MANUAL INTRODUCTORIO de MEDICINA NATURISTA –
HIGIENE NATURAL
HIstoria
La hidroterapia como movimiento romántico popular surgió
de la experiencia de un labrador, Vincenz Priessnitz (1799-1851).
Ante el mal pronóstico de una heridas recibidas por la coz de un
caballo, Priessnitz decidió curarse él mismo con compresas de
agua fría y su recuperación, y el renombre que le dio el utilizar
aquel método en otros enfermos, le impulsaron en 1822 a
establecer una clínica. Su centro alcanzó gran popularidad y se
propagó su técnica curativa que consistía en la ingestión de 12 a
80 vasos de agua al día, a la vez que duchas de agua fría después
de un periodo de sudoración.
En su tratamiento utilizaba la gimnasia, paseos (con
frecuencia con los pies desnudos), ejercicios respiratorios,
fricciones… Aplicando también la acción beneficiosa de la luz del
sol y el aire; baños de aire con el cuerpo desnudo acompañados
de ejercicios físicos. Según Honorio Gimeno, de Priessnitz deriva
la actual medicina naturista.
En la hidroterapia empleaba aplicaciones con chorros o
cubos de agua, duchas en el bosque, fricciones bajo el agua,
compresas y envoltorios sudoríficos. Además de recomendar un
alimentación a base de pan integral, frutas y verduras.
Como dice Frederic Viñas, las aportaciones de Priessnitz al
campo de la hidroterapia pueden resumirse en los tres principios
siguientes: 1) El organismo dirige «sangre»,«fuerza» y calor allí
donde previamente se ha aplicado agua fría, fenómeno debido a
un mecanismo de reacción fisiológica. 2) El agua fría sólo es
curativa si la piel (o parte del cuerpo donde se aplica) está
previamente caliente o, todavía mejor, si está sudando. Por ello a
sus enfermos crónicos, si estaban en condiciones, les hacía hacer
intensos ejercicios físicos para hacerles entrar previamente en
calor. 3) Su observación más importante fue quizá el darse
cuenta de que para curar bien muchas enfermedades crónicas
convenía agudizarlas primero mediante la aplicación de agua
fría. Provocando reacciones curativas.
Un discípulo de Priessnitz, Rausse (1805-1848), teniendo en
cuenta que en este tratamiento no se emplea sólo el agua, sino
también otros agentes naturales, substituyó la denominación de
Medicina del agua por la de Medicina natural.
Según Honorio Gimento, y citamos sus palabras, “ a
imitación de Priessnitz o por su influencia, actúan numerosos
médicos pero la mayor parte de ellos y alguno que alcanzó
celebridad en el ejercicio de la Hidroterapia no son verdaderos
médicos naturistas, porque si bien empleaban un agente natural
no tenían en cuenta ni en poco ni en mucho a la fuerza medicatriz
de la naturaleza ( Eleury, Beni Barde, Duval, Winternitz, etc.)
Importantes difusores de los métodos hidroterápicos en
Europa fueron, entre otros, el carretero Johann Schroth (1798-
1856) y el abad Sebastián Kneipp (1821-1897). Schroth
desarrolló un método terapéutico a base de envolturas húmedas,
ayuno y períodos de abstinencia de bebida conocido como “cura
Schroth”, que alcanzó un gran éxito y que todavía hoy se sigue
empleando.
El Abate Sebastián Kneipp (1821-1897) siendo estudiante
de teología, enfermó de gravedad presentando repetidas
hemoptisis. En una biblioteca de Munich pudo leer, en un tratado
de medicina natural, la exposición de los síntomas que él
padecía. Siguió los métodos terapéuticos que en él se indicaban y
se recuperó de su afección.
Comenzó utilizando exclusivamente la hidroterapia, pero
posteriormente añadió las plantas medicinales, la dieta, el
ejercicio y la medicina religiosa. Su carrera eclesiástica se vio
interrumpida por una hemoptisis tuberculosa, que trató con el
uso del agua fría, siguiendo las ideas de Hahn. Kneipp se
recuperó contra todo pronóstico y se convirtió en divulgador de
la cura de agua fría. Creó un balneario para la práctica
hidroterápica en 1889, que pronto tuvo que ampliarse, y aunque
fue perseguido por la medicina oficial, las virtudes morales y
profunda fe religiosa de Kneipp acabaron por ser respetadas y su
método tuvo gran difusión.
Su cura fue conocida como la “cura Kneipp” y se basa en
aplicaciones de hidroterapia, el empleo de plantas medicinales y
una dieta adecuada, que al igual que lo recomendado por
Priessnitz se componía de mucha fruta y verdura, así como de
escaso consumo de carne .
Kneipp volvió a popularizar la Hidroterapia, preconizó con
gran dedicación la vida sencilla y añadió a las prácticas
naturistas conocidas el empleo de la tierra y sobre todo el de las
plantas medicinales inofensivas. Dice Honorio Gimeno:
“Después de Kneipp, el médico naturista, además de todo lo
anterior (hidroterapia, dieta vegetariana), receta arcilla y
plantas medicinales inofensivas.”
En 1832 el profesor de instituto E.F.C. Oertel (1765-1850),
atraído por la lectura de los libros del viejo médico vegetariano e
hidroterapeuta Johann S. Hahn, fundó un movimiento
(«Hydropathisches Gesundheitsverein») para la difusión y
conocimiento del empleo del agua fría como remedio preventivo y
terapéutico que gozó de numerosos seguidores.
Lorenz Gleich (1798-1865) conoció los métodos de
Priessnitz y Schroth -pues había sido incluso paciente de ambos,
a la vez que amigo de Oertel. Tuvo en cuenta el hecho de que
ambos curanderos consiguieron buenos resultados aplicando
remedios y métodos naturales distintos. Pensó que éstos tenían
algo en común: la potenciación o estimulación de las fuerzas o
mecanismos naturales de curación del organismo. Por lo tanto,
aunque hubieran procedimientos o terapias naturales distintas,
todas iban destinadas a un mismo fin. Ya no cabía hablar de
hidroterapia, dietoterapia, fitoterapla, etc., como disciplinas
médicas aisladas, sino que había que incluirlas dentro de un gran
concepto común: la Medicina Naturista. A los terapeutas que
practicaban este tipo de medicina comenzó a llamárseles médicos
naturistas (1849).
Erns Brand (1827-1897) difunde un método hidroterápico
para luchar contra la fiebre. En Francia se ocupó del tema Louis
J. D. Fleury (1814-1872) y en Alemania Herman Brehmers
(1826-1889).
