EL COCKTAIL MYERS

Intravenous Nutrient Therapy:
the “Myers’ Cocktail”
Alan R. Gaby, MD

ABSTRACT
Construyendo sobre el trabajo del fenecido John Myers, MD, el autor ha usado una fórmula intravenosa vitamina-y-mineral para el tratamiento de una amplia gama de condiciones clínicas. Se ha encontrado que el cocktail “Myers” modificado que consiste de magnesio, calcio, vitaminas B, y C es eficaz contra los ataques agudos de asma, migrañas, fatiga (incluyendo el síndrome de fatiga crónico), fibromialgia, el espasmo muscular agudo, infecciones de la vías respiratorias superiores, la sinusitis crónica, la rinitis alérgica estacional, la enfermedad cardiovascular, y otros desórdenes. Este papel presenta el raciocinio para el uso terapéutico de nutrientes intravenosos, pasa revisión a la pertinente investigación clínica publicada, describe las experiencias clínicas del autor, y discute efectos potenciales colaterales y precauciones. (Altem Med Rey 2002;7(5):389-403)

INTRODUCCION
John Myers, MD, médico de Baltimore, Maryland, abrió camino al uso intravenoso (IV) de vitaminas y minerales como parte del tratamiento global de varios problemas médicos. El autor nunca se encontró con el Dr. Myers, a pesar de vivir en Baltimore, pero había oído hablar de su trabajo, y había usado nutrientes IV de vez en cuando para tratar fatiga o infecciones agudas.
Después que el Dr. Myers murió en 1984, varios de sus pacientes buscaron las inyecciones nutrientes de este autor. Algunos de ellos habían estado recibiendo inyecciones mensuales, semanales, o dos veces por semana durante muchos años—25 años o más en unos casos. Algunos problemas crónicos como fatiga, depresión, dolor de pecho, o palpitaciones fueron controladas bien por estos tratamientos; sin embargo, los problemas se repetían si los pacientes pasaban mucho tiempo sin una inyección.
No era exactamente claro de qué consistía el cocktail “Myers”, ya que la información provista por los pacientes era incompleta y ningún material publicado o escrito acerca del tratamiento estaba disponible. Parecía que Myers usaba una jeringa de 10-mL que administraba usando, mediante un lento empujón IV, una combinación de cloruro de magnesio, gluconato de calcio, tiamina, vitamina B6, vitamina B12, pantotenato de calcio, vitamina del complejo B, vitamina C, y ácido clorhídrico diluido. Las dosis exactas de los componentes individuales eran desconocidas, pero Myers al parecer usó una solución del dos-por ciento de cloruro de magnesio, en lugar de las preparaciones más ampliamente disponibles que contienen cloruro de magnesio al 20% o sulfato de magnesio al 50%.
El autor se hizo cargo de los pacientes del Dr. Myers, usando una versión modificada de su régimen IV. Más notablemente, la dosis de magnesio se incrementó aproximadamente 10 veces usando 20% cloruro de magnesio para aproximarse a las dosis que se han reportado como seguras y eficaces para el tratamiento de la enfermedad cardiovascular. Además, el ácido clorhídrico fue eliminado y la vitamina C fue aumentada, particularmente para problemas relacionados con alergia o infección. El ácido fólico no fue incluido, ya que tiende a formar un precipitado cuando se mezcla con otros nutrientes.
Este tratamiento se sugirió para otros pacientes, y pronto se hizo evidente que el cocktail Myers modificado (de ahora en adelante llamado “el Myers”) era útil para una amplia gama de condiciones clínicas, produciendo a menudo resultados dramáticos. A lo largo de un período del 11-años, se administraron aproximadamente 15,000 inyecciones en ambiente ambulatorio a un estimado de 800-1,000 pacientes diferentes. Las  condiciones que frecuentemente respondieron incluyen ataques de asma, migrañas agudas, fatiga (incluyendo el síndrome de fatiga crónico), fibromialgia, espasmo muscular agudo, infecciones de las vías respiratorias superiores, sinusitis crónica, y la rinitis alérgica estacional. Un número pequeño de pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva, angina, urticaria crónica, hipertiroidismo, dysmenorrhea, u otras condiciones también se trataron con el Myers y la mayoría mostró una marcada mejora. Muchos que los pacientes relativamente saludables escogieron recibir las inyecciones periódicas porque reforzaba su sensación de bienestar global durante períodos de una semana hasta varios meses.
Durante los últimos 16 años estos resultados clínicos se han presentado en más de 20 conferencias médicas a varios miles de médicos. Hoy, muchos doctores (probablemente más de 1,000 en los Estados Unidos) usan el Myers. Algunos han hecho modificaciones posteriores de acuerdo a sus propias preferencias. Preguntando al público que acude a las conferencias y a aquellos en las discusiones informales con los colegas, el autor aún tiene que encontrar a un médico cuya experiencia con este tratamiento haya diferido significativamente de la suya.
A pesar de los muchos informes anecdóticos positivos, hay sólo una pequeña cantidad de investigación publicada que apoya el uso de este tratamiento. Hay una sola prueba no controlada en la que el Myers fue  beneficioso para el tratamiento de síndromes músculo-esqueletales dolorosos, incluyendo la fibromialgia. Se ha reportado que el magnesio intravenoso por sí solo, principalmente en los ensayos abiertos, es eficaz contra la angina, migrañas agudas, dolores racimados de cabeza, depresión, y el dolor crónico. En años recientes, pruebas de doble ciego han mostrado que el magnesio IV puede abortar rápidamente ataques agudos de asma. Hay también varios casos publicados informando que el calcio IV proporcionó un alivio rápido para el asma o para reacciones anafilácticas.
Este papel presenta un raciocinio para el uso de la terapia nutriente IV, pasa revista a la investigación clínica publicada pertinente, describe experiencias clínicas personales usando el Myers’, y discute los efectos colaterales potenciales y las precauciones.

