Diez maneras de nutrir tu Vida Espiritual

Por: Deepak Chopra MD.

La Intención es el punto de inicio de cualquier sendero espiritual. La Intención incluye voluntad, propósito, aspiración y la más elevada visión. Si tú diriges tu intención hacia Dios, el espíritu crece. Si tú diriges ti intención hacia la existencia material, será esa la que crecerá. Una vez que tú plantas la semilla de una intención, el viaje de tu Alma se desenvolverá automáticamente. Aquí presentamos varias intenciones básicas que marcan una vida espiritual.

  • Yo quiero sentir la Presencia de Dios. Esta intención está enraizada en la incomodidad de estar aislado y separado. Tú puedes enmascarar tal malestar al desarrollar amistades y vínculos familiares. Sin embargo, cada uno de nosotros necesita experimentar una sensación de paz y plenitud interior.
  • Yo quiero que Dios me ayude y me apoye. La Presencia de Dios trae consigo las cualidades del espíritu. En la Fuente, cada cualidad, amor, inteligencia, verdad, habilidad organizadora, creatividad, se vuelve infinita. El crecimiento de estas cosas en tu vida es una señal de que te estás acercando más a tu Alma.
  • Yo quiero sentirme conectado al Todo. El viaje del Alma lleva a una persona de un estado fragmentado, a uno de totalidad. Los eventos comienzan a tejer un modelo. Los pequeños detalles se acoplan juntos en lugar de estar dispersos y al azar.
  • Yo quiero que mi vida tenga significado. La Existencia siente el vacío en la separación. Esto se sanará, sólo al avanzar hacia la unidad con Dios. En lugar de dirigirte al mundo externo para encontrar tu propósito, tú sientes que el sólo estar aquí, tal como estás, es el más elevado propósito en la creación.
  • Yo quiero estar libre de restricciones. La Libertad Interior está grandemente comprometida cuando existe el miedo y, el miedo es un resultado natural de la separación. Mientras más te acerques a tu Alma, las viejas limitaciones y las defensas, comienzan a desaparecer.

Si estas básicas intenciones están presentes dentro de tí, Dios toma la responsabilidad de expresarlas. Todo lo demás que tú hagas es secundario. Sin embargo, aún así, puedes ejercer una gran influencia por medio de tu conducta diaria. Aquí están las reglas fundamentales para la vida espiritual que han probado ser efectivas para mí personalmente y que siento, trabajarán para muchas personas.