El empleo popular de la hidroterapia en los países
centroeuropeos recibió finalmente el reconocimiento de la
medicina oficial con Wilhem Winternitz (1837-1905) que en 1881
fue nombrado profesor de hidroterapia en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Viena. Pone las bases fisiológicas
de la hidroterapia y estudia científicamente sus indicaciones.
En España, desde 1816, se prevee la existencia de un
médico especializado en Hidroterapia y Balneoterapia. En 1912
en el Doctorado de Medicina de la Universidad Central se
nombró el primer catedrático de Hidrología, en la figura de
Hipólito Rodríguez Pinilla, que anteriormente la había sido de
Pediatría en la Universidad de Salamanca.
Ventura de Bustos y Angulo, da noticias sobre los Baños de
río, caseros y de mar… (Madrid, 1816), los aconseja para
mantener a los niños robustos y mejorar la sociedad . A. M.
Gaudet insiste (Madrid, 1850) en el tema de los baños marinos.
Cinco años antes Joaquín Delhom se había ocupado de los Baños
de vapor… (Barcelona, 1845) y tanto Raimond Victorin en 1841
como Basilio Sebastián Castellanos de Losada en 1846 se
preocuparon de dar instrucciones a los usuarios en sus
respectivos manuales del bañista.
Esta forma de curar fue denominada Medicina Naturista o
métodos naturales de curación, en 1849 por Lorenz Gleich.
La expansión del herbalismo durante el período romántico
se debió en gran medida a la influencia de la medicina popular
donde abundaban los remedios vegetales. El movimiento tuvo un
origen durante la Ilustración, proscrito con frecuencia por los
historiadores, en la obra de William Buchan (1729-1805) médico
escocés que recomienda prácticas higiénicas y remedios.
Un gran propulsor del vegetarianismo fue W. Zimmermann,
(El camino del paraíso, 1843), que apoyó el uso de remedios
naturales.
Theodor Hahn (1824-1883), boticario, fue discípulo de
Rausse. Se orientó primero hacia la hidroterapia y después de
estudiar biología propagó el régimen naturista vegetariano
creando clínicas y publicando un libro. Theodor Hahn cayó en la
cuenta de que el régimen vegetariano añadido a la Hidroterapia
favorecía más a los enfermos y de que aquél, continuado después
de recuperar la salud, servía para preservarse de las
enfermedades y para dignificar la condición humana.
Citamos a Honorio Gimeno: “Después de Teodoro Hahn, se
entiende por médico naturista aquel que, además de seguir a
Priessnitz, aconseja el régimen vegetariano, la prohibición
absoluta del consumo de carnes y pescados de toda clase a sus
enfermos. Se acaba de dar otro paso fundamental en el concepto
moderno de médíco naturista”.
También contribuyó a la difusión del régimen vegetariano
en aquellos años Eduard Baltzer (1814-1887) quien leyó una
obra de Teodoro Hahn, y posteriormente fue fundador de la
primera asociación naturista alemana (1867), con el título de
“Sociedad para la práctica de una vida natural”. De la que
surgieron otras, en las que aprendieron naturistas que luego se
habían de ser muy conocidos, como Luis Kuhne (1835-1903).
En 1855, un suizo, llamado Arnoldo Rikli (1823-1906),
funda un sanatorio naturista, donde se practican de modo
preferente los baños de aire, de luz y de sol. Con este hecho se
inicia otra característica del médico naturista, la de preconizar
esta clase de baños como agentes higiénico-terapéuticos.
Reedescubre la importancia de la acción curativa del sol y
emplea con gran éxito los baños de sol matinales y tardíos para
la eliminación de toxinas. “El agua cura, ciertamente, sin
embargo el aire aún cura mejor, y mejor todavía que ambos cura
la luz”.
Leopold Schrotfer von Kristelli (1837-1908) llevó a cabo
una terapia climático- dietética y fue promotor de varios
balnearios. En Viena llevó a cabo canalizaciones, suministro de
aguas, creación de espacios verdes, instaló casas de socorro.
Tuvo una actividad de divulgación higiénico-popular. Llevando a
cabo una “medicina” social y preventiva importante.
Hermann Nothnagel (1841-1905) trató con electroterapia,
hidroterapia. Cree en un “minister naturae” que establece
únicamente aquellas condiciones que pueden permitir al
organismo, incluso con sus propias fuerzas equilibrar y dominar
las perturbaciones patológicas. Creyó en el poder curativo del
organismo y contribuyó al renacimiento del neohipocratismo de
finales del siglo XIX.
Del empleo de la tierra como agente curativo hicieron un
extenso uso Adolfo Just (1859-1936) y el pastor Leopold E. Felke
(1856- 1926), sacerdote que adquirió bastante fama con el uso
del barro, de otras prácticas naturistas (alimentación
vegetariana, ayuno, la utilización de alimentos crudos) y de la
Homeopatía.
Las noticias más antiguas que tenemos sobre la arcilla se
refieren a su uso como conservante en las momias egipcias. Los
médicos de la escuela hipocrática la empezaron a aplicar de
forma terapéutica. El médico griego Dioscórides atribuía a la
arcilla un poder excepcional en la cicatrización de heridas.
Galeno usó arcilla por sus propiedades curativas. Avicena, el
médico árabe-español, también conoció las propiedades
curativas de la arcilla. Durante la Edad Media las cataplasmas
de arcilla fueron empleadas en la medicina popular.
Just observó atentamente el comportamiento de los
animales salvajes y advirtió que en cuanto sufrían heridas y
enfermedades febriles se bañaban siempre en el barro. A partir
de aquí fue introduciendo el uso de la arcilla externa en su
balneario. Just “descubrió” que el magnetismo terrestre se
transmite al cuerpo humano cuando descansa o duerme sobre un
lecho de hierbas y tierra o al pasear descalzo por el bosque, y
ello acelera el restablecimiento de la salud. Por la misma época
se declaró una epidemia de cólera en Prusia Oriental y un
médico de la región, Stumpf, utilizó como prevención contra la
enfermedad tomas orales de arcilla diluida en agua hervida.
Diversos autores apoyaron la idea de que la alimentación
fisiológica del ser humano es la constituida por vegetales crudos,
la llamada ya desde el principio alimentación solar. Ya utilizada
por Hipócrates, fue recomendada por Siegmund Hahn, y el
profesor Oertel que habían dicho alguna vez que los alimentos
vegetales crudos eran fuentes de curación de males humanos.