LA BASE TEÓRICA PARA LA NUTRIENTE-TERAPIA IV
La administración intravenosa de nutrientes puede lograr concentraciones séricas no asequibles con la administración oral, o incluso intramuscular (IM). Por ejemplo, conforme la dosis oral de vitamina C aumenta progresivamente, la concentración sérica del ascorbato tiende a acercarse a un límite superior, como resultado de tanto la saturación en la absorción gastrointestinal y un marcado aumento en el despachamiento renal de la vitamina. Cuando la ingesta diaria de la vitamina C aumenta 12-veces, de 200 mg/día a 2,500 mg/día, la concentración plasmática aumenta por sólo 25 por ciento, de 1.2 a 1.5 mg/dL. El nivel más alto informado para la vitamina C en suero después de la administración oral de dosis farmacológicas de la vitamina es de 9.3 mg/dL. Por contraste, la administración IV de 50 g/día de vitamina C producía un nivel plasmático máximo promedio de 80 mg/dL. Similarmente, la suplementación oral con magnesio resulta en poco o ningún cambio en las concentraciones de magnesio sérico, mientras la  administración IV puede doblar o triplicar los niveles séricos, por lo menos durante un corto período de tiempo.
Se ha mostrado que varios nutrientes ejercen efectos farmacológicos, que son en muchos casos dependientes de la concentración del nutriente. Por ejemplo, se ha demostrado un efecto antiviral de la vitamina C a una concentración de 10- 15 mg/dL, un nivel lograble con IV pero no con la terapia oral. A una concentración de 88 mg/dL in vitro, la vitamina C  destruyó el 72 % de la histamina presente en el medio. No se testearon concentraciones menores, pero es posible que los niveles séricos logrables de vitamina C suministrando varios gramos en un empujón IV producirían un efecto antihistamínico in vivo.  Tal efecto tendría implicaciones para varias condiciones alérgicas. Los iones de Magnesio promueven la relajación de tanto el músculo liso vascular como bronquial –efectos que podrían ser útiles en el tratamiento agudo de la angina vasoespástica y el asma bronquial, respectivamente. Es probable que estos y otros nutrientes ejerzan efectos farmacológicos adicionales, pero todavía no identificados, cuando están presentes en altas concentraciones.
Además de tener efectos farmacológicos directos, la nutriente-terapia IV puede ser más eficaz que el tratamiento oral o IM para corregir los déficits de  nutrientes intracelulares. Algunos nutrientes están presentes en concentraciones mucho más altas en las células que en el suero. Por ejemplo, la concentración promedio de magnesio en las células miocardiales es 10 veces superior que la concentración extracelular. Esta proporción se mantiene en las células saludables a través de un sistema de transporte activo que continuamente bombea los iones de magnesio hacia las células contra la pendiente de concentración. En ciertos estados de la enfermedad, la capacidad de las bombas membránicas para mantener normales las pendientes de concentración  queda comprometida. En un estudio, la concentración promedio de magnesio miocardial era 65 % más bajo en los pacientes con cardiomiopatía que en los controles saludables, implicando una reducción en la tasa intracelular-a-extracelular a menos de 4-a-1. Como el magnesio juega un papel importante en la producción de energía mitocondrial, la deficiencia de magnesio intracelular puede exacerbar la deficiencia cardiaca y puede llevar a un ciclo vicioso de pérdida extensa de magnesio intracelular y a una deficiencia cardiaca más severa.
La administración intravenosa de magnesio, al producir un marcado pero transitorio aumento en la concentración sérica, provee una ventana de oportunidad para las células dolientes de absorber magnesio en contra de una menor gradiente de concentración. Los nutrientes absorbidos por las células luego de una infusión IV podrían eventualmente volverse a fugar, pero quizás alguna sanación pueda que ocurra antes de la fuga. Si las células son repetidamente “inundadas” con nutrientes,  la mejoría podría ser cumulativa. Ha sido la observación del autor de que algunos pacientes que reciben una serie de inyecciones IV se vuelven progresivamente más saludables. En estos pacientes el intervalo entre los tratamientos puede incrementarse gradualmente, y eventualmente las inyecciones se hacen innecesarias.
Otros pacientes requieren inyecciones regulares durante un período indefinido para controlar sus problemas médicos. Esta dependencia de inyecciones IV podría ser plausiblemente el resultado de cualquiera de los siguientes: (1) un deterioro genéticamente determinado en la capacidad para mantener las normales concentraciones intracelulares de nutrientes (2) un error innato en el metabolismo que sólo puede controlarse manteniendo una  concentración más alta que la normal de un nutriente particular; o (3) la gotera renal de un nutriente. En algunos casos, la terapia IV continuada puede ser necesaria porque un estado enfermizo se encuentra muy avanzado para ser reversible.

El COCKTAIL MYERS MODIFICADO
Léase en la tabla # 1 los nutrientes que constituyen el Myers modificado.
El Dexpanthenol es la forma inyectable comercialmente asequible del ácido pantoténico (vitamina B5). Un mililitro del complejo B 100 contiene 100 mg cada uno de tiamina y niacinamida, y 2 mg cada una de riboflavina, dexpanthenol y piridoxina.

Tabla 1. Nutrientes en el  Cocktail Myers

  • Cloruro de Magnesio hexahidrato 20% (magnesio)                    2-5 mL
  • Gluconato de Calcio 10% (calcio)                                             1-3 mL
  • Hidroxicobalamina 1,000 mcg/mL (B12)                                    1 mL
  • Hidrocloruro de Piridoxina 100 mg/mL (B6)                               1 mL
  • Dexpanthenol 250 mg/mL (B5)                                                 1 mL
  • Complejo B  100 (complejo B)                                                  1 mL
  • Vitamina C 222 mg/mL (C)                                                       4-20 mL


