Cáncer y terreno biológico

Nuestra visión general del cáncer ha sido siempre muy confusa y en ocasiones hasta contradictoria. Por lo que creo necesario comenzar aclarando algunos términos que nos son familiares, pero ¿conocemos realmente su significado?
La palabra Tumor, en patología se define como «tumefacción» y es en este sentido que se utiliza como signo cardinal de la inflamación. En principio, la palabra Tumor se utilizaba para referirse a cualquier tumefacción tisular, aunque su empleo literal ha quedado anticuado, y actualmente se utiliza para denominar una masa de células neoplásicas.
Pero, ¿qué es una Neoplasia? Entendemos por Neoplasia una «neoformación» o «nuevo crecimiento» y se define como una proliferación excesiva, incontrolada, autónoma e irreversible de células con características morfológicas y funcionales que se alejan de sus precursoras. El término neoplasia describe, por tanto, un estado de falta de regulación del crecimiento celular, en el que se dice que en las células y tejidos neoplásicos se produce un fracaso de los mecanismos que controlan normalmente la proliferación y maduración celular.
Dentro de las neoplasias se identifican dos patrones principales de crecimiento: si los bordes del tumor están bien definidos y el tumor crece sólo localmente, la neoplasia se denomina benigna. En cambio, si los bordes del tumor están mal definidos y las células neoplásicas invaden y destruyen los tejidos circundantes, en este caso a la neoplasia se le denomina maligna.
En este segundo caso entraríamos directamente a definirla como «cáncer» ya que la característica principal es su capacidad de metastatizar otros órganos o tejidos. Es decir, el término Cáncer nos define una neoplasia maligna. De ahí su nombre, de la palabra latina «cangrejo» ya que parecía que esos tumores invadían los tejidos adyacentes mediante prolongaciones semejantes a pinzas.
Nuestro hábitat interno
El cuerpo está continuamente inmerso en un proceso de autorregulación. Cada día de nuestra vida, se enfrenta al reto de crear millones de células nuevas y al mismo tiempo destruir la misma cantidad para así mantener su equilibrio. Este proceso de destrucción de células genera una cantidad de deshechos que son retirados por el sistema linfático
Como bien sabemos, el equilibrio ácido-base es uno de los mecanismo homeostáticos más importantes del organismo. Este término se refiere a la regulación de la concentración de hidrogeniones en los líquidos corporales. El PH es el símbolo numérico (0-14) que se utiliza para representar el logaritmo negativo de la concentración de hidrogeniones (H+) presentes en un litro de solución. Es decir, nos indica el grado de acidez o alcalinidad de una solución. A medida que aumenta la concentración de hidrogeniones, el PH desciende y la solución se hace más ácida, así pues un descenso en la concentración de hidrogeniones, hace que la solución sea más alcalina y que el PH aumente.
Los ácidos y las bases (alcalinos) entran continuamente en la sangre procedentes de los alimentos y del metabolismo de los nutrientes a nivel celular. Aunque son tan importantes los componentes ácidos como los básicos, la homeostasis del PH corporal, depende en gran medida del control de la concentración de hidrogeniones en el líquido extracelular. Un ambiente adecuado celular, es aquel que en su exterior es más alcalino y en su interior más ácido.
Algunas de estas células no resisten el exceso de «temperatura ácida» y encienden su «aire acondicionado» para así protegerse.
El exceso de acidez externa ocasiona un aumento de la alcalinidad interna produciendo así una despolarización de la célula hasta un punto crítico; la comunicación se pierde y la célula comienza una degeneración.Pero aclaremos esto puesto que es un punto clave para entender el proceso que sigue la célula en su deterioro y el que debemos trabajar para su recuperación.
Al enumerar las bases químicas de la vida podemos clasificar el agua como «nuestro pilar interno». Cada una de los cientos de trillones de células que constituyen el cuerpo humano debe ser bañada por un medio líquido controlado de manera precisa y homeostática
Pero, y aquí viene un aspecto fundamental que no debemos olvidar, al mismo tiempo que necesitan de ese medio líquido para subsistir precisan de una carga eléctrica para funcionar, de ahí el equilibrio hidroelectrolítico.
El equilibrio hidroelectrolítico constituye uno de los elementos fundamentales que nos permite mantener la integridad de la vida. Cada célula y sistema de órganos del cuerpo, es decir, cada respuesta fisiológica depende del mantenimiento de la homeostasis en estas áreas críticas.