Posteriormente Gustavo Schlickeysen (1843-1893), primero, y
Máximo Oscar Bircher-Benner, después, repitieron este
concepto, pero lo expusieron con más extensión, con más
claridad y dándole más importancia.
Nos dice Gimeno: “Así como Rikli aplicaba el sol por fuera,
Schlickeysen y Bircher-Benner lo hacían, además, por dentro,
con su alimentación solar Desde este momento, el médico
naturista da también mucha importancia a los alimentos
vegetales crudos.”
H. Lahmann (1860-1905), recomendó de modo notable el
aprovechamiento de las sales minerales contenidas en los
vegetales. Ragnar Berg (1873-1956) recomendó, dentro de la
alimentación vegetariana, de un modo especial la ingestión de
alimentos ricos en bases.
En cuestiones de alimentación vegetariana sencilla, hemos
de destacar a Miguel Hindhede (nacido en 1862) creador de la
política de la alimentación. En un libro expone las excelencias de
la comida vegetariana sencilla, que tan bien conserva la salud.
En 1848 muere Rausse, Oertel en 1850, Priessnitz en 1851 y
Schroth en 1855. La era de los grandes empíricos tocaba a su fin.
Kneipp, Felke, Kuhne o Rikli les seguirían años más tarde, aparte
de un buen número de médicos que dieron soporte y
profundizaron la Medicina Naturista, como Lahman,
Schweninger, Schóneberger, Brauchle, Bircher-Benner,
Buchinger, Vogler, etc.
Según Pedro Laín Entralgo, en el siglo XIX se mantiene
aún, vigente desde los Hipocráticos, que la restricción
alimenticia en las enfermedades agudas seguía siendo la regla.
En la línea naturista no podemos olvidar resaltar la gran
popularidad que alcanzó un escrito realizado por Luigi Cornaro
(1558): “Discursos de la vida sobria, en los que se demuestra,
con ejemplos, cómo se puede conservar el hombre sano hasta su
última vejez”. Cornaro había llevado durante decenios la vida de
un rico noble italiano, y con ello había sufrido gran cantidad de
enfermedades. Con el consejo de sus médicos, se convirtió a la
moderación y la frugalidad, y desde entonces ya no estuvo
enfermo y vivió 98 años. Su autobiografía describe este cambio.
En Latinoamérica Manuel Lezaeta Acharán, médico naturista,
abogado, profesor y escritor chileno. (17 de Junio de 1881 – 24
de septiembre de 1959)fue uno de los mayores pioneros de la
medicina natural, creador de la Doctrina Térmica que
revolucionó la medicina naturista y fue discípulo del Padre
Tadeo Wiesent. Su vida estuvo marcada por la lucha
inclaudicable con el sistema sanitario oficial (convencional) y la
divulgación de su doctrina de salud en Chile y el extranjero.
Le sigue el Dr Carlos Casanova Lenti en Perú primer médico
naturista del país y de Latinoamérica ,fundador de la Clínica
casanova ,el Instituto para la Investigación del alimento Crudo
como Terapia y profilaxis y el Movimiento NaturistaEcologista
Peruano. El aprendió de su padre y fue discípulo de los grandes
naturistas alemanes de los años 60,cuando estuvo de gira por
Alemania.
LA HIGIENE NATURAL
Paralelamente a la corriente de Hidroterapia y la Medicina
Naturista, especialmente continuada en Europa, surgió en Los
Estados Unidos de América la corriente de la Higiene Natural,
conocida también hoy en día como Higiene Vital. Dicha corriente
al principio tiene relación con la hidroterapia. Tiene muchos
puntos en común con la corriente naturista clásica, cree
igualmente en la “vis medicatrix naturae”, evita al máximo la
utilización de cualquier “remedio terapéutico”, se apoya en una
educación popular para la salud, al mismo tiempo que se basa
en cambios de forma de vida para prevenir o curar la
enfermedad..
El comienzo real del cuidado de la salud basado en la fisiología,
o Higiene Natural, como se conoció luego, comenzó con Isaac
Jennings en 1822 y tuvo su auge en 1830 con Sylvester Graham
mediante sus conferencias y escritos
Isaac Jennings (1788-1874) pasó los veinte primeros años de
ejercicio de la medicina utilizando el tratamiento médico normal
y las prácticas de sangría de su tiempo, pero su confianza en
estas prácticas fue a menos, de manera que abandonó la lanceta
y fue reduciendo las dosis de los medicamentos. En 1822
interrumpió toda medicación.
Con ocasión de la publicación del segundo libro de
Jennings, La Filosofía de la Vida Humana, Trall escribió en
1852, “El Dr. Jennings es ampliamente conocido como el
defensor del plan de la “Ortopatía” para tratar la enfermedad –
un plan cuyos detalles consisten principalmente en poner el
paciente bajo la ley orgánica, y de esta manera dejarlo a la “vis
medicatrix naturae” (el poder curativo de la naturaleza)”.
Jennings se dio cuenta, al consultar con sus colegas
médicos más experimentados, que los médicos más viejos, por
regla general, prescribían muchas menos medicinas que los
jóvenes. Los primeros confiaban más en la naturaleza; los
segundos confiaban en las drogas.
Durante unos treinta años cambió su forma de tratamiento hacia
una manera poco sospechosa para los patrones de su tiempo.
Dejando de lado la medicación alópata, utilizó un surtido de
píldoras hechas a partir de pan; una variedad de polvos de
harina de trigo coloreadas y aromatizadas con sustancias
extraídas a partir de alimentos vegetales, y frascos de cristal de
diversos colores llenos de pura agua. El profesor James Munroe
indicó cómo Jennings podía prescribir una caja de píldoras de
pan, a la vez que daba buenos consejos con respecto a la dieta e
higiene de vida.
Después de 15 a 20 años de práctica de este “tratamiento”,
reveló su secreto y se descubrió como partidario de la capacidad
autocurativa del organismo bajo condiciones de vida que
favorecen la salud. Jennings continuó su práctica sin
medicamentos, que él llamó la práctica “let alone”, por otros 20
años más antes de retirarse.
Desarrolló una teoría de enfermedad a la que llamó Ortopatía .
En dicha teoría, la enfermedad es una unidad y, en sus diversas
formas de fiebre, inflamación, tos, etc., es totalmente fiel a las
leyes de la vida, además de una “acción correcta” del
organismo.
Creyendo en la capacidad de autocuración del organismo
recomienda el descanso, el ayuno, la dieta, el aire puro, y otros
factores higiénicos o higienistas.