Todos los ingredientes son combinados en una jeringa y se agregan 8-20 mL de agua estéril (ocasionalmente más) para reducir la hipertonicidad de la solución. Después de mezclar suavemente, volviéndose la jeringa unas veces, la solución se administra despacio, normalmente encima de un período de 5-15 minutos (dependiendo de las dosis de minerales usados y en la tolerancia individual), a través de una  aguja mariposa 25G. Ocasionalmente dosis menores o más grandes de aquellas listadas en la tabla 1 se han usado. Se suministran a menudo las dosis bajas a ancianos o a pacientes frágiles, y a aquellos con hipotensión. Las dosis para niños son más bajas que aquellas listadas, y se reducen aproximadamente en proporción al peso del cuerpo. El régimen más comúnmente usado ha sido 4 mL magnesio, 2 mL calcio, 1 mL cada uno de B12, B6, B5, y complejo B, 6 mL de vitamina C, y 8 mL agua estéril.
La siguiente es una revisión de condiciones tratadas exitosamente con el Myers’. El número de pacientes tratados y la proporción que respondió son, por la mayor parte, estimaciones.
ASMA
Caso #1: Un muchacho de cinco-años de edad presentó un historial de asma con dos-años de duración. Durante los 12 meses anteriores él había sufrido 20 ataques de asma lo bastantes severos como para requerir una visita al departamento de emergencia de hospital. Sus síntomas parecían ser exacerbados por varias comidas, y las pruebas superficiales habían sido positivas para 23 de 26 inhalantes probados. Su tratamiento inicial consistió en identificación y anulación de los alimentos alergénicos, así como una suplementación oral diaria con piridoxina (50 mg), vitamina C (1,000 mg), calcio (200 mg), magnesio (100 mg), y ácido pantoténico (100 mg), en dos dosis divididas con las comidas. En este régimen, él experimentó una marcada mejora, y no tuvo ningún ataque de asma que requiriese de cuidados médicos hasta casi 11 meses después de su visita inicial.
Para ese entonces el niño, ahora seis años de edad, se presentó para una visita de emergencia con un jadeo leve pero persistente y con respiración dificultosa. Se le dio una infusión IV lenta que contenía 6 mL de vitamina C, 1.4 mL magnesio, y 0.5 mL cada uno de calcio, complejos B12, B6, B5, y B. Los síntomas se resolvieron a los dos minutos y no se repitieron.
A lo largo de los siguientes ocho años y tres meses, él recibió un total de 63 tratamientos IV para exacerbaciones agudas de asma. En la mayoría en las instancias, una sola inyección producía marcada mejora o el alivio completo dentro de dos minutos, y los síntomas agudos no se repitieron. De vez en cuando, una segunda inyección se necesitó después de un período de 12 horas a dos días, y durante un episodio se requirieron tres tratamientos a lo largo de un período de cuatro-días. Cuando el paciente creció, las dosis nutrientes fueron aumentadas gradualmente; a la edad de 10 él estaba recibiendo 10 mL de vitamina C, 3 mL magnesio, 1.5 mL calcio, y 1 mL cada uno de complejo Bl2, B6, B5, y B.
El tratamiento no tuvo éxito solo una vez; y en esa ocasión el paciente presentó urticaria generalizada, angioedema, e inusualmente asma severa, luego de la inadvertida ingestión de un colorante artificial de comida (FD&C red #40) y otros alérgenos potenciales. Tres inyecciones separadas suministradas a lo largo de un periodo de 60 minutos produjeron una mejoría transitoria cada vez. Sin embargo, los síntomas retornaron, y fue llevado a emergencias y hospitalizado.
A pesar del fracaso de ese solo tratamiento, el paciente y sus padres reportaron que la terapia nutriente IV operaba con mayor velocidad, producía una mejoría más sostenida, y causaba considerablemente menores efectos colaterales
El autor ha tratado aproximadamente una docena de asmáticos (principalmente entre adultos) con el Myers para tratar ataques agudos de asma; en la mayoría de los casos, ocurrió una marcada mejora o alivio completo a los pocos minutos. Algunos pacientes recibieron inyecciones de mantenimiento una vez semanalmente o cada dos semanas durante tiempos difíciles y reportaron que los tratamientos mantuvieron el asma bajo un mejor control.
El magnesio intravenoso está ahora bien documentado como un tratamiento efectivo para el asma agudo. En un estudio, 38 pacientes con una aguda exacerbación de asma moderada-a-severa que no habían respondido a la terapia convencional beta-agonista fueron aleatoriamente asignados para recibir, de un modo doble ciego, infusiones IV de ya sea sulfato de magnesio (1.2 g a lo largo de un periodo de 20 minutos) o placebo (salino) La tasa respiratoria de flujo pico mejoró a un grado significativamente mayor en el grupo magnesio (225 a 297 L/min) que en el grupo placebo (208 a 216 L/min). Además, la tasa de hospitalización fue significativamente menor en el grupo magnesio que en el grupo placebo  (37% vs. 79%; p <0.01). Ningún paciente tuvo una significativa caída en la presión sanguínea ni un cambio en la tasa cardiaca luego de recibir el magnesio.
En un segundo estudio doble-ciego, 149 pacientes con asma aguda que estaban siendo tratados con beta-agonistas inhalados y esteroides IV se asignaron al azar para recibir una infusión IV de sulfato de magnesio (2 g a lo largo de 20 minutos) o placebo salino, empezando 30 minutos después de la presentación. Entre los pacientes con asma severa (definido como el volumen espiratorio forzado en 1 segundo [FEV1] menos del 25 % del valor predicho) comparados con el placebo, el magnesio redujo significativamente la tasa de hospitalización (33.3% vs. 78.6%; p < 0.01) y significativamente mejoró el FEV1. Sin embargo, el tratamiento con magnesio no tuvo ningún beneficio en los pacientes con asma moderada (definido como FEV1 basal entre 25 y 75 % del valor predicho).
En dos estudios placebo-controlados de niños asmáticos, el sulfato del magnesio IV mejoró la función pulmonar y redujo las tasas de hospitalización significativamente durante exacerbaciones agudas que no respondían a la terapia convencional. Una dosis de 40 mg por kg de peso corporal (dosis máxima, 2 g) suministrada a lo largo de un período de 20-minutos parecía ser más eficaz que 25 mg por kg.  Dosis más altas de sulfato de magnesio IV (10-20 g a lo largo de 1 hora, seguido de  0.4 g por hora durante 24 horas) se han usado con éxito en el tratamiento de asmáticos en estado amenazante de la vida. En unos cuantos estudios, el magnesio IV no mejoró la función pulmonar ni llegó a reducir la necesidad de hospitalización. Sin embargo, un meta-análisis de siete ensayos aleatorizados concluyó que el magnesio IV redujo la necesidad de hospitalización en 90 % entre los pacientes con asma severa, aunque el tratamiento no fue beneficioso para los pacientes con asma moderada.
El calcio es el único otro componente del Myers que se ha estudiado como un tratamiento para las exacerbaciones agudas del asma. En un reporte temprano, una serie de infusiones IV de cloruro de calcio aliviaron los síntomas del asma en tres pacientes consecutivos, ocurriendo el alivio casi inmediatamente después de algunas inyecciones. La administración intravenosa e IM de una sal de calcio no especificada inhibió temporalmente las reacciones anafilácticas severas en otros dos pacientes.
Otros nutrientes además del magnesio y calcio pueden haber contribuido al efecto beneficioso observado en los pacientes de asma. Las vitaminas orales C y B6 y la vitamina Bl2 IM han sido usadas con cierto éxito contra el asma, aunque ninguno de estos nutrientes se ha probado como un tratamiento para los ataques agudos. Se ha mostrado que la suministración intramuscular de niacinamida  reduce la severidad del asma experimentalmente inducida en los cuyes, y el ácido pantoténico parece tener un efecto anti-alérgico en los humanos.
En una ocasión, el ataque de asma de un paciente se trató exclusivamente con magnesio IV. Aunque los síntomas se resolvieron rápidamente, ellos volvieron dentro de 10-15 minutos. Los componentes restantes del Myers (sin el magnesio adicional) fueron entonces administrados, y los síntomas desaparecieron casi inmediatamente y no volvieron. Así, parece que el Myers  es más eficaz que el magnesio a solas para el tratamiento de ataques de asma.
MIGRAÑA
Caso #2: Una mujer de 44-años de edad padecía de frecuentes migrañas que parecían ser activadas en muchos casos por exposición a químicos medioambientales o, de vez en cuando, a la ingestión de comidas a las que ella era alérgica. La terapia de desensitización alérgica había proporcionado muy poco beneficio. A lo largo de un período de seis-años, se le suministró a la paciente terapia IV en aproximadamente 70 ocasiones para las migrañas. Casi todas estas inyecciones produjeron una mejora considerable o alivio completo a los pocos minutos, aunque algunos tratamientos fueron ineficaces. A través del ensayo y error, se determinó que su régimen más eficaz era de 16 mL vitamina C, 5 mL magnesio, 4 mL calcio, 2 mL B6, y 1 mL cada uno del complejo Bl2, B5, y B. Se encontró que la dosis de 4-mL calcio proporcionaba un mejor alivio que las dosis más bajas de calcio.
A lo largo de los años, una media docena de otros pacientes se han presentado una o más veces con una migraña aguda. En casi cada caso, el Myers produjo una respuesta satisfactoria a los pocos minutos.
Se ha demostrado el efecto beneficioso del magnesio IV como un tratamiento para la migraña en recientes ensayos clínicos. En un estudio, 40 pacientes con migraña aguda recibieron 1 g sulfato de magnesio a lo largo de un período de cinco-minutos. Quince minutos después de la infusión, 35 pacientes (87.5%) reportaron por lo menos  una reducción del 50-por ciento del dolor, y nueve pacientes (22.5%) experimentaron un alivio completo. En 21 de los 35 pacientes que se beneficiaron, la mejoría persistió durante 24 horas o más. Pacientes con una  concentración sérica de magnesio ionizado inicialmente baja  (menos de 0.54 mMol/L) eran significativamente más propensos a experimentar una mejoría duradera que los pacientes con niveles séricos de magnesio ionizado que inicialmente eran más altos. En un ensayo ciego que incluyó a 30 pacientes con migraña aguda, la administración IV de sulfato de magnesio (1 g a lo largo de 15 minutos) alivió completa y permanentemente el dolor en 13 de 15 pacientes (86.6%), considerando que ningún paciente en el grupo placebo se llegó a liberar del dolor (p < 0.001 para la diferencia entre los grupos). Además, el tratamiento con magnesio resultó en la rápida desaparición de náusea, vómito, y fotofobia en 14 pacientes que habían experimentado esos síntomas.
También se ha reportado que una sola dosis de 1-g de sulfato de magnesio llega a  abortar un episodio de dolores de cabeza en racimo en 7 de 22 pacientes (32%), y una serie de tres a cinco inyecciones proporcionó un alivio sostenido en dos pacientes adicionales (9%).
No está claro si el Myers es más eficaz que el magnesio solo para las migrañas; sin embargo, un paciente experimentó un notorio beneficio con el calcio IV.

