la perdida de integridad
de la mucosa intestinal, favorecida por la cándida, la mucosa dejara
pasar intrusos (alimentos parcialmente digeridos, hongos, desechos)
que van a llegar a la sangre sin haber sido reconocidos por el sistema
defensivo. Este va a reaccionar, no solamente liberando anticuerpos
(IgG), pero también activando su memoria. A continuación, el consumo
regular de este antígeno (alimento) de misma naturaleza va a producir
una cascada de reacciones de defensa implicando la deposición, en los
tejidos, de complejos inmunes que representan los desechos de esta
batalla anticuerpos (IgG) y antígeno (alimentos). La acumulación
nefasta de estos desechos se producirá en todo el organismo y
contribuirá al desencadenamiento de numerosas patologías
inflamatorias.
Ante tal capacidad de perturbaciones de los equilibrios de nuestros
metabolismos (inmunitario, hepático, neurológico, neuro-endocrino,
hormonal, pancreático, digestivo,.. .) y ante la diversidad de los
síntomas que pueden ser la consecuencia directa de una candidiasis
crónica, nos ha parecido primordial aportar al terapeuta unos medio
naturales para luchar contra este invasor.
En primer lugar, ante cualquier sospecha de candidiasis crónica en un
paciente, el terapeuta debe buscar los factores desencadenantes y si
es posible retirarlos:
Mala higiene dental,
Toma de fármacos
La Corrección de la alimentación es un de los aspectos más
importantes del tratamiento de fondo de la candidiasis crónica.
El paciente debe comprender que debe matar de hambre a la cándida que
le invade. Para ello es imperativo proponer un régimen sin azúcar
refinada y sin otros azucares como la fructosa, la sucrosa, los zumos
de fruta, la miel, el sirope de Arce, pues la cándida se desarrolla en
un medio rico en azúcar.
Proscribir igualmente los almidones de cereales ricos en maltosa,
todos los productos que contengan moho y levaduras ( bebidas
alcohólicas, pan, levadura química, quesos, yoghurt, frutos secos,
cacahuetes, productos ahumados,..) , los productos que contienen
lactosa ( leche, yoghurt, productos lácteos…), los productos que
contienen antibióticos (productos lácteos, ciertas carnes y pescado
de piscifactoría …) y que tengan un alto poder alérgeno.
Se aconseja interrumpir en caso de sospecha de permeabilidad
intestinal los medicamentos, los alimentos y los cereales que
contengan gluten ( Trigo, espelta, trigo Kamut, Cebada, Avena,
Centeno) porque esta sustancia reagrupa una mezcla de proteínas
( gliadina, prolamina, glutenina,.. ) que provoca intolerancias y
reacciones fisiológicas ocultas (astenia, anemia ferropénica,
trastornos digestivos, Inflamación intestinal … ).
Los otros alimentos pueden ser consumidos libremente, incluidas las
verduras, los alimentos proveedores de proteínas (leguminosas, carne,
pollo, pescado). Ciertas frutas están permitidas: manzanas, cerezas,
todas las bayas, peras.
En segundo lugar, El terapeuta debe actuar directamente sobre la
cándida para le debilitarla. Excesivamente virulenta y adaptable a
toda situación, la cándida tiene una grandísima facilidad para
protegerse y resistir al tratamiento. En caso de agresión demasiado
intensa con unos fungicidas potentes, la cándida tiene la posibilidad
de ponerse en reposo (dormirse) durante el tratamiento y al finalizar
este, desencadenar el síndrome de Herx heimer con una liberación
intensa de sus toxinas.
Para contrarrestar este síndrome y evitar la resistencia de la
cándida, hemos desarrollado una terapia en tres fases. Tres fases que
incluyen tres productos que contienen las principales moléculas
activas antifúngicas conocidas actualmente. La alternancia de la toma
de estas moléculas es el único medio para que la cándida no pueda
habituarse al tratamiento y desarrollar una resistencia al tratamiento
antifúngico. Se trata de un pack de tres productos llamado CANDIFLORA.
En tercer lugar, la disbiosis intestinal debe ser tratada
(perturbación de la flora de fermentación o de la flora de
putrefacción) y el reequilibrado de esta flora intestinal debe ser
iniciado al mismo tiempo que el tratamiento antifúngico natural.
El aporte de un simbiótico (prebióticos y probióticos) debe ser
propuesto al paciente así como un regulador del transito en caso de
estreñimiento claro: NUTRIFLORA y TRANSIFORTIA
NUTRIFLORA contiene igualmente sustancias naturales activas en la
regeneración y el fortalecimiento de la mucosa intestinal, sustancias
necesarias para que la mucosa intestinal recupere su integridad.
En ciertos casos, el tratamiento debe ser seguido durante numerosos
meses y solamente sobre la clínica y las sensaciones de bien estar del
paciente, el régimen, el tratamiento antifúngico y el tratamiento de
la disbiosis intestinal podrán ser disminuidos o interrumpidos.
El objetivo de este tratamiento no es la desaparición de la cándida,
pero si recobrar unas dosis fisiológicas y recuperar un equilibrio del
ecosistema intestinal donde la cándida recobrara su forma de levadura
y vivirá en buena armonía y equilibrio con las otras bacterias de la
flora digestiva.
CANDIFLORA :
CANDIFLORA 1: Flacón de 30 ml
Aceites esenciales de Melaleuca alternifolia, Cinamomum verum,
origanum compactum, pelargonium graveolens – 10 a 20 gotas 3 veces al
día durante 10 días, A CONTINUACION
CANDIFLORA 2: Bote de 60 cápsulas vegetales
Pepitas de Pomelo, Equinácea, Ajo, Bayas de Espino Amarillo – 1
cápsula en las 3 comidas, 10 días, A CONTIUACION
– CANDIFLORA 3: Bote de 60 cápsulas
Ajedrea, Hojas de Olivo, Cilantro, Clorofila, Manzanilla Alemana – 1
cápsula en las 3 comidas 10 días, A CONTINUACION volver al Pack N°1
a la misma dosis y así de forma continua.
NUTRIFLORA : 1 a 2 cucharadas de café en un poco e agua tibia, 10
´antes de las comidas
Extracciones Integrales de Zanahoria, Acacia, Girasol, Cúrcuma,
Manzana y Cebada fermentada
TRANSIFORTIA: 2 a 6 cápsulas al día 10´antes de las comidas.
Acíbar del Cabo, Ispágula, Ruibarbo, Tamarindo, Psilio, Extracto de
Caña Fístula, Papaya fermentada.