La Iriología

Es muy posible que la iriología sea uno de los métodos más antiguos de diagnóstico en el mundo, Sin embargo, es necesario esperar hasta el siglo XIX para que ella tenga un lugar en la historia escrita (y, por
lo tanto, pública) de la medicina. Es un médico húngaro, Ignacio Peczely (nacido en 1826), quien desarrolla y expone por la primera vez «oficialmente» este método: el diagnóstico de las enfermedades por los ojos.

Hasta ahora son sobre todo los homeópatas, los acupuntores y los naturópatas quienes han utilizado la iriología. Hoy día, cuando la tecnología médica occidental parece más y más peligrosa tanto sobre el plano económico (demasiado cara, sobre todo en los países en vía de desarrollo) y social (produciendo efectos secundarios), una población sin cesar creciente se vuelve hacia lo que he bautizado hace algunos años como «las medicinas dulces».

No contaminante, no agresiva, muy barata (porque el equipo necesario puede resumirse en una buena lámpara de bolsillo y una lupa), la iriología presenta múltiples ventajas, tanto desde el punto de vista de la medicina curativa como de la preventiva. Vamos a ver porqué y cómo.

¿Qué se observa en este espejo? De la misma manera que toda huella digital difiere de un individuo a otro, no existen dos iris que sean semejantes. Para practicar la iriología es necesario conocer tres cosas:

1.- La topografía del iris;
2.- su textura;
3.- su coloración.



La topografía del iris:

El iris está dividido en círculos concéntricos y éstos en segmentos radiales. Una «carta» del iris permite distinguir los metabolismos, los sistemas y funciones perturbadas, así como los órganos afectados por trastornos o lesiones.

Los círculos concéntricos:
Son siete zonas concéntricas de tamaño variable que van desde la pupila hasta el borde exterior del iris:

1.- un círculo muy fino, encerrando la pupila, corresponde al sistema nervioso
parasimpático y al metabolismo;
2.- un círculo más amplio corresponde al estómago;
3.- un círculo central, en una zona un poco más oscura, a los intestinos;
4 y 5.- estos dos círculos muy finos, a menudo deformados por la enfermedad, presentan excrecencias orientadas hacia tal o cual segmento del sexto círculo, indicando así una determinada patología;
6.- es el círculo más amplio, contiene los órganos;
7.- este último círculo, el exterior, es el más estrecho y el más oscuro. Corresponde a la circulación capilar y a la linfática, como también a los líquidos intersticiales.

Los segmentos:
El iris está dividido en doce segmentos irradiados desde la pupila, formando cada uno un ángulo de 30″. Cada sector corresponde a un órgano o un grupo de órganos. Ciertos lectores familiarizados con la astrología no dejarán de hacer aproximaciones. Algunos astrólogos lo han hecho y han podido constatar
que existe una concordancia de un 70% entre la posición de los planetas y la localización de los órganos
en el iris. Una vez más microcosmos y macrocosmos coinciden…



La textura del iris:
Ahora bien, antes de armarse de la lupa y de una lámpara, observe atentamente su iris en un espejo. Notará una especie de fibras irradiando desde la pupila hacia el exterior. Eso es lo que se llama la «textura» o la «densidad de la trama» del iris. Esta trama permite determinar la resistencia general del organismo de un individuo, su vitalidad o, al contrario, sus deficiencias. Se puede catalogar en:

iris muy fino y sólido
iris fino
iris corriente
iris tosco o flojo
iris vacuolar (con apariencia de burbujas)
iris lacunar (con apariencia de lagunas).

La coloración del iris:
A través de la edad, durante las etapas de la vida, la coloración natural del iris puede sufrir algunas modificaciones, pero básicamente pertenece a una de las tres grandes clasificaciones de colores: azul, castaño o mixto, las que proporcionan la información correspondiente a la naturaleza del estado general del sujeto observado.

La coloración azul:
Ya sea clara, mediana u oscura, es el signo de un «territorio» ácido, donde los desechos ácidos son dificilmente eliminados. Esto permite detectar indicaciones patológicas tales como una tendencia tuberculosa, una predisposición a las dermatosis, a la artrosis, como también un riesgo de arterioesclerosis, acompañado de una tendencia inflamatoria del corazón y de las arterias generada por diversos depósitos ácidos.