FATIGA
Muchos pacientes con fatiga no explicada han respondido al Myers, con resultados que duraban sólo unos cuantos días o tanto como varios meses. Los pacientes que se beneficiaron a menudo regresaban a su propia discreción para otro tratamiento cuando el efecto se había gastado. Un paciente con fatiga asociada con una hepatitis B crónica experienció una marcada y progresiva mejoría en niveles de energía con inyecciones semanales o bimensuales.
Aproximadamente 10 pacientes con síndrome de fatiga crónica (CFS) recibieron un mínimo de cuatro tratamientos (usualmente una vez por semana durante cuatro semanas), con más de la mitad mostrando una clara mejoría. Un paciente experimento un beneficio dramático después de la primera inyección, mientras que en otros casos tres o cuatro inyecciones tuvieron que ser suministradas antes de que fuese evidente la mejoría. Unos cuantos pacientes se hicieron progresivamente más saludables con inyecciones continuas y pudieron eventualmente dejar el tratamiento. Muchos otros no pudieron sobreponerse a sus enfermedades, pero inyecciones periódicas les ayudaba a funcionar mejor.
Hay algo de apoyo en la investigación para el uso del magnesio parenteral en pacientes con fatiga. Un estudio encontró una magnesio deficiencia, demostrada por un test de carga de magnesio IV, en el 47% de 93 pacientes con fatiga crónica no explicada, incluyendo 50 con CFS. En un segundo estudio, la concentración promedio del magnesio eritrocítico era significativamente más baja en 20 pacientes con CFS que en controles saludables.
Como un brazo de segundo estudio, 32 pacientes con CFS fueron aleatoriamente asignados para recibir, en modo doble-ciego, 1 g de sulfato de magnesio IM o placebo, una vez por semana durante 6 semanas. Doce (80%) de 15 pacientes con magnesio reportaron mejoría (ejemplo, más energía, un mejor estado emocional, y menos dolor) y la fatiga se eliminó completamente en 7 casos. Por contraste, solo tres (18%) de los 17 pacientes placebo-tratados mejoraron (p = 0.0015 para la diferencia entre grupos), y en ningún caso se eliminó la fatiga completamente. De acuerdo a un reporte, por lo menos la mitad de los pacientes CFS con magnesio deficiencia se benefició con la suplementación de magnesio oral; sin embargo, algunos pacientes necesitaron inyecciones IM. Otros investigadores, usando el test de carga de magnesio IV, no encontraron evidencia de magnesio deficiencia en pacientes con CFS, y no observaron mejoría en los síntomas tras una sola infusión de sulfato de magnesio (6 g in una hora).
Se ha reportado que la vitamina B12, suministrada IM, es beneficiosa para pacientes con fatiga no explicada, así como para aquellos con CFS. Mientras que los resultados obtenidos con el Myers podrían ser atribuibles en parte a la vitamina B12, muchos pacientes que respondieron a la terapia IV obtuvieron poco o ningún beneficio al suministrarles IM la vitamina B12 por si sola.