Sabemos que el sistema hidroelectrolítico está formado por partículas con cargas positivas o negativas denominadas iones. Y que al mismo tiempo dichos iones con carga positiva se convierten en cationes y los que posean carga negativa en aniones.
Entre los iones positivos (cationes) encontramos al magnesio (MG+) y al sodio (NA+) que son imprescindibles para transportar el oxigeno al interior de las células.
Debido a esta disminución de cationes en el ambiente intracelular se origina una modificación de la estructura interna de la célula, perdiendo entre otras cosas la capacidad de controlar su propio PH.
Al mismo tiempo esta disminución de oxigeno origina una fermentación de la glucosa existente a nivel celular disminuyendo como consecuencia el PH extracelular.
Este ambiente tan ácido actúa dañando al ácido ribonucleico ARN destruyendo su capacidad de control celular, produciendo con ello errores de tipo cromosómico causando un daño letal a la célula.
En pocas palabras, se produce un cambio de una normal oxigenación celular a una fermentación metabólica de alta toxicidad y evidentemente un factor de tipo cancerizable.
Por otro lado, los principales iones negativos (aniones) extracelulares son el cloro (CL-) y el bicarbonato sódico (HCO3). En el caso del cloro, casi siempre ligado al sodio (NA+), se encarga de la regulación osmótica celular, así como de la síntesis del ácido clorhídrico estomacal.
Los iones de cloro por lo general suelen excretarse por la orina como sales de potasio, de ahí que la deficiencia de cloro, suele producirse cuando hay pérdida de potasio denominada hipocloremia.
En el caso contrario, con un exceso de cloro nos encontraríamos con un aumento del ácido clorhídrico estomacal, es decir con una hipercloremia, o bien acidosis hiperclorémica. En definitiva, nuestro cuerpo no solamente es agua sino también electricidad y los voltajes de una célula son necesarios para su supervivencia.
Una visión milenaria del equilibrio ácido-base


La medicina tradicional china es totalmente diferente a la medicina occidental y tiene un sistema propio. Algunos de sus términos son muy difíciles de explicar y no es fácil encontrar palabras que expliquen de forma exacta su significado original.
La formación y el desarrollo de la medicina china cuenta con un largo proceso histórico. Basa sus teorias en el yin y yang asi como en los cinco elementos. Refleja una dialéctica simple y ha desempeñado un papel activo en el desarrollo de las ciencias naturales de nuestro país. Los antiguos médicos aplicaron estas dos teorías en su campo, lo cual ejerció una importante influencia sobre la formación y el desarrollo del sistema teórico de la medicina tradicional china guiando hasta la fecha la práctica clínica.
La teoría del yin y del yang sostiene que todo fenómeno en el universo conlleva dos aspectos opuestos, los cuales se hallan a la vez en contradicción y en interdependencia. Dicha teoría se compone básicamente de los principios de crecimiento, decrecimiento, oposición e interdependencia.
La oposición entre el yin y el yang generaliza la contradicción y lucha entre dos fuerzas opuestas dentro de un fenómeno para mantener el equilibrio de éste. Las propiedades básicas del yin y del yang se hacían comparándolas con el agua y el fuego, en donde al yin se le atribuían las propiedades del agua (tendencia a fluir hacia bajo, frio, oscuridad, estancamiento, etc.), y en el caso del yang las propiedades del fuego (calor, luz, tendencia hacia arriba, etc.)
En resumen, no importa la complejidad de las estructuras, órganos o bien tejidos del cuerpo humano, asi como sus funciones, todos ellos pueden ser generalizados y explicados por su relación con el yin y el yang.
De forma resumida, me gustaría interconectar todo lo anteriormente expuesto, nuestro sistema ácido-base, homeostático y hidroelectrolítico.
Empezamos por el ácido, en este caso hablaríamos de una representación yang de nuestro cuerpo, en dónde predomina el calor, la inflamación, la hiperactividad.
Asociamos esta actividad yang (ácida) a una carga positiva (cationes) compuesta por iones de sodio (NA+), potasio (K+), calcio (CA++) y magnesio (MG++). Todo ello en un ambiente extracelular y efectuando una reacción de rechazo de los iones de sodio y facilitando con ello su flujo al terreno interno celular.
Aquí encontramos los principios anteriormente expuestos de contradicción e interdependencia, así como la lucha entre dos fuerzas opuestas para mantener el equilibrio. Siendo imprescindible para la activación de cualquier célula, el intercambio de los iones de sodio del medio extracelular al intracelular.