Para Jennings, la enfermedad no es lo contrario de la salud
sino un estado de menor salud. “La falta de energía vital es la
razón genérica inmediata por la que aparecen los trastornos de
cualquier tipo en el organismo humano”.
Como causas de este agotamiento de la energía vital,
Jennings menciona el esfuerzo excesivo, los errores dietéticos, el
té, el café y el alcohol, los excesos sexuales, insuficiente descanso
y sueño, tensiones emocionales y estrés, etc.
El uso profesional del ayuno ante la enfermedad en los
EEUU comienza en 1822, con Isaac Jennings. En 1830 Graham
comienza a recomendar también el ayuno.
Sylvester Graham (1794-1851). Tuvo una delicada salud en
la niñez, llegó después a ser un predicador de la Iglesia
Presbiteriana, y a consecuencia de ello se interesó en la reforma
de la moderación o (templanza). En 1825 se dio a conocer como
incondicional de la Higiene Natural y de la reforma de la vida.
De manera atrevida afirmó que la forma de vida correcta es más
importante para la salud que cualquier centro médico o los
medicamentos.
Graham comenzó a dar conferencias con gran asistencia de
gente y se publicaron libros y revistas explicando el sistema
Graham . Se abrieron hospedajes con comida Graham y
restaurantes Graham. En la ciudad de Boston, una organización
de seguidores de Graham abrieron la primera tienda de
alimentos dietéticos en el mundo. Aún hoy en día se consume el
pan Graham.
El historiador médico, Richard Harrison Shyrock, dice: “el
trabajo de Graham era realmente científico en el sentido que
incluyó la fisiología actual, así como también la higiene. Siempre
había argumentado que la higiene debe apoyarse en las bases
racionales de los principios de la fisiología”.
Fue un gran partidario de la enseñanza popular de la
fisiología, y sus seguidores fueron quizás los primeros en insistir
para que fuera introducida en las escuelas públicas. Graham fue
también partidario de una educación de los jovenes en la higiene
sexual.
Su gran obra fue “The Science of Human Life”, publicada
en 1843, en la que dedica dos capítulos a las facultades mentales
y morales del hombre y uno a las reglas generales de higiene. Los
diferentes capítulos se dedican a cuestiones de dieta y reforma
alimentaria, en los que Graham elabora sus argumentos a favor
del vegetarianismo, e incluso de la dieta frugívora. El fue, de
hecho, uno de los primeros en mostrar la base científica en la que
se basa la dieta frugívora. Los temas desarrollados en dicha obra
cubren temas tales como la regularidad en el comer, la
masticación completa, la cocina higiénica o higienista (con
críticas a la sal, a los condimentos y especias, té, café, alcohol,
etc.), la fisiología del hambre, la cantidad necesaria de alimentos
para mantener la vida, los peligros de los excesos, el ayuno, el
sueño, aire, baños, ejercicio, y una serie de críticas a la
medicación ortodoxa.
Graham recalcó que las llamadas “ enfermedades
epidémicas” podrían invariablemente ser evitadas por aquellos
que adoptan un modo de vida y dieta reformada . Y escribe
“…deberíamos decir de forma resuelta que los seres humanos,
casi de forma universal, consideran la salud y la enfermedad
como cosas que entran en sus cuerpos con tan poca conexión con
sus hábitos y acciones voluntarias propias que creen que nada de
lo que puedan hacer puede prevenir la enfermedad, ni cambiar el
momento o la virulencia de su ataque, y, de acuerdo a su
educación, creen que es el efecto de una casualidad o del destino,
o una aplicación directa y especial de algún poder dominante.
La consecuencia es que se someten a la enfermedad como un
elemento de su destino a la que no pueden oponer resistencia, o
buscan remedios con los que aniquilarla , o expulsarla de sus
cuerpos, como una sustancia o cosa independiente de la
condición y acción de sus órganos.”
Russell Thacker Trall (1812-1877). Fue ayudante de
Graham y tuvo el reconocimiento de parte de sus
contemporáneos por ser quien descubrió los principios básicos de
la Higiene y proporcionó la mayor parte de su filosofía. Trall fue
quien que sistematizó la Higiene.
Se unió pronto a Graham en su movimiento a favor de una
alimentación sana, recomendando la ingestión de vegetales y
frutas, rechazando la carne, leche, huevos, pan blanco, vinos,
narcóticos, etc. En su Hydropathic Encyclopedia ( 1851), Trall
declaró que todos los vegetales y frutas frescas son
antiescorbúticas .
Quizás la frase más conocida de Trall ante la enfermedad
es: “No hacer nada…pero inteligentemente”.
En el año 1844 abrió en la Ciudad de Nueva York un centro
“Water-cure”, el primero de los Estados Unidos. En 1847 fundó
el Hygienic Institute de Nueva. En 1852 Trall fundó un
“Hydropathic and Physiological School”, y tuvo la autorización
para conceder el título médico. En este escuela, estudiraron
hombres mujeres en condiciones de igualdad.
Criticando al sistema medico habitual en su tiempo dijo:
“The disease was drugged, the rheumatism was cured and the
patient—killed .”Se medicó la enfermedad , el reuma se curó y el
paciente – fue muerto (se murió) .
William A. Alcott. Nació en 1798. Enfermó y al no sentir
mejoría con el tratamiento inició el sistema de ayuno (“starvation
system”). Su salud mejoró a tal punto que pudo dar conferencias
sobre Higiene y dejó muchos escritos.
Thomas Low Nichols (1815-1901). Tras oír una conferencia
de Graham en 1832, Nichols, un joven estudiante de medicina,
dejó sus estudios y se hizo periodista. Como durante su época, no
era permitido estudiar medicina a las mujeres, y no había otras
escuelas de salud, decidió completar sus estudios de medicina y
conseguir el título para poder practicar y proteger a su mujer,
Mary Gove, en su trabajo como higienista.
En el año 1851 Nichols y Mary Gove abrieron The
American Hydropathic Institute en Nueva York, “una escuela
médica para la instrucción de personas cualificadas de ambos
sexos y en todas las ramas del conocimiento médico, incluyendo
los principios y prácticas del “Water-Cure”, en enfermedades
agudas y crónicas, cirugía y obstetricia”. Esta fue la primera
escuela médica de esta clase en América y la primera escuela en
el mundo sin-drogas (drugless). Aunque fue conocida con el
nombre de “Hydropathic Institute” su enseñanza era Higienista.
James Caleb Jackson (1811-1895) nació en el año 1811.