FIBROMIALGIA
Caso #3: Una mujer de 48 años se presentó con una historia de 6 años de mialgias y artralgias más o menos constante, con dolor en el cuello, la espalda, la cadera y tirantez en el brazo izquierdo. Seis meses antes se le encontró que tenía una elevada tasa de sedimentación (50 mm/hr). Un reumatólogo le diagnosticó con una posible polimialgia reumática aunque el diagnostico de fibromialgia también fue considerado. Su historia también era significativa en migrañas como 8 veces por año y una congestión nasal crónica. El examen físico reveló músculos extremadamente tiesos, con un reducido rango de movimiento en muchas áreas de su cuerpo.
A la paciente se le suministró una prueba terapéutica consistente en 6 mL de vitamina C, 4 mL magnesio, 2.5 mL calcio, y 1 mL cada uno de B12, B6, B5, y complejo B. al final de la inyección, se levantó de la mesa y, con una mirada de asombro anunció que sus dolores musculares y articulares habían desaparecido por primera vez en 6 años. Este tratamiento se repitió después de una semana (momento en el cual sus síntomas no habían retornado), seguido por cada otra semana durante varios meses, y luego una vez por mes durante tres años. Su régimen inicial también incluyó la identificación y evitación de alimentos alérgicos y tratamiento con una baja dosis de tiroides desecada (eventualmente estabilizada a 60 mg por día). Ela descubrió que al consumir azúcar refinada se producían mialgias y artralgias, y que la hormona tiroidea mejoraba su nivel de energía, su humor, y su bienestar global. Durante los tres años con inyecciones de mantenimiento mensual ella reportó que los síntomas empezarían a recurrir si ella se mantenía más de un mes sin hacerse tratamientos. Sin embargo, no volvieron a ser tan severos como lo fueron hasta antes de empezar la terapia IV.
El autor ha suministrado el Myers a aproximadamente 30 pacientes con fibromialgia; la mitad a experimentado una mejoría significativa, en unos cuantos casos después de la primera inyección, pero más a menudo después de tres o cuatro tratamientos.
El efecto benéfico de la terapia de nutrientes parenterales ha sido confirmado por un estudio publicado únicamente como abstract. Ochenta y seis pacientes con síntomas musculares crónicos que incluían dolor miofacial, daños relapsantes en los tejidos suaves, y fibromialgia, recibieron inyecciones IM o IV de magnesio, ya sea a solas o en combinación con calcio, vitaminas B y vitamina C. Una mejoría ocurrió en el 74% de los pacientes; de estos, el 64% requirió 4 o menos inyecciones para resultados óptimos. Una minoría de pacientes requirió magnesio oral o parenteral a largo plazo para mantener la mejoría. La respuesta positiva al magnesio parenteral es consistente con la observación de que casi la mitad de los pacientes con fibromialgia tienen deficiencia intracelular de magnesio, a pesar de tener niveles séricos normales del mineral.
DEPRESION
Caso #4: Un hombre de 46 años presentó una historia de depression y ansiedad desde la niñez. Había estado en psicoanálisis durante los últimos 8 años. Una prueba terapéutica con nutrientes IV fue tomada en cuenta porque el paciente reportó que el consumo de alcohol (que se sabe depleta el magnesio) agravaba sus síntomas, y porque estaba tomando el diurético tiazide para la hipertensión (que también depleta el magnesio). Se le suministró inicialmente 1 mL cada uno de magnesio, B12, B6, B5, y complejo B, que resultó  en una reducción del 70-80% de sus síntomas durante 1 semana. Una segunda inyección produjo una respuesta similar que duró dos semanas. A través de ensayo y error se determinó que el tratamiento más efectivo era de 5 mL magnesio, 3 mL complejo B, y 1 mL cada uno de B12, B6 y B5. La adición del calcio a la inyección parecía bloquear los beneficios. Se intentaron tanto la administración oral e intramuscular de los mismos nutrientes pero fueron ineficaces. Inyecciones semanales proveyeron casi un completp alivio de los síntomas y le permitieron descontinuar su psicoterapia. El paciente notó que inyecciones rápidamente administradas proveían el alivio de mayor duración que las inyecciones lentamente administradas. Por lo tanto la tasa de infusión fue incrementada cuidadosa y progresivamente, sin causar efectos colaterales adversos ni cambios en la presión sanguínea o en la tasa cardiaca. El paciente reportó que cuando el tratamiento se le suministraba a lo largo de 1 min, el efecto duraba aproximadamente 2 semanas, mientras que una inyección más lenta (como de 5 minutos) duraba sólo una semana. Aproximadamente cuatro años después del tratamiento inicial, pudo reducir la frecuencia de las inyecciones a 1 vez al mes o menos.
Muchos otros pacientes con depresión y/o ansiedad han mostrado una respuesta positiva al Myers. Sin embargo, este tratamiento no debería ser considerado la terapia de primera línea en casos de depresión mayor. Parece ser de ayuda únicamente en ciertos subtipos de individuos deprimidos, tales como aquellos que también sufren de fibromialgia, migrañas, estrés excesivo, o exacerbaciones alcohol-inducidas. Shealy et al han observado el efecto antidepresante del magnesio IV en algunos pacientes con dolor crónico.

ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR
Caso #5: un hombre de 79 años fue atendido en casa con una falla cardiaca en su estadio final, después de haber padecido cuatro infartos miocardiales. Durante los 12 meses previos, pasados mayormente en el hospital, se había empeorado progresivamente; su fracción de eyección había caído a 19% y su peso corporal había declinado de 171 libras a un estado severamente caquéctico de 113 libras. Había sido confinado a la cama y la mayor parte del tiempo requería oxigeno suplemental. También tenía la enfermedad arterial oclusiva periférica severa, lo cual había resultado en el desarrollo de una gangrena en seis dedos del pie. Un angiograma periférico reveló una oclusión completa de ambas arterias femorales-poplítea, sin flujo sanguíneo detectable a las extremidades distales. Dos cirujanos vasculares independientes habían recomendado amputaciones bilaterales por encima de la rodilla para impedir el desarrollo de septicemia. Sin embargo, el cardiólogo le aconsejó al paciente de que su corazón no duraría más de otro mes, de modo tal que el paciente declinó las amputaciones.
Fue tratado con inyecciones IM semanales de sulfato de magnesio (1 g) durante 8 semanas, y se le prescribió suplementación oral con vitaminas C y E, complejo B, ácido fólico y zinc. Las inyecciones de magnesio parecían reducir considerablemente el dolor en sus dedos gangrenados, con el beneficio durando cerca de 5 días cada vez. Seis semanas después de la primera inyección, su fracción de eyección había aumentado del 19% al 36% y dejó de requerir oxigeno suplemental. Luego de 8 semanas, las inyecciones IM fueron reemplazadas por inyecciones IV semanales, que consistían de 5 mL de magnesio, 1 mL de cada uno de B12, B6, B5, y complejo B, y una preparación de mineral traza de baja dosis (0.2 mL) que contenía: zinc, cobre, cromo selenio y manganeso (MTE-5). Después de un total de 18 meses, su peso había aumentado de 113 a 147 libras, lo cual es notable, ya que la caquexia cardiaca es generalmente considerada como irreversible. Además, las áreas gangrenadas de sus dedos se habían recuperado y habían sido reemplazados casi enteramente por tejidos saludables. La terapia intravenosa continuó y eventualmente se redujo a una inyección cada 15 días. El paciente vivió 8 años más y murió a la edad de 87 de fallas orgánicas múltiples.
Del manojo de otros pacientes con angina o falla cardiaca que recibieron inyecciones IV o IM de magnesio (con o sin vitaminas B), todos mostraron una mejoría significativa. Los resultados con la angina son consistentes con aquellos reportados por otros usando la terapia parenteral de magnesio.