  1. Conoce tus Intenciones.  No permitas que tus falsas intenciones permanezcan enmascaradas. Sácalas de raíz y trabaja con la ira y el miedo que te mantiene atado a ellas. Las falsas intenciones asumen la forma de deseos culposos: Yo quiero que alguien fracase, yoquiero vengarme, yo quiero que la gente mala sea castigada, yo quiero obtener algo sin poner lo mío en peligro. Las falsas intenciones pueden ser elusivas; notarás su existencia por el sentimiento que te conecta con ellas, un sentimiento de miedo, de codicia, de rabia, de desesperación, de debilidad. Primero experimenta el sentimiento, después niégate a quedártelo y luego, permanece alerta hasta que encuentres la intención que se esconde debajo.
  2. Establece tus Intenciones Elevadas. Ten la intención de ser un Santo o un Hacedor de Milagros. ¿Por qué no? Si tú sabes que la meta del crecimiento interior es adquirir Maestría, entoces, pide que esa Maestría se exprese tan pronto como sea posible. No te esfuerces por producir milagros, pero no te resistas a ellos tampoco. El comienzo de la Maestría es Visión: ver milagros alrededor de tí, eso hará más fácil que milagros más grandes comiencen a aparecer.
  3. Vete a tí mismo en la Luz. El Ego mantiene su dominio al hacernos sentir necesitados y sin fuerzas. De esta sensación de pérdida, crece un ansia de adquirir todo lo que vemos. Dinero, poder, sexo y placer, se supone que llenen el vacío, pero no lo llenan. Tú puedes escaparte de este paquete de ilusión, únicamente si no te ves a tí mismo en la sombra luchando por alcanzar a Dios, sino que te veas en la Luz desde el primer momento. La única diferencia entre tú y un santo, es que tu luz es pequeña y la de un santo es grande. Ustedes son ambos de la Luz.
  4. Ver a todos los demás en la Luz. La manera más barata de sentirte bien tú mismo, es al sentirte superior a las demás personas. De esta pequeña semilla, crece toda forma de juicio. Una simple forma puede ayudarte aquí. Cuando estés tentado a juzgar a otro ser humano, sin importar cuan obviamente él o ella lo merezca, recuérdate a tí mismo que cada uno está haciendo lo mejor que puede, desde su propio nivel de consciencia.
  5. Refuerza tus Intenciones todos los días. La vida diaria es un tipo de remolino de caos y el ego está firmemente enraizado en sus demandas. Necesitas recordarte a tí mismo desde el inicio hasta el final del día, tu propósito espiritual. A algunas personas, les ayuda el escribir sus intenciones; a otras les son útiles, períodos regulares de meditación y oración. Encuentra tu centro; interiorízate y no dejes ir tu intención hasta que la sientas centrada dentro de tí.
  6. Aprende a perdonarte a tí mismo. Todos nosotros caemos en trampas de autosuficiencia e ilusión cuando menos lo esperamos. Los hechos demuestran, que lastimar a alguien, que el mentir deliberadamente y la irresistible necesidad de hacer trampa, son universales. Perdónate a tí mismo por estar donde estás. Aplícate a tí mismo la misma regla que aplicas para los demás: tú estás haciendo lo mejor que puedes, desde tu propio nivel de consciencia.. (Me gusta recordar la definición de un Maestro, del discípulo perfecto: «Uno que siempre está tropezando, pero que nunca se cae»).
  7. Aprende a dejar ir. La Paradoja de ser espiritual es, que siempre estás equivocado y acertado al mismo tiempo. La vida es cambio; debes estar preparado para dejar ir tus creencias, tus pensamientos y tus acciones de hoy, independientemente de cuan espiritual te hagan sentir. Cada nivel de crecimiento interno es bueno. Todos están alimentados por Dios.
  8. Reverencia lo que Es Sagrado. Nuestra sociedad nos enseña a ser escepticos de lo sagrado. Pero cada santo es tu futuro y cada Maestro está buscándote entre la multitud para que te unas con él. Los representantes humanos de Dios, constituyen un tesoro infinito. Profundizar dentro de este tesoro, te ayudará a abrir tu corazón.
  9. Permite que Dios se haga cargo. La mayoría de las personas son adictas a preocuparse,, a controlar, a dominar y a la falta de fe. Resiste la tentación de seguir estas tendencias. No escuches la voz que te dice que tienes que tener todo bajo control y, que la constante vigilancia es la única manera de conseguir que las cosas sean hechas. Deja que el Espíritu intente un nuevo camino. Tu Intención, es la herramienta más poderosa que tienes a disposición. Haz todo lo posible porque todo salga como es debido y, luego, suéltate y permite que las oportunidades vengan a tu encuentro. El resultado que tan forzosamente estás buscando, puede que no sea tan bueno para tí, como aquel que te llegue naturalmente. Si pudieras darle a Dios el uno por ciento de  tu vida diariamente, serías la persona más iluminada del mundo en un lapso de tres meses. Mantén ésto en tu mente y entrega algo, cualquier cosa, cada día.
  10. Abraza lo Desconocido. A través de los años haz formado preferencias y aversiones; haz aprendido a aceptar ciertos límites. Nada de ésto es tu verdadero Ser. Lo desconocido te está esperando. Un desconocimiento que nada tiene que ver con el «yo» que tú ya conoces. Algunas personas alcanzan el borde de la ilusión solamente, a la hora de la muerte y entonces, con una larga mirada hacia atrás, toda una vida parece increíblemente corta y transitoria.

La parte de nosotros que conocemos, es la parte que nos hace ver todo demasiado rápido. Cuando sientas un nuevo impulso, un pensamiento elevador, una visión interior que nunca hayas tenido antes, abraza lo desconocido. Cuídalo tan tiernamente como a un bebé recién nacido. Dios vive en lo desconocido y cuando tú lo abraces plenamente, serás libre.

Tomado de la Revista New Age Marzo-Abril del 2000. Traducción libre del Inglés al Español por: Johan A. González.