Enfermó y fue paciente de S.O. Gleason, un hidro-higienista de
Nueva York. A partir de ahí colaboró con Gleason y abrieron un
Hygienic Institute.
Charles E. Page (1840-1925). Recién terminó sus estudios
conoció la línea Higienista, y escribió muchas colaboraciones en
los diarios médicos de New England.
Otros destacados higienistas fueron Robert Walter (1841-
1921) Felix Oswald (1845-1906), Harriet Austin (1826-1891),
asociado durante largo tiempo con Jackson, Augusta Fairchild
graduada en la escuela de Trall. Russel Trall Jr. (junior), Helen
y Emmet Densmore. Edward Hooker Dewey profundizó e
investigó mucho en el conocimiento del ayuno. George H. Tylor
nació en 1821. Se especializó en el Sistema Ling o el Movement
Cure, como era conocido y empleó la gimnasia en el tratamiento
de las hernias, las “visceroptosis” y condiciones similares.
John H. Tilden (1851-1940). Tilden es conocido por haber
establecido la relación entre el déficit de energía (enervación) y
el acúmulo de sustancias de desecho tóxicas en el cuerpo
(toxemia), y también la relación entre los hábitos de vida
desequilibrantes y el agotamiento de las energías como origen de
todo trastorno.
Todos los elementos del eje enervación(agotamiento)-
toxemia, se encontraban ya en los inicios de la teorías
higienistas sobre las causas de enfermedad, pero no habían sido
sistematizadas y organizadas. Este trabajo lo hizo Tilden.
Cuidando animales vio que estando un día al lado del horno
de cocinar, un gatito enfermo buscaba siempre el calor del horno,
también se dio cuenta que las criaturas enfermas dejan de comer.
No le dejaron sacar el título de médico alópata por haber
estudiado en una escuela de medicina no regularizada.
Al igual que Jennings comenzó a usar tabletas de azúcar a
las que llamó blank cartridges como placebo. Continuó
utilizándolas hasta que, en sus propias palabras, fue mentalmente
evolucionando hasta darse cuenta que incluso las píldoras de
azúcar eran perjudiciales y que además las personas creerían
que la mejoría era debido a la supuesta droga que estaban
tomando. Tilden eliminó la práctica del placebo.
Aunque él mismo se refiere muy a menudo a su trabajo
como la teoría de la toxemia, Tilden es higienista. Según la teoría
de Tilden, la así llamada enfermedad es el resultado de la
toxemia y la toxemia es la causa universal de la enfermedad.
Alrededor de él hubo un grupo de médicos y osteópatas,
entre ellos George E. Weger y Arthur Vos.
Herbert M. Shelton (1895-1985) tomó contacto con la
Higiene Natural o Vital a los 17 años. Llevó a cabo una gran
recopilación de los estudios anteriores a él. Su primera
enseñanza en el campo de la salud la obtuvo en el International
College of Drugless Physicians en Chicago fundado por Bernarr
Macfadden en 1920. En 1922 se graduó por el American School
of Naturopathy, no tuvo titulación médica y fue muy crítico
contra la actuación médica.
Shelton es actualmente el más renombrado de los
higienistas dentro de la corriente conocida como Higiene
Natural. Escribió multitud de libros de los que podemos destacar
Human Life: Its Philosophy and Laws, y los 7 volúmenes que
componen el Hygienic System. Publicó también la revista
Shelton`s Hygienic Review.
A la hora de los estudios higienistas en la línea de la Higiene
Natural o Higiene Vital, Shelton es referencia necesaria para
cualquier profundización. Dejó escritos unos 40 libros. Siendo
además una de las personas que más ayunos ha controlado.
Evolución de la Higiene Natural o Vital
En un principio no hubo una clara distinción entre la
hidroterapia y la Higiene Natural. Cuando el año 1851, se
publicó la Hydropathic Enciclopedia, se ofreció al público como
“un completo sistema de hidropatía e higiene práctica”. En el
año 1853 la institución de Trall se conoce como Hydropathic e
Hygienic Institute. En una editorial de la publicación Water-Cure
Journal, en marzo de 1856, bajo el titulo de Hygeipathy, Trall
señaló que “hidropatía o Water-cure es un nombre inapropiado
para nuestro sistema de medicación Higienista que confunde a un
gran número de personas…”
En una editorial en Water Cure Journal en mayo de 1858,
Trall distingue “entre el tratamiento con agua y el tratamiento
higienista”
En una editorial de 1858, Trall “apoya un sistema estrictamente
higienista del arte de curación”, y dice que su “publicación está
dedicada a la causa de una educación universal de la salud…”
Un librito sobre los Principles of Hygeio-Therapy fue
publicado por Trall en 1860. En abril de 1862 publicó un
llamamiento para la formación de una National Hygienic
Association.
La mujer en la Higiene Natural o Higiene Vital
Los estudios de medicina y su práctica estaban vedados por
aquel entonces a la mujer. Ocurría lo mismo, tanto en la escuela
alopática como en la homeopática, fisio-médica y ecléctica, y en
todas las escuelas de medicina en los EEUU. La nueva escuela,
representada por la escuela establecida por Nichols y la
establecida por Trall admitieron a las mujeres y no dudaron en
graduar a las mujeres con el grado de doctor en medicina.
Mary Gove es la primera mujer que se une a la corriente
higienista, aunque no tiene título médico. Harriet Austin, hija
adoptiva y colega de James C. Jackson, se graduó en el American
Physiological and Hydropathic College. Austin fue una de las
primeras mujeres en el mundo que recibieron el grado de doctor
en medicina. Otras mujeres higienistas fueron Susana Way Dodds
quien dejó muchos escritos y dio conferencias apoyando la
corriente de la Higiene Natural, Augusta Fairchild y Mary Dodds
quien fundó el Hygienic College of Physicians and Surgeonsen
San Luis.
FLORENCE NIGHTINGALE Y LA NUEVA ENFERMERÍA
Florence Nightingale (1823-1910) es la gran reformadora
de la enfermería, con ella se inicia una nueva época de esta
disciplina. Organizó las cocinas, atendió a los heridos en las
salas e impuso estrictas medidas de limpieza, de modo que aún
antes de la era antiséptica, hizo descender en pocos meses una
mortalidad en el cuarenta y dos por ciento de los heridos. En su
libro “Notas sobre Enfermería. Qué es y qué no es” escribe:
«Cada día tiene nýayor importancia el conocimiento de la
higiene, el conocimiento de la enfermería, en otras palabras, el
arte de mantener en estado de salud previniendo la enfermedad o
la recuperación de ésta». Muchas de sus tesis se enmarcan dentro
de la teoría de la Higiene Natural.