INFECCIONES DEL TRACTO RESPIRATORIO SUPERIOR
Caso #6: un hombre de 40 años presentó un resfriado y una historia de fatiga de un día, congestión nasal y rinorrea. Se le administró una infusión IV de 16 mL vitamina C, 3 mL magnesio, 1.5 mL calcio, y 1 mL cada uno de Bl2, B6, B5, y complejo B. Al final del tratamiento de 10 minutos estaba libre de síntomas.  Los síntomas del resfriado retornaron al día siguiente pero eran 10% menos severos que antes de la inyección.
Entre un cuarto y un tercio de los pacientes que recibieron el Myers por una infección respiratoria aguda experimentaron una marcada mejoría, ya sea inmediatamente o a la mañana siguiente. Aproximadamente la mitad de los pacientes sometidos a este tratamiento reportaron que acortaba la duración de sus enfermedades. Los pacientes que se beneficiaban tendían a tener una respuesta similar si eran tratados por una infección subsecuente, mientras que aquellos que no respondían tendían a permanecer sin responder.
Caso #7: una mujer de 32 años de edad tenía una larga historia de sinusitis crónica. La evitación de alimentos alergénicos y la suplementación oral con vitamina C y otros nutrientes habían provisto únicamente un beneficio mínimo. Se le administró una infusión IV de 20 mL vitamina C, 4 mL magnesio, 2 mL calcio, y 1 mL cada uno de Bl2, B6, B5, y complejo B; este protocolo se repitió al día siguiente.  Al momento en que las inyecciones fueron suministradas ella había estado experimentando problemas persistentes con sus senos paranasales por un año. Sus síntomas desaparecieron rápidamente después de las inyecciones y se mantuvo relativamente libre de síntomas por más de seis meses. El mismo tratamiento suministrado en fechas posteriores también fue beneficioso, aunque el beneficio no fue tan pronunciado como la primera vez.
Otro paciente con sinusitis crónica tuvo una respuesta similar a las inyecciones continuas, mientras que unos cuantos otros no mostraron mejoría.

RINITIS ALERGICA ESTACIONAL
Caso #8: un hombre de 38 años de edad tenía una larga historia de rinitis alérgica estacional, que ocurría cada primavera y le duraba cerca de 1 mes. Los síntomas incluían congestión nasal, ojos con picor y fatiga. Durante un periodo sintomático, una infusión IV de 12 mL vitamina C, 3 mL magnesio, y 1 mL cada uno de B12, B6, B5 y complejo B proveyó un rápido alivio Este  tratamiento se repitió como fue necesario durante la estación de la fiebre de heno (una vez a la semana o menos) y controló exitosamente sus síntomas. En años subsecuentes el paciente empezó los IVs mucho antes de, y los repitió periódicamente durante la estación de fiebre de heno; este abordaje impidió el desarrollo de síntomas.

RETIRO DE ADICCION NARCOTICA
Caso #9: un hombre de 35 años de edad adicto a la morfina vino a la oficina en los tempranos estadios de retiro, con diaforesis y agitación extrema. Se le suministró una infusion IV de 16 mL vitamina C, 5 mL magnesio, 2.5 mL calcio, y 1 mL cada uno de B12, B6, B5, y complejo B. En su estado agitado no pudo sentarse quieto sobre la mesa de examen, así es que caminó por el pasillo con una aguja mariposa en su brazo. A la mitad de la inyección, pudo sentarse quieto, y al final de la inyección sus síntomas de retiro habían sido aliviados. Los síntomas regresaron 36 horas después; por lo que regresó para otro tratamiento, lo cual otra vez alivio los síntomas a los pocos minutos. Retornó al día siguiente, aun asintomático, para una tercera inyección, lo cual lo llevó sin eventos a través del resto del periodo de retiro.
URTICARIA CRONICA
Caso #l0: una mujer de 71 años de edad tenía urticaria crónica con chupos en alguna parte de su cuerpo casi todos los días por 10 años. Una dieta eliminatoria de alergias y una suplementación oral con vitamina C y otros nutrientes proveyó poco o ningún alivio. Se le suministró una infusión IV de 12 mL vitamina C, 3 mL magnesio, 1.5 mL calcio, y 1 mL cada uno de B12, B6, 85, y complejo B. El mismo tratamiento se repitió al día siguiente. Después de estas inyecciones los chupos resolvieron rápidamente y no reaparecieron por más de un año. Cuando las lesiones volvieron a aparecer, el tratamiento IV se repitió pero no fue efectivo.

DESEMPEÑO ATLETICO
Case #11: un colegial de 18 años, luchador de 235 libras desarrolló una enfermedad parecida a la influenza 4 días antes de un torneo principal. Dos días antes del torneo de tres días, cuando parecía que no iba a poder participar del evento, se le suministró una inyección IV de 16 mL vitamina C, 5 mL magnesio, 2.5 mL calcio, y 1 mL cada uno de B12, B6, B5, y complejo B.  A la mañana siguiente comentó que tenía más energía que la que había tenido en toda su vida. Este empuje de energía persistió durante la duración del torneo, del cual salió en el segundo lugar; el mejor desempeño que en cualquier otro momento de su carrera.
En esta era en la que muchos atletas están usando drogas que aumentan el desempeño, no es la intención del autor fomentar que los atletas busquen otro “empujón”  mediante los nutrientes IV. Sin embargo, este caso demuestra que los factores nutricionales pueden jugar un rol importante en el desempeño atlético.

HIPERTIROIDISMO
Dos pacientes con hipertiroidismo fueron tratados con el Myers una o dos veces semanalmente durante varias semanas. En un caso, el tratamiento controló los síntomas del hipertiroidismo, aunque no hubo ninguna reducción en los niveles de la hormona tiroidea. Las inyecciones fueron discontinuadas luego de que la terapia médica hubo restaurado los niveles de la hormona a normales. En el otro caso, los síntomas mejoraron notoriamente después de la primera inyección y los tests de función tiroidea, medidos dos semanas después, la habían retornado a normal.
El valor potencial de la terapia nutriente IV para pacientes con hipertiroidismo es apoyado por varios estudios. Niveles de magnesio sérico y eritrocítico se han encontrado bajos en pacientes con la enfermedad de Graves. Además, las inyecciones IM diarias con cloruro de magnesio (20 mL de una solución al 14%) por 3-7 semanas redujo el tamaño de la glándula tiroides y mejoró la condición clínica de tres pacientes con hipertiroidismo. Se reportó que la vitamina B6 intravenosa (50 mg por día) alivió la debilidad muscular en tres pacientes con hipertiroidismo, y estudios con animales indican que la vitamina B12 puede compensar algunos de los efectos adversos del hipertiroidismo experimentalmente inducido.

OTRAS CONDICIONES
El cocktail Myers modificado parece proveer un rápido alivio a pacientes con espasmo muscular agudo resultante de dormir en la posición equivocada o de un sobreuso. También se ha observado que alivia en muchos casos los dolores de cabeza debido a tensión. Un paciente (una mujer de 70 años) con torticules crónica experimentó un moderado alivio del dolor con tratamientos periódicos. De tres pacientes con dismenorrea aguda tratadas con el Myers, dos de ellas experimentaron un alivio del dolor casi instantáneo. Un paciente con enfermedad pulmonar obstructiva crónica recibió intermitentemente inyecciones IV semanales y reportó que los tratamientos mejoraban su fuerza y su respiración.

