El Equilibrio entre alcalinos y ácidos


Tomado de la web
El pH de nuestras células es 7,4, es decir, ligeramente alcalino. Si un ser humano ingiere muchos alimentos ácidos, el exceso de iones ácidos debe neutralizarse con sustancias tampón, con el fin de mantener el pH en 7,4, lo cual es una necesidad vital. El restablecimiento del equilibrio ácido-básico consume energía y puede ocasionar fatiga y debilidad.
Para resolver este problema, los discípulos del método Kousmine verifican el pH de la orina y administran sustancias tampón, bicarbo­natos y, principalmente, citratos (Lablanchy y Paillard, 1989).
Consideremos ahora el carácter acido o básico de diferentes ali­mentos. Se clasifican como acidificantes: carnes, pescados, huevos, azúcar refinado, alcohol, te, café, chocolate, leguminosas, aceites refi­nados, frutos oleaginosos (salvo las almendras), cereales y productos lácteos. Se clasifican como alcalinizantes: verduras, legumbres secas, crudites (la mayoría), frutas maduras, leche y almendras. En el régimen de tipo ancestral, los alimentos acidificantes son escasos: los cereales y los productos lácteos se suprimen, y las carnes, pescados o huevos se toman solamente una vez al día. Al contrario, casi todos los alimentos alcalinizantes están muy representados. Esta manera de alimentarse fa­vorece el mantenimiento del pH. Nada impide, en caso de pH urinario acido, incorporar bicarbonatos o citratos.

EL TERRENO ACIDO

1. Definición. Presentación

a) Un pH sanguíneo optimo próximo a 7,4
El valor óptimo del pH sanguíneo es de 7,42, es decir, ligeramente básico. Sus variaciones únicamente son compatibles con la salud cuando están entre 7,36 y 7,42. Por debajo de 7,36 se produce acidosis y, por encima de 7,42, una alcalosis. El pH tiene un papel muy importante, ya que de el dependen la estructura molecular de las proteínas, así como numerosas actividades enzimáticas.

b) Neutralización de los ácidos

Sistemas tampón elaborados
El mantenimiento del pH sanguíneo, entre un corto intervalo de valo­res, se basa en el principio, actualmente bien conocido, de la homeos­tasis.
Para alcanzarlo, el organismo pone en juego dos sistemas tampón muy eficientes frente a los elementos perturbadores, entre los cuales la alimentación es uno de los principales.
Los sistemas tampón se clasifican en dos grandes familias (Garric, 1995):

—           Los tampones plasmáticos:

  • El tampón fosfato bimetálico/fosfato monometálico (es decir, mas explícitamente, la capacidad tampón del hueso ligada a la hidroxiapatita).
  • El tampón acido carbónico/bicarbonato Ilamado «reserva alcali­na>>.
  • El tampón de los ácidos orgánicos débiles.
  • El tampón proteínas/proteinatos.


—           Los tampones globulares:

  • El tampón hemoglobina/hemoglobinato.
  • El tampón oxihemoglobina/oxihemoglobinato.


La acción de los sistemas tampón se basa siempre en un mismo principio

Acido fuerte + tampón à Sal neutra + Acido débil
La eliminación pulmonar y renal
Independientemente de la intervención de estos sistemas tampón, el or­ganismo debe librarse también de todos los ácidos procedentes de su metabolismo y de la acción de los tampones.
Los pulmones y los riñones están encargados de esta evacuación:

—         Los pulmones: aseguran más del 90% de la desacidificación del organismo. Expulsan todos los ácidos «volátiles» procedentes princi­palmente de la degradación de las proteínas vegetales, en especial, ácidos orgánicos débiles tales como el acido cítrico, oxálico, pirúvico, etc… que son transformados en acido carbónico y luego en gas carbónico, que será expulsado al medio exterior por la respiración.
—         Los riñones: expulsan los otros ácidos <<no volátiles» proceden­tes principalmente de la degradación de las proteínas animales; la mayoría son ácidos minerales fuertes, como los ácidos fosfórico, sulfúrico o úrico.

Además, la diferencia entre estas dos vías de eliminación estriba en que la pulmonar es rápida y adaptable (por un aumento de la amplitud respiratoria), mientras que la renal es lenta y poco adaptable.
La eliminación cutánea es limitada (sudor odorífero acido); puede acompañarse de una dermatosis pruriginosa.

2. Circunstancias de aparición de una acidosis tisular
• La causa esencial de la acidosis es alimentaria. Es el resultado de un exceso de alimentos acidificantes y pobres en minerales y de una falta de alimentos alcalinizantes. Estas dos categorías de alimentos se han descrito en el capitulo 5.

Por otra parte, existe una tercera categoría de alimentos, los productos ácidos ricos en minerales y en ácidos: cítrico en el caso del limón, málico en el de la manzana y la sidra, etc., que tienen un efecto alcalinizante en las personas con una buena actividad enzimática. Los ácidos serán metabolizados en acido carbónico, que se eliminara por los pul­mones, y los minerales aportados con función básica (potasio, calcio, magnesio, etc.) tendrán un efecto alcalinizante (Vasey, 1991).
En cambio, las personas con una debilidad metabólica y enzimáti­ca (circulo vicioso de los oligoelementos) que puede expresarse por pu­silanimidad, nerviosismo, fatiga frecuente, fisonomía longilinea, poseen una escasa capacidad de combustión de los ácidos, que se almacenaran y contribuirán a la acidificación del organismo.
Las correcciones alimentarias no tienen como objetivo suprimir todos los alimentos acidificantes (lo cual provocaría una carencia protei­ca nefasta), lino velar por un equilibrio entre productos alcalinizantes y acidificantes, suprimiendo, como se preconiza en el régimen original, bebidas gaseosas, golosinas, productos refinados, y procurando consu­mir una cantidad importante de verduras de calidad.