Para Florence Nightingale la enfermedad es un proceso
reparador de la Naturaleza. Explica su teoría en «La Naturaleza
cura»: «Toda enfermedad, en algún momento de su curso, es más
o menos un proceso reparador, no necesariamente acompañado
de sufrimiento; un esfuerzo de la naturaleza para remediar un
proceso de envenenamiento o deterioro que ha tenido lugar
semanas, meses, algunas veces años antes, pasando inadvertido,
ocurriendo la terminación de esa enfermedad determinada
mientras se realizaba el proceso anterior”.
“Al observar las enfermedades lo que más fuertemente
llama la atención es que los síntomas o los sufrimientos
generalmente considerados como inevitables e inherentes a la
enfermedad, a menudo no son síntomas de la enfermedad en
absoluto, sino algo muy diferente: la necesidad de aire fresco, o
de luz, o de calor, o de tranquilidad, o de limpieza, o de
puntualidad y cuidado en la administración de la dieta, de cada
una de estas cosas o de todas ellas”.
Conoce el gran valor del reposo en la curación: «No
permitir que un paciente sea despertado intencionada u
ocasionalmente, es condición sine que non de toda buena
enfermería». Y el factor anímico en la enfermedad y en la salud;
«Volúmenes se han escrito sobre la influencia del espíritu sobre
el cuerpo, y es verdad. Pero me gustaría que se pensara un poco
más en la influencia del cuerpo sobre el espíritu”.
Aconseja orientar las camas hacia las ventanas para que
los pacientes vean el paisaje y escribe sobre el papel positivo de
las flores, de la lectura, de ocupaciones manuales voluntarias,
etc.
La enfermedad, ¿qué y para qué?
«Según mi opinión, la enfermedad no es más que el esfuerzo
cumplido por la naturaleza para rechazar la materia mórbida y
curar al pacien-te», escribía en el siglo XVII, Syden-han (1624-
1689). Citado por Hanna Kamieniecki en su libro, «Histoire de la
Psychosoma-tique», Historia de la Psicosomática.
Lo que él llama materia mórbida son las sustancias que forman
la enfermedad.
«La enfermedad es un esfuerzo de la naturaleza para terminar
con la materia mórbida, procurando por to-dos los medios la
salud del enfermo», escribe también. Citado por Pedro Lain
Entralgo en su «Historia de la Medicina».
Un poco más tarde en el siglo pasado Claude Bernard (1813-
1878), se preguntaba si la enfermedad «no sería un intento de
curar».
Tanto uno como el otro son médicos de prestigio en la historia
de la medicina y sus pensamientos son sólo una muestra de la
visión de la enfermedad como un factor reequilibrante, idea que
es tan antigua como la humanidad misma. Decir que la
enfermedad es mala es como decir que la noche es mala porque
no es de día o la lluvia es mala porque no hay sol y no nos deja ir
a la playa o que el fuego es malo porque quema los montes.
La enfermedad tiene su razón de ser y manifiesta nuestra forma
de vida. Las épocas de hambre, penuria y guerras hacen surgir
las enfermedades carenciales e infecciosas. La época actual de
consumo, derroche, estrés e individualismo da lugar a otras
enfermedades: cáncer, infarto, depresión, etc.
Por las enfermedades que manifiestan las personas podemos
conocer la forma de vida de una población. La crisis de salud, a
la que llamamos enfermedad no es cuestión de mala suerte, es un
efecto final de una falta de equilibrio: físico, emocional, psíquico
y espiritual (en el sentido más profundo de la palabra). No es
sólo un resultado de nuestro ritmo de vida (o falta de ritmo), sino
que la enfermedad misma es un intento, como decían Sydenharn y
Claude Bernard, de eliminar las sustancias tóxicas del
organismo, buscando un nuevo equilibrio y curación.
Un catarro con todos sus síntomas: tos, flemas, fiebre, orina
oscura, sudoración, cansancio, … es una reacción frente al
acúmulo tóxico o al agotamiento de la vida diaria, y ayudan al
cuerpo a curarse. A través del catarro el cuerpo elimina
sustancias tóxicas y descansa para renovar energías y recuperar
las zonas enfermas. En una palabra, no hay que curar un catarro
porque es el catarro el que nos cura; y además como dice el
proverbio «Un catarro con medicamentos se cura en siete días, y
sin medicamentos en una semana». Tiene su ciclo, como todo en
la naturaleza, nace, crece, se mantiene y se acaba.
La enfermedad es producida por nuestro cuerpo, por su
inteligencia orgánica, el metro y pico de inteligencia, ante la cual
los pocos centímetros de cerebro (hasta en el más cabezón) no
tienen por qué dominar al resto. Dejemos que la inteligencia de
nuestras células cumpla su trabajo, curando el cuerpo mientras
recuperamos unos hábitos de vida más equilibrados, manteniendo
una relación más sana con los demás y con nosotros mismos.
En la salud y la enfermedad no nos podemos saltar la ley de
causa y efecto. Si yo vivo de una manera determinada y tengo una
enfermedad, mientras continúe con la misma forma de vida, la
enfermedad continuará. Aunque silenciemos con tratamientos
médicos o quirúrgicos los avisos del cuerpo en forma de síntomas
molestos, a lo que llamamos enfermedad. De la misma manera,
mientras la sociedad esté enferma, el individuo enfermo
manifiesta dicho desequilibrio. Es una esponja que recoge el
malestar que le rodea.
La Higiene Vital como ciencia de la Salud
El estudio de la salud
El estado de salud es la situación normal de todo ser vivo,
guiado por la gran inteligencia de la Vida. La salud es el
resultado del funcionamiento correcto de nuestro organismo, que
está en relación con un modo de vida en armonía con la Leyes
Naturales. Un equilibrio, además de orgánico, energético,
emocional, psicológico, y social mantiene la Salud (con
mayúsculas).
La Higiene Vital abarca el estudio de cómo actúan los
Factores de Salud: el contacto con la naturaleza ( la tierra, el
agua, el aire y el sol), el equilibrio psicoemocional y la armonía
social y medioambiental, para permitir que no sólo sea posible la
vida, sino que además se realice al máximo el potencial de salud
inherente a todo organismo vivo, como parte de la capacidad de
salud que tiene toda la naturaleza, a la que pertenecemos.
¿ Qué es lo que cura ?