ELECCION DE INGREDIENTES Y ADMINISTRACION
Al momento de escribir este articulo, la cianocobalamina es una forma extensamente disponible de vitamina B12 inyectable, mientras que la hidroxocobalamina sólo puede obtenerse a través de cierto tipo de farmaceuta. Mientras que ambas formas de vitamina son eficaces, la hidroxocobalamina es preferida porque produce aumentos más prolongados en los niveles séricos de la vitamina B12.
Ha sido la impresión del autor (y la de otros muchos médicos) que algunos pacientes que responden a las inyecciones IM de vitamina B12 no experimentan el mismo beneficio cuando la vitamina B12 es suministrada como parte del Myers. Es posible que la vitamina C u otro componente del Myers destruya algo de la vitamina B12, o que la vitamina B12 IV se pierda más rápidamente en la orina que la vitamina B12 IM. Por consiguiente, para algunos pacientes que reciben la terapia nutriente IV, la vitamina B12 IM se suministra en una jeringa separada.
El magnesio inyectable puede obtenerse ya sea como cloruro de magnesio hexahidrato (solución 20%), comúnmente llamado cloruro de magnesio, o como sulfato de magnesio heptahidrato (solución 50%), comúnmente llamado sulfato de magnesio. Aunque la mayor parte de la investigación clínica se ha llevado a cabo con sulfato de magnesio, algunos expertos prefieren el cloruro de magnesio para el IV debido a su mayor retención en el cuerpo. El autor ha usado el cloruro de magnesio casi exclusivamente para la terapia IV, mientras que se reserva el más concentrado sulfato de magnesio para la administración IM. Para aquéllos que usen el sulfato de magnesio, deberá notarse que 1 g (2 mL de una solución al 50 %) es equivalente a 0.8 g (4 mL de una solución al 20%) de cloruro de magnesio (cada uno conteniendo 4 mMol de magnesio). Además, si se administra el 50% del sulfato de magnesio IV en lugar del 20% de cloruro de magnesio, debería diluirse apropiadamente con agua estéril.
La vitamina C inyectable está actualmente disponible en concentraciones de 222 y 500 mg/mL. El autor usa típicamente la menor concentración para la terapia IV. Si se usa la mayor concentración, deberá diluirse apropiadamente con agua estéril.
De vez en cuando, se incluyeron minerales traza como parte de una infusión nutriente. La dosis usual era de 0.2-0.5 mL de MTE-5, que contiene (por mL): zinc 1 mg, cobre 0.4 mg, cromo 4 mcg, selenio 20 mcg, y manganeso 0.1 mg. La preparación se diluyó seis veces y se administró durante un período de 1-2 minutos con una jeringa separada al final del empujón Myers. Se han notado dos reacciones adversas con 10 mg de zinc suministradas durante un lento empujón IV; por consiguiente, cuando se suministran minerales traza mediante el empuje IV, se usan dosis muy pequeñas. No deben mezclarse minerales traza en la misma jeringa con los componentes del Myers, ya que hacerlo a menudo causa la formación de un precipitado.
EFECTOS COLATERALES Y PRECAUCIONES
El Myers produce a menudo una sensación de calor, particularmente con dosis grandes o una rápida administración. Este efecto parece ser principalmente debido al magnesio, aunque se ha reportado que inyecciones rápidas de calcio producen un efecto similar. La sensación empieza típicamente en el pecho y emigra al área vaginal en las mujeres y al área rectal en los hombres. Para la mayoría de los pacientes el calor no causa incomodidad excesiva; de hecho, algunos pacientes lo disfrutan. Sin embargo, si la infusión se da demasiado rápido, el calor puede ser abrumador. Algunas mujeres experimentan una sensación de placer sexual en asociación con el calor vaginal; en raras ocasiones un orgasmo puede ocurrir durante una infusión IV. Otros pacientes han comentado que su acuidad visual y que su percepción de color se hacen más agudas inmediatamente después de una inyección, como si alguien hubiese prendido las luces. En algunos casos, este efecto dura tanto como uno o dos días.
Una administración demasiado rápida de magnesio puede causar hipotensión, lo cual puede llevar a un estado de liviandad en la cabeza o hasta un síncope. Se deberá aconsejar a los pacientes, que reciban un Myers, a reportar el comienzo de un calor excesivo (lo cual puede ser un heraldo de hipotensión) o un mareo. Si cualquiera de estos síntomas ocurren, la infusión deberá detenerse temporalmente y no ser reasumida hasta que los síntomas se hayan resuelto (usualmente después de 10-30 segundos). Pacientes con una baja presión sanguínea tienden a tolerar menos magnesio que pacientes con presión normal o hipertensión. En una pequeña proporción de pacientes, aun un régimen de baja-dosis dado muy lentamente causa hipotensión persistente; en esos casos, el tratamiento se discontinua usualmente y podría o no intentarse en fechas posteriores.
Aunque una administración demasiado rápida puede tener consecuencias adversas, algunos pacientes parecen experimentar beneficios más pronunciados de infusiones rápidas que de lentas, probablemente debido a las más altas concentraciones séricas de nutrientes. Mientras que ambos los riesgos y los beneficios deberán tomarse en cuenta para determinar una tasa de infusión,  cuando en duda deberemos errar en el lado de la seguridad. Al administrar el Myers por primera vez a un paciente, es mejor dar 0.5-1.0 mL y luego esperar 30 segundos o más antes de proceder con el resto de la infusión. Hacerlo de esta manera ayudar a distinguir entre una reacción vasovagal y una respuesta hipotensiva a los compuestos inyectados. Pacientes que experimentan una reacción vasovagal al principio de la infusión pueden usualmente tolerar el resto del tratamiento después de que la reacción ha desaparecido.
Para ancianos e individuos frágiles, sería más aconsejable empezar con dosis más bajas que aquellas listadas en la tabla 1, o considerar la administración IM de magnesio y vitaminas B como una alternativa a la terapia IV. Sin embargo, muchos pacientes ancianos han tolerado, y se han beneficiado de la terapia IV.
Pacientes que son deficientes en ambos magnesio y potasio podrían tener un influjo de potasio hacia sus células después de recibir magnesio IV. Esto ocurre debido a que el magnesio activa la bomba membránica que promueve la absorción intracelular del potasio. El desplazamiento del potasio desde el suero hacia el espacio intracelular puede detonar una hipokalemia. El autor ha visto dos pacientes desarrollar calambres musculares severos varias horas después de recibir un Myers; ambos pacientes habían estado tomando medicamentos conocidos por depletar el potasio. La hipokalemia también aumenta el riesgo de arritmias cardíacas digoxina-inducidas. Desde que era residente de primero año, inconsciente de este problema potencial, el autor administró magnesio IV en el hospital a una anciana que estaba tomando digoxina y un diurético depletor del potasio. Ella rápidamente desarrolló una arritmia que requirió un tratamiento de corto plazo en la unidad de cuidados intensivos.
Los pacientes considerados como riesgos de deficiencia de potasio incluyen aquellos que toman diuréticos potasio-depletores, beta-agonistas, o glucocorticoides; aquellos con diarrea o vomito; y aquellos que están generalmente mal nutridos. Si el paciente es hipokalémico, la hipokalemia deberá corregirse antes de considerar la terapia de magnesio IV. Sin embargo, una concentración normal de potasio sérico no es una garantía en contra de una depleción intracelular de potasio. Para pacientes considerados como un riesgo de potasio-deficiencia, se recomienda la administración de 10-20 mEq de potasio oralmente justo antes de la infusión, y otra vez 4-6 horas después. Después de que instituimos esta práctica, no volvimos a encontrar problemas de calambres musculares magnesio-inducidos.
Desalentamos fuertemente la adición de aun pequeños montos de potasio a un empujón IV, debido al riesgo teórico de activar una arritmia durante el primer pase cuando el bolo alcance el sistema conductor cardíaco.
El calcio intravenoso se contraindica a pacientes tomando digoxina. Además, la hipercalcemia puede causar arritmias cardíacas. Por esa razón, el autor ha tendido a omitir el calcio fuera del Myers al tratar pacientes con enfermedad cardiaca, aunque no hay ninguna evidencia fuerte de que sea peligroso para tales pacientes.
Se han reportado reacciones anafilácticas a la tiamina IV en raras ocasiones. Sólo se han identificado tres de tales reacciones en la literatura americana desde 1946. Sin embargo, en la literatura mundial, un total de 9 muertes atribuidas a la administración de tiamina se reportaron entre 1965 y 1985. Estas reacciones han ocurrido después de administración oral, IV, IM, o subcutánea, y se cree que se deben en parte a la liberación no especifica de la histamina. Se han visto las reacciones de anafilácticas más a menudo después de administraciones múltiples de tiamina. En el Reino Unido, entre 1970 y 1988, hubieron aproximadamente cuatro reportes de reacciones anafilactoides por cada millón de ampollas de vitaminas B IV vendidas, y un reporte por cada 5 millones de ampollas IM vendidas.
Es posible que el riesgo de anafilaxis detonada por el Myers sea aun más bajo que el bajo riesgo asociado con el uso de tiamina IV. Muchos pacientes que reciben tiamina parenteral son alcohólicos, y el alcoholismo frecuentemente causa deficiencia de magnesio. Estudios con animales sugieren que la suplementación con tiamina en presencia de magnesio deficiencia incrementa la severidad de la deficiencia de magnesio. Una deficiencia de magnesio puede llevar a una liberación espontánea de histamina, y se ha reportado que aumenta la incidencia de anafilaxis experimentalmente inducida en animales. La presencia de magnesio en el Myers podría, por lo tanto, reducir el riesgo de una reacción anafiláctica a la tiamina. Es más, ya que el Myers se ha usado para tratar asma y urticaria con éxito, es probable que la fórmula en total proporcione profilaxis en contra de la anafilaxis. Sin embargo, los médicos que administren nutrientes IV deberán estar preparados para manejar la rara reacción anafiláctica.
Un pequeño número de pacientes (aproximadamente uno por ciento) se sentía “fuera de sí mismos” hasta un día después de recibir una inyección y, en dos casos, esta reacción duró una y dos semanas, respectivamente. No está claro si estas reacciones eran debidas a los preservantes en algunas de las preparaciones inyectables (por ejemplo, alcohol bencílico, el metilparabenos, y otros) o a los nutrientes en si mismos. En la mayoría de los casos (incluyendo unos cuantos pacientes con asma) se usaron productos que contenían preservantes debido a que el uso de envases multidosis reducían el costo del tratamiento para el paciente. Sin embargo, para algunos individuos con sensibilidades químicas conocidas u otros problemas significativos alergia-relacionados, se usaron las preparaciones libres de preservantes.
Aunque el Myers es sumamente hipertónico, raramente parece causar problemas relacionados a su hipertonicidad. Dos o tres pacientes desarrollaron flebitis en el lugar mismo de la inyección; para esos pacientes, los tratamientos posteriores fueron diluidos con agua estéril a un total de 60 mL. Algunos pacientes experimentaron una sensación ardiente en el sitio de la inyección durante la infusión; esto se corrigió a menudo re-posicionando la aguja o diluyendo los nutrientes aun más.
Cuando se administra con cautela y respeto, el Myers generalmente se ha tolerado bien, y ninguna reacción adversa seria se ha encontrado con aproximadamente 15,000 tratamientos.

CONSIDERACIONES DE COSTO
En 1995 el último año de práctica privada para el autor, el costo de los materiales para el Myers era de aproximadamente $5.00. El uso de nutrientes, libres de preservantes, por lo menos doblaba el costo de los materiales. El tiempo de supervisión y los factores administrativos representaban la mayor parte del costo de la terapia IV con nutrientes. En 1995, la tarifa del autor para un Myers era de $38.00. Otros doctores han cobrado tan poco como $15.00 o tanto como $100.00 o más. Desde 1995, el costo de la mayoría de las preparaciones inyectables ha aumentado entre el 50-100 por ciento.
Las compañías de seguros generalmente no pagan por este tratamiento. Sin embargo, en unos casos, mostrándoles que la terapia de nutrientes IV había reducido grandemente el costo global de la salud del paciente les persuadía a pagar.

CONCLUSION
El autor y cientos de otros médicos han encontrado que el Myers es un tratamiento seguro y efectivo para una amplia gama de condiciones clínicas. En muchas instancias este tratamiento es más efectivo y mejor tolerado que las terapias médicas convencionales. Aunque la mayor parte de la evidencia es anécdotal, algunas investigaciones publicadas han demostrado la eficacia del Myers o algunos de sus componentes. El uso amplio y apropiado de este tratamiento muy probablemente reduciría el costo global del cuidado de la salud, mientras que mejoraría grandemente la salud de muchos individuos. Se necesita urgentemente investigación adicional de este tratamiento y determinar la dosis óptima de los varios nutrientes. Aunque pruebas doble-ciego serían difíciles de realizar debido a las obvias sensaciones inducidas por las infusiones IV de nutrientes, pruebas que comparan el Myers con terapias establecidas serían informativas. Los médicos que utilicen este tratamiento son alentados a reportar sus hallazgos.

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Alan R. Gaby, MD —
Ex-presidente del American Holistic Medical Association;
autor de Preventing and Reversing Osteoporosis, y co-autor de The Patient’s Book of Natural Healing.
Direccion para correspondencia: 301 Dorwood Drive, Carlisle, PA 11013.
Alternative Medicine Review • Volume 7, Number 5 * 2002 Page 389
Copyright©2002 Thome Research, Inc. Al! Rights Reserved.
No Reprint without Written Permission

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