En el caso de las bases (alcalinos) las asociaríamos a un aspecto yin de nuestro cuerpo, con características de frío, escasez, inactividad. Con una clara representación de aniones al poseer una carga negativa y formados principalmente por cloro (CL-), bicarbonato sódico (HCO3) y por fosfato (HPO4). Representando un ambiente intracelular y ejerciendo una acción de atracción de los iones positivos (cationes) de sodio (NA+) al medio intracelular.
En este caso, encontramos representados dos movimientos uno de crecimiento y el otro de decrecimiento, en el proceso de intercambio.
Una perspectiva distinta sobre el Cáncer
Desde la medicina biológica, el cáncer no es más que el resultado de muchas crisis de toxicidad cuyo origen radica en uno o varios factores que disminuyen nuestra energía vital.
Los traumas emocionales, las emociones reprimidas, la falta de hidratación, las carencias nutricionales, el estrés, la acumulación de metales pesados (principalmente los empastes dentarios), todo esto obstaculiza la eliminación de residuos por parte del organismo. Cuando estos desechos se acumulan en órganos o vísceras de nuestro cuerpo provocan inflamaciones, irritaciones hinchazones y crecimientos anormales de células.
Estas células tumorales están carentes de nutrientes para su supervivencia, de ahí que se ven forzadas a mutar y a ingerir cualquier sustancia incluso toxinas para poder sobrevivir y apropiándose en el camino de todos los nutrientes, como la glucosa, el calcio y el magnesio, haciendo que órganos enteros dejen de funcionar correctamente. El azúcar es el alimento preferido por las células tumorales para así poder adquirir energía rápida. Una observación para las personas que sienten una gran necesidad de consumir azúcares, puesto que revela una actividad celular extraordinaria.
El desorden celular, el crecimiento en forma de pólipos y los cambios celulares y nucleares en general son las alteraciones morfológicas iniciales en la formación de cualquier carcinoma colon-recto. La medicina biológica dentro de su carácter preventivo hace hincapié en el control de las causas en las que se desarrollan los pólipos adenomatosos en el colon para atajar su evolución.
El carcinoma colon-recto se expresa siempre con una acumulación de tóxicos y energías patógenas unido a edema y acumulación líquida en el epitelio digestivo. Sin olvidarnos de la deficiencia inmunitaria que sufren la mayoría de los pacientes que la padecen.
Si tenemos en cuenta que un intestino grueso debilitado, irritado y congestionado es lugar idóneo para el crecimiento de bacterias destructivas, produciendo gran cantidad de toxinas que acabarán en el riego sanguíneo y linfático dando origen de múltiples patologías que hoy en día conocemos como colon irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, diverticulitis, sindrome de intestino hiperpermeable, entre otras.
En nuestra mano está hacer uso de unos simples consejos para la buena salud de nuestro intestino grueso y con ello evitar posibles trastornos futuros.
Una alimentación a base de hortalizas, frutas y cereales, en especial brécol, coliflor, repollo, col, coles de bruselas y el brócoli, ya que contienen compuestos anticancerígenos.
Hacerse una hidroterapia del colon en un centro especializado.
Beber en ayunas un vaso de agua tibia, sobre todo las personas que sufran de estreñimiento continuo.
Disminuir lo máximo posible el consumo de dulces, grasas animales y alcohol.
Tomar un probiótico para mejorar la flora bacteriana.
Tomar sales de magnesio o bien gluconato para mejorar el movimiento peristáltico (consultar a un profesional de la salud para cada caso en particular).
Fortalecer el sistema inmunitario con complementos especiales para ello, como pueden ser equinácea, cobre-oro-plata, factores de transferencia, astragalus, etc.. (consultar a un profesional de la salud sobre cual se adapta mejor a nuestras necesidades).
Aumentar el consumo de agua diaria, si esta es insuficiente.
Es imprescindible para poder entender y comprender el cáncer y para tratarlo de una manera eficaz, el hecho de cambiar nuestro punto de vista actual con respecto a ello. Al mismo tiempo preguntarnos cuál es la finalidad real que persigue nuestro cuerpo cuando se encuentra inmerso en un proceso de aceleración celular. Y si lo que entendemos como proceso cancerígeno no es más que el intento de nuestro cuerpo por sobrevivir.


Dr. Manuel Huertas
Especialista en Medicina Biológica y Ortomolecular

Fuente: Revista Natural