La capacidad de curación del organismo es parte del poder
de autorregeneración que tiene todo el cuerpo vivo y también el
nuestro. La posibilidad que tiene el cuerpo de autocuración
depende, no de lo expertos o médicos, ni de las medicinas por
ellos recetadas, sino que es una parte de la capacidad de
autorregeneración que tiene la Naturaleza, la cual a pesar de
todos los desastres ecológicos ocasionados por el ser humano,
aún sigue viva y además nos mantiene vivos también. No tenemos
energía en nosotros mismos, sino la energía que recogemos de la
propia naturaleza.
¿Cómo enfermamos ?
La enfermedad no es lo contrario a la salud, es en cambio
una reacción correcta del organismo ante una situación anormal.
Es a la vez protesta y aviso de nuestro cuerpo a nuestra
consciencia mental. Al aparecer una situación anormal el cuerpo
modifica sus funciones normales para contrarrestar los daños
que se puedan originar en esa nueva situación. A estas crisis le
llamamos enfermedad.
Otras veces las mismas reacciones aparecen cuando hay un
desequilibrio o crisis psicológica. Ante estas situaciones
conflictivas el cuerpo responde con crisis corporales en un
intento de dar salida y descargar las crisis emocionales y
psicológicas.
Agotamiento e intoxicación
La enfermedad aguda, a la que los higienistas llamamos
“crisis de desintoxicación o regeneración”, es una respuesta del
cuerpo ante un pérdida de equilibrio, emocional, psicológica, es
un intento del cuerpo para curarse. El desequilibrio en el que
vivimos nos lleva a la “ruina”, al Agotamiento ( gastamos mucha
energía por la forma de vida antinatural y además no la
recuperamos porque perdemos contacto con los Factores de
Salud)
El Agotamiento hace que la energía del organismo y de las
células disminuya en ciertas zonas y especialmente en los
órganos encargados de la eliminación de sustancias tóxicas.
Como decía Goethe. “Para gastar de un lado, la naturaleza debe
economizar de otra”. Los órganos encargados de la eliminación
de sustancias de desecho (aparato digestivo e hígado, los riñones,
los pulmones, la piel) no tienen energía para cumplir bien su
función y no eliminan bien. Las sustancias tóxicas se van
acumulando y producen la Intoxicación. La Intoxicación origina
la enfermedad.
Las crisis de desintoxicación
Ante la intoxicación generada el cuerpo reacciona con una
crisis, es la Crisis de Desintoxicación y Regeneración”, mediante
la cual elimina las sustancias de desecho y tóxicas. A esta crisis
en la medicina convencional se le llama enfermedad aguda.
Para ayudar a la eliminación, las mucosas o piel interna de
los órganos huecos del cuerpo se inflaman (la inflamación
siempre es una reacción curativa del cuerpo), produciendo
diferentes secreciones o formas de eliminación, con frecuencia de
material mucoso (moco): gastritis, enteritis, colitis, mal aliento,
catarro, gripe, orina más cargada y olorosa (cistitis, infección de
orina), flujo en la mujer, otitis, conjuntivitis y si la parte afectada
es la piel aparecen los granos, erupciones, forúnculos, eczemas,
psoriasis. etc..etc.
Crisis curativa
Las crisis de desintoxicación por lo tanto son intentos
curativos del organismo. No intentaremos, desde el Higienismo,
tratar o eliminar el catarro o la diarrea, porque son esas
reacciones, guiadas por la inteligencia del organismo, que en
todo momento cuida por su propia salud, las que verdaderamente
nos curan. Mediante ellas el cuerpo elimina el excedente de
sustancias tóxicas y se regenera.
La enfermedad crónica
Cuando con los diferentes y múltiples tratamientos
impedimos la respuesta del cuerpo guiada por su propia
inteligencia en forma de crisis de desintoxicación y regeneración,
mal llamadas enfermedades agudas, “frenamos” el proceso
curativo. Aparece la enfermedad crónica. Con el tiempo este
mismo desequilibrio puede pasar a cualquier otro órgano del
cuerpo, y cometiendo un grave error de diagnóstico lo
consideraremos como otra enfermedad, como si nada tuviese que
ver con el proceso anterior
Desgraciadamente, la persona sin hacer caso a los síntomas
y lo que le indican, los trata con medicamentos, hasta conseguir
silenciar al cuerpo. El organismo deja de sentir o disminuye su
capacidad de sensación y sus protestas, mientras la enfermedad
continúa.
La curación
La curación siempre estará unida a unos cambios de
hábitos de vida y los remedios médicos, en la práctica, con
frecuencia van dirigidos a los síntomas de la enfermedad sin
tener en cuenta las verdaderas causas de esta.
Tanto una persona sana para continuar estando sana, cómo
el enfermo para curarse, necesitan los mismos Factores de Salud,
con algunas pequeñas variantes: agua y aire puros, el sol,
limpieza interna y externa, sueño y descanso, mantenimiento de
la temperatura, alimentación sana y moderada ,contacto con la
naturaleza, equilibrio emocional y mental, descanso y relajación,
la casa y el medio ambiente agradables, actividades y trabajos
útiles y creativos, expresión de los instintos naturales y sanos sin
sentir represión, amistad y amor,….
Es la capacidad de autocuración la que se pone en marcha
cuando nos hacemos una herida para que ocurra la cicatrización
o cuando nos rompemos un hueso se forme el callo que une los
trozos de fractura. Esa misma energía hace que a partir de la
unión del óvulo con el espermatozoide se desarrolle un nuevo
organismo humano, o que el cuerpo del niño crezca sin que
ningún adulto tenga que indicarle como hacerlo. Dicha energía
puede curar al enfermo.
Por el contrario, con la medicación queremos escapar al
sufrimiento y a los síntomas originados por nuestra forma de
vida, intentando así evitar la influencia de cualquiera de las
grandes y universales Leyes de la Naturaleza, pero esto no es
posible.
No podemos olvidar que la eliminación de ciertos síntomas
de enfermedad puede traer graves consecuencias a largo plazo
porque hemos reprimido la sensibilidad y la capacidad de
respuesta del cuerpo y de la mente.
Pero es mucho más fácil echar la culpa a factores externos,
ante los cuales poco o nada podemos hacer ( los microbios, la
edad, la herencia, el clima, la mala suerte, Dios lo ha
querido),…De esta manera no tenemos que preocuparnos por
coger las riendas de nuestra vida en nuestras manos y dejamos
que el médico y los medicamentos actúen sobre nosotros, siendo
“pacientes” , como la misma palabra lo indica ante la
enfermedad.
Los medicamentos no curan
La curación no depende de las sustancias extrañas al
cuerpo, sino que es un proceso propio del cuerpo vivo. Por
mucho que demos medicamentos a un cuerpo muerto no se
pueden poner en marcha los procesos curativos, propios de las
células vivas. El cuerpo muerto no tiene vitalidad ni capacidad de
curación. Además los medicamentos tienen muchos efectos
secundarios.
Hay tantos sistemas de curación tan diferentes y
supuestamente todos efectivos para los partidarios de cada uno
de ellos que eso nos debería hacer pensar que el verdadero poder
de curación es inherente al organismo vivo. El higienista así lo
cree y sin intentar tratar los síntomas de enfermedad intenta ir a
las raíces que la alimentan. De otra manera podemos hacer que
los síntomas desaparezcan de una zona, órgano o sistema
corporal, para aparecer en otra.
Por una educación para la salud
La opción de la higiene vital es la de que cada uno de
nosotros dejemos de ser pacientes y tengamos un papel más
activo ante nuestra salud o enfermedad. Para todo ello es
necesaria una educación para la salud.
En los animales su instinto dirige su comportamiento, en
nosotros la mente nos permite separarnos en la forma de
comportamiento de las leyes naturales. Pero también la mente
más amplia o consciente nos permite estudiar y conocer dichas
leyes para nuestro beneficio.
Curar el entorno
Con mucha más frecuencia de la que nos parece, la persona
enferma puede manifestar con su proceso los problemas de
convivencia existentes en su familia, en el trabajo o en las
relaciones sociales, y a veces es imprescindible comenzar a
“curar” esas relaciones.
Probablemente la diferencia está en “tratar a” o “tratar
con”. Al “tratar a”, el médico es activo mientras la persona coge
un rol pasivo, es un “paciente”, cuando “tratamos con”, el
médico se convierte en un experto compañero que puede
acompañar y aconsejar a la persona a curar-se (a sí misma).
. La visión higienista consiste en no hacer excesivo caso a los
síntomas, concentrando toda la atención sobre las necesidades
actuales del paciente. No importa tanto los síntomas sino la
persona que los sufre y como puede dejar de sufrirlos.
El higienista aconseja y enseña, según su experiencia, al
enfermo y da el tiempo necesario para que la naturaleza haga el
resto. Pero con frecuencia la persona prefiere tomar
medicamentos que no le curan y sólo le alivian, a coger la
responsabilidad de la enfermedad en sus manos.
¿ Qué es lo que necesita una persona enferma ?
*** Nutrición sana y en cantidad moderada. El enfermo no
se cura por comer mucho, todo lo contrario el exceso de comida
agota al cuerpo. La Ciencia de la Vida o Higiene Natural
reconoce que los humanos están constitucionalmente adaptados a
la dieta de frutas, verduras, nueces y semillas y germinados en
combinaciones compatibles y en estado fresco, crudo y natural.
*** Ayuno ( descanso fisiológico). Se recomienda ayunar
durante las crisis de desintoxicación y llevar una alimentación a
base de frutas y verduras en la enfermedad crónica.
*** Reposo y sueño. La persona enferma que de por sí es
una persona agotada necesita descansar y dormir mucho.
*** Calma emocional y psicológica. Es necesario que las
personas que se encuentran alrededor del enfermo manifiesten
calma, lo cual no quiere decir que no se expresen emociones. No
dejarse agotar por la televisión.
*** Reposo sensorial. El enfermo necesita un medio sin
ruidos, sin voces y sin luces fuertes, especialmente en algunos
procesos. Mantener la temperatura agradable.
*** Aire puro. Se recomienda mantener las ventanas de la
habitación de la persona enferma abiertas siempre que se
puedan. Por supuesto no se permitirá a nadie fumar delante del
enfermo.
*** Agua pura. El agua vital de los alimentos frescos, frutas
y verduras o el agua pura con pocos minerales de un claro
manantial es un elemento primordial para favorecer la curación.
*** Limpieza e higiene externa. Es necesario mantener la
higiene personal, y se recomienda la ducha con agua templada o
un poco caliente.
*** Ropas y sábanas de fibras naturales. Se aconseja
utilizar ropa o sábanas de algodón o lino en contacto con el
cuerpo y chaquetas o mantas de lana virgen u otro tejido natural
para mantener el calor.
*** Mantener la casa agradable. Intentamos mantener lo
más limpio y agradable posible el lugar donde está el enfermo.
Unas bonitas flores “ayudan” a cuidarle.
*** Mantener claridad en la habitación durante el día.
Mantenemos la claridad de la luz del día en la habitación a
menos que no le afecte desfavorablemente, por ej. en una
migraña..
*** Sol en condiciones adecuadas. El sol es uno de los
cuatro elementos de la naturaleza y es imprescindible para la
salud en una cantidad adecuada.
*** Contacto con la naturaleza La persona enferma
precisa de vez en cuando estar y pasear tranquilamente al aire
libre.
*** Amistad y amor. El enfermo necesita sentirse protegido
por el medio familiar y los amigos. El amor es la mejor medicina.
*** Momento para interiorizar. La enfermedad es un buen
momento para interiorizar y estar con uno mismo sin necesidad
de preocuparnos por nuestro trabajo, por la familia,…
*** Necesita que se le escuche y se le anime. La persona
enferma, física o mentalmente, necesita, que alguien le escuche.
Alguien a quien poder contar sus problemas, miedos, angustias.
*** Dejar que el cuerpo se exprese. Sin reprimirlo con
medicamentos y si es necesario guiado por alguien experto.
PRACTICAR LA HIGIENE NATURAL ES MÁS SABIO QUE
USAR LA MEDICINA NATURAL
Todo lo hasta ahora expuesto puede ser un edificante discurso o
doctrina, siendo lo más difícil su práctica y, por tanto, se deja
sólo para personas o seres especiales.
Realmente que lo más difícil para el ser humano es cambiar de
hábitos. Esto se logra por una exigencia externa o coerción, por
una motivación especial al final de lo cual obtendrá beneficios o
por una situación imponderable. Aunque dicen los antropólogos
que el hombre es animal de costumbres.
Sinceramente son difíciles algunos aspectos, sobre todo los que
tienen que ver con la alimentación y el ambiente cultural, pero
hay que poner medios, progresivamente, y notará que cada vez su
vida cambia, es más sano, su belleza se nota y sus relaciones
humanas son exitosas. Inicie ya.