Es interesante saber porqué se repite a menudo que los ojos azules irán desapareciendo. Las razones para ello son múltiples, mas ésta parece lógica: muchos padres observan en sus recién nacidos una coloración azul del iris que desaparece después de los primeros meses, para dejar lugar a una coloración castaña más o menos oscura. Según las observaciones de los bioterapeutas (homeópatas, naturistas, acupunturistas, etc.) esta coloración castaña de un ojo genéticamente azul proviene, por una parte, de vacunaciones que provocan en el organismo un proceso de intoxicación y, por otra parte, de la absorción repetida de medicamentos químicos, alopáticos, durante las enfermedades de la infancia (desde el simple reuma tratado con antibióticos hasta los «calmantes») además de una nutrición contaminada por diferentes productos como colorantes artificiales, conservadores de alimentos, etc.

La coloración castaña:
Ya sea castaño claro, mediano u oscuro, indica un «territorio» alcalino, una tendencia al estancamiento del organismo, o aun al «espesamiento de la sangre y de los humores» por una concentración de toxinas. Se trata de una predisposición a las afecciones del aparato digestivo que puede evolucionar hacia la obesidad, la diabetes, el colesterol, la psoriasis, y una tendencia cancerígena.

Existen, en efecto, dos tipos de pigmentación castaña del iris:
la pigmentación castaña genética observada en individuos saludables y robustos; la que proviene de un proceso de intoxicación en los sujetos con ojos genéticamente azules, como lo hemos mencionado anteriormente.

La coloración mixta:
Es el resultado de la combinación de las dos primeras. El gran homeópata francés León Vannier la define de la manera siguiente: «Los ojos de color mezclado se encuentran en sujetos nacidos de padres en que uno tiene ojos azules y el otro, castaños. La constitución más débil da el color castaño de su iris a la parte media del iris del hijo, en tanto que el azul de la constitución más fuerte se comunica a la parte exterior del iris. No resulta un azul puro, sino un matiz verdoso, a causa de la coloración castaño claro amarillenta de la parte media».

Las variaciones de la coloración del iris:
Ninguna variación de la coloración genética aparecerá en un individuo sano. Hay que enfatizar que los sujetos sanos, es decir, que no presentan ninguna enfermedad o que no han absorbido ningún medicamento u otro producto químico, son más y más raros.

Puede existir también una intoxicación hereditaria, la que se manifiesta por la presencia de un círculo negro bien delineado alrededor del iris. La intoxicación adquirida en el curso de la vida del sujeto se presenta bajo el aspecto de manchas de bordes igualmente bien delineados, de color castaño, yendo del rojo al negro, a las que se denomina «manchas tóxicas».

Trate ahora de pasar a la acción. Observe su propio iris en un espejo con la ayuda de una lupa y de una buena iluminación. Verdaderamente, usted descubrirá allí otros tipos de manchas, de trazos extraños…
No, no son «extraños»: cada uno tiene su propio significado y le permitirá constituir la historia de sus contaminaciones personales, de sus pequeñas y grandes miserias.

Es un sueco esta vez, Nils Lijeqvist, quien, después de una intoxicación por la quinina y por el yodo, en el curso de su desintoxicación y de su curación por la homeopatía, descubrió y estudió, en 1871, las modificaciones que introducen ciertas substancias en la trama del iris. Desde entonces sus trabajos han sido ampliados y completados por diversos investigadores, entre ellos el doctor Bernard Jensen, un norteamericano, a quien se debe la obra que, por ahora, es una autoridad en la materia: «Ciencia y Práctica de la Iriología».

La lista siguiente no es exhaustiva, pero da la descripción de los depósitos pigmentarios más generalmente extendidos en nuestros días junto con las substancias que los provocan:

* ácido salicílico (en la aspirina): velo gris sucio cubriendo toda la superficie del iris y sobre todo la parte superior;
* antipirina (contra la fiebre y el dolor): pequeños puntos o trazos amarillo pálido situados en la región correspondiente al sistema nervioso simpático;
* arsenicales (hipotensor arterial, también bactericidas, en desuso): pequeños puntos blanquizcos, en grupo o aislados, en la región del sistema linfático;
* bismúticos (antisifiliticos y quimioterápicos, en desuso): círculo irregular, gris metálico oscuro, al nivel que corresponde a la zona intestinal o al círculo gástrico:
* bromuros: media luna azul desteñido en la zona cerebral;
* creosota (desinfectante): velo blanco sucio sobre el ojo;
* fierro: largas manchas color castaño;
* glicerina: copos blanquizcos en las regiones cutánea, pulmonar y renal;
* alquitrán y sus subproductos (industrias): nubes gris oscuro en las regiones cerebral y nerviosa;
* yodo y sus derivados (medio de contraste en radiología, desinfectante): manchas de color moho claro y oscuro alrededor de la pupila y en la mitad superior del iris;
* mercurio y sus derivados: pequeños copos blancos en la región cerebral y/o círculo gris al borde externo del iris, con reflejo metálico acentuado sobre los iris de color castaño;
* plomo (industrias): circulo gris plomizo alrededor de la pupila;
* quinina (antimalaria, tratamiento de arritmias cardiácas): coloración amarillo azufrado situada en forma desparramada, alcanzando aun al iris todo entero, que pasa a verse verdoso si es azul, o anaranjado si es castaño;
* estricnina (estimulante del sistema nervioso central, en desuso): filamentos o círculo alrededor de la pupila, color blanco amarillento;
* trementina: copos densos y blanquizcos en la zona genitourinaria, que se ve blanquecina y descolorida;
* vacunas: manchas negras o castañas aureoladas de blanco.

Así, la coloración del iris y la textura de su trama permiten observar de manera extraordinariamente personalizada y detallada:

* las deficiencias y las carencias de un individuo
* sus desequilibrios
* su herencia
* su potencialidad vital
* su temperamento.

Aparece muy claramente que la iriología permite disminuir de manera espectacular el número de exámenes y análisis de diagnóstico que gravan tan pesadamente el presupuesto de la Seguridad Social y que además a veces atentan contra la salud de las personas (como aquellos que los someten al riesgo de irradiaciones ionizantes, para no citar más que ese ejemplo). Aún más, este sistema de diagnóstico puede ser a veces más confiable que ciertos métodos bien equipados de la tecnología moderna. ¿Un ejemplo? Puede suceder que un chequeo clínico no dé ningún signo de alarma, mientras que el iriólogo detecta un problema cardiovascular en un individuo cuyos desórdenes arrítmicos sólo tienen lugar a ciertas horas del día que no coinciden con el momento del electrocardiograma. El sujeto confía en el resultado de los exámenes, olvida los consejos del iriólogo y muere de un infarto.

¿ Quiénes practican la iriología?

En Francia lo hacen algunas centenas de médicos, la mayor parte de los homeópatas y acupuntores, así como los naturópatas, higienistas-dietistas y ciertos sanadores. Entre tanto, en Estados Unidos hay al presente más de 18.000 médicos iriólogos (sin contar los practicantes de la salud no médicos, que son cada vez más numerosos), y en Alemania hay cerca de 7.000. No se puede argumentar que estas dos últimas naciones sean subdesarrolladas científica, tecnológica y económicamente.

Uno de los pilares de la iriología francesa. (por no decir el único y más antiguo) es Boris de Bardo. El ha podido localizar más de 900 puntos de acupuntura (dentro y fuera de los meridianos) en el iris, porque no es solamente el cuerpo «material» el que está proyectado en el iris, sino también el cuerpo energético. Según él, es realmente al nivel de la bioenergía y de la bioelectrónica que se encontrará un día la respuesta según los criterios científicos occidentales al porqué de la iriología. En espera de ello, De Bardo, ha creado un término conciso y práctico: la irioneurología. 0 sea el sistema nervioso central o cerebroespinal que comprende, esquemáticamente, la médula espinal, el tronco cerebral, el cerebro y el cerebelo. Según las observaciones de Boris de Bardo, «cuando se manifiestan trastornos psicosomáticos en la circulación bioenergética, la célula énvía un radiomensaje trasmitido por intermedio de la formación reticulada. Es aquí que entramos en el dominio de la bioenergía, aquél del ovoide de luz (o aura) propio a cada individuo. Sería necesario hablar de chakras, verdaderas centrales energéticas que están en relación con el sistema parasimpático… y esto nos conduciría al estudio de la psicología de la Luz»

Boris de Bardo nos propone entonces algo más que la simple iriología de los naturópatas. Con él, nosotros pasamos de un simple medio de diagnóstigo por el iris a la ciencia íniciática tal como ella ha sido enseñada en los centros donde la medicina era sagrada.

Para concluir de manera más prosaica, pensamos que la iriología debería formar parte de los exámenes de diagnóstico, tanto en la medicina en ejercicio como en las universidades. Aunque, desde ahora, es relativamente fácil aplicarse a ello uno mismo.

Claudine Brelet

Traducido y extractado por Luisa Riquelme de
Question de, Nº 33
Editions Retz.
París