  • El estrés, el agotamiento por cansancio excesivo, la falta de sueño, los trastornos colíticos y las patologías crónicas contribuyen igual­mente a la acidificación. Por esa razón suelen cohabitar los procesos neurodistónicos, colíticos y ácidos.
  • Las carencias en vitaminas y en oligoelementos, y el sedentarismo (baja oxigenación), ocasionan una disminución del metabolismo y de la combustión de los ácidos causantes de una acidificación del organismo por acumulación de derivados intermediarios frecuentemente ácidos.


En cambio, la actividad física favorece la eliminación pulmonar de los ácidos volátiles y estimula el conjunto de los emuntorios…, pero una actividad deportiva muy intensa tiene una acción acidificante (producción de acido láctico).

  • Los fenómenos digestivos (fermentación y putrefacción) ocasio­nan la formación de numerosos subproductos, muchos de ellos ácidos. Estos últimos, reabsorbidos y reintroducidos en la circulación sanguínea, hacen que baje el pH.
  • Una eliminación renal insuficiente favorecerá la acumulación de los productos ácidos.


Las causas de la acidificación se agrupan en este esquema

3. Consecuencias de la acidosis tisular

a) Agotamiento de las reservas básicas naturales
Cuando el pH sanguíneo tiende a bajar, el fosfato de calcio del tejido óseo tiende a solubilizarse para pasar a la circulación sanguínea, don-de puede captar los Iones H* en exceso. Durante la acidosis crónica, se puede producir un agotamiento de esta reserva ósea y una gran desmineralización. Los trastornos de descalcificación que se dan durante la menopausia están relacionados con este proceso.
El saqueo del tejido óseo ocasiona su fragilización, que se traduce en caries, dolores óseos, articulares y osteoporosis, y afecta a los fane­ras (cabellos, unas). Por otra parte, los seis sistemas tampón actual­mente identificados intervienen según una jerarquía establecida en función de su propio pH y, por lo tanto, del grado de acidosis del orga­nismo, pero no son solicitados sistemáticamente al mismo tiempo para hacer frente a un estado de acidosis.

b) Ensuciamiento de los tejidos y disfunción de las células
Cuando el organismo tiende a producir un exceso de ácidos, este es desviado hacia el tejido mesenquimatoso para ser eliminado. En ge­neral, esta fase de «almacenamiento>> se produce durante el día. Por la noche, el mesénquima libera las moléculas acidas para que pue­dan ser eliminadas, lo que explica la gran acidez de las orinas noc­turnas.
Hay que destacar que la sustancia coloidal, compuesto importante de la mesénquima, no tiene las mismas características físico-químicas según su pH: en un medio acido, tiende a convertirse en gel, mientras que, en estado normal, es sol. Esta situación corresponde todavía a un estado inestable de equilibrio físico-químico. Es la forma sol (básica) la que corresponde a su estado ideal y permite su funcionamiento optimo (Belson, 1991).
Un exceso de ácidos en el tejido mesenquimatoso ocasiona una disfunción y, por consiguiente, alteraciones en los órganos bañados por esta sustancia:

—           Anoxia y sufrimiento celular.
—           Autointoxicación celular.
—           Malos intercambios tróficos.
—           Envejecimiento exagerado de los tejidos.
—           Irritación de los tejidos por el acido.

Las consecuencias patológicas de estos fenómenos son dolores muscu­lares y tendinosos, calambres musculares, gingivitis, irritación de la piel y de los ojos, y ensuciamiento de los emuntorios con cálculos bilia­res o renales. Además, la acidosis acelera la proliferación de las células cancerosas.

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  2. Como identificar una acidosis

Existe un método simple para controlar su estado de acidez/alcalinidad y para vigilar su evolución. Basta con hacer un test de orina tres veces al día (segunda orina de la mañana, antes de las comidas del mediodía y de la noche) con una tira de papel pH. La primera orina de la mañana es siempre muy acida, ya que refleja el trabajo de depuración noc­turno. Normalmente, la orina es mas bien neutra básica, con un pH que se sitúa entre 7 y 7,5.

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  2. Enfoque bionutricional

Frente a una acidosis, el primer paso consistirá en adoptar una alimentación adaptada de tipo original, lo que permitirá disminuir los alimentos ácidos, aumentar la alimentación básica y tomar una comi­da ligera por la noche. Las personas con debilidad metabólica procu­raran disminuir los alimentos ácidos.
Una buena oxigenación (actividad física o deportiva regular) es igual­mente recomendable, ya que favorece la eliminación pulmonar de los ácidos volátiles y, de manera más general, estimula todos los emuntorios.
Sin embargo, estas <<correcciones>> por si solas no siempre son sufi­cientes. Son necesarias curas regulares de micronutrientes y oligoele­mentos específicos. Estos complementos deben ser ricos en sales mine­rales básicas, las cuales estarán ligadas a un acido débil (carbonatos o citratos de calcio, magnesio, potasio, etc.) procedentes de productos naturales. Además, deben contener vitaminas del grupo B necesarias para la mayoría de procesos metabólicos concernidos, en particular B3, B5 y B6.
Por otra parte, se podrá completar su acción consumiendo agua con gas (tipo Vichy) rica en carbonatos, pero sin abusar, pues también aporta sodio (no mas de 10-15 